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LECCIÓN 3 Vestidos de inocencia.

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Presentación del tema: "LECCIÓN 3 Vestidos de inocencia."— Transcripción de la presentación:

1 LECCIÓN 3 Vestidos de inocencia

2 PARA MEMORIZAR: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27). LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Timoteo 3:16, 17; Lucas 21:36; Génesis 2:15-17; 2:20-25; 3:6-11, 21.

3 COMO HEMOS ESTUDIADO, LA CAÍDA DE LUCIFER no se limitó al cielo
COMO HEMOS ESTUDIADO, LA CAÍDA DE LUCIFER no se limitó al cielo. Trajo sus engaños y sus tretas también a la tierra. Lo que también asombra es con cuánto éxito ha pervertido las verdades más obvias de la Palabra de Dios y ha hecho creer a millones lo opuesto a esas verdades.

4 Por ejemplo, el Génesis es muy claro: los seres humanos comenzaron en la cima de la “cadena de la alimentación” de la tierra. Fueron creados, desde el principio, a la “imagen de Dios”. Esta imagen no es algo que evolucionó durante miles de millones de años por procesos naturales. El evolucionismo enseña lo opuesto: que los humanos comenzaron a un nivel bajo (como microbios) y, finalmente, por medio del proceso brutal de la violencia y la muerte, treparon con las uñas hasta subir al tope de la cadena de la alimentación. Las Escrituras, en contraste, enseñan que los seres humanos comenzaron en la cima, siendo imagen de Dios, y por causa del pecado viven una caída constante.

5 Esta semana, con algunas imágenes de vestiduras que aparecen en el Génesis, consideraremos cómo comenzó ese descenso y cuál es la única solución para ello.

6 1. LOS PRIMEROS DÍAS Repasa los dos primeros capítulos del Génesis. Imagínate cómo debió de haber parecido esta tierra, recién salida de las manos del Creador, sin manchas de pecado. ¿De qué manera nuestro mundo de hoy difiere de aquel?

7 Adán y Eva fueron puestos en un ambiente que sobrepasa nuestra imaginación más atrevida: un hermosísimo hogar, en un precioso jardín, con animales y otras criaturas como amigos leales. Se gozaban en las escenas espectaculares, las flores fragantes, las aves y los animales, y con el amor de Dios y del uno por el otro. No querían ni necesitaban ninguna otra cosa, y cuidaban del jardín como Dios les había indicado. Adán y Eva seguramente esperaban las visitas de su Dueño mientras paseaban juntos por el jardín, y activamente se comunicaban con él. Sabían que él los amaba y, a su vez, el amor de ellos por Dios aumentaba cada día.

8 CONOCIENDO POR EXPERIENCIA A JESUS LEYENDO LA BIBLIA LEYENDO EL LIBRO DE LA NATURALEZA ORANDOLE A DIOS La conexión de Adán y de Eva con su Hacedor se desarrollaba y crecía con esos esperados contactos diarios, en un mundo que no conocía el pecado ni la decadencia y la devastación que el pecado trajo consigo. ¿Cómo podríamos tener una relación similar con nuestro Creador, ahora, en un mundo corrompido por largo tiempo por el pecado? Ver 2 Timoteo 3:16,17; Lucas 21:36; Mateo 6:25-34; Juan 17:3.

9 Adán y Eva tenían comunión cara a cara con Dios, un privilegio que no tenemos ahora. Sin embargo, tenemos el privilegio de vivir en constante conexión con el mismo Dios de Adán y de Eva. Claro, el pecado estorba el camino, pero, por medio de Jesús, quien conectó el Cielo con la tierra con lazos que nunca se quebrarán, se ha preparado un camino para que vivamos tan cercana e íntimamente con nuestro Creador como es posible hacerlo ahora.

10 2. DESNUDOS, PERO NO AVERGONZADOS
Es muy difícil, para nosotros, imaginarnos plenamente la condición moral de Adán y de Eva en el Edén, ya que nuestro concepto del mundo, de la realidad, de todo, está filtrado, teñido y distorsionado por el pecado. Ellos no conocían el dolor, ni el sufrimiento, ni el engaño, ni la traición, ni la muerte, ni la pérdida, ni la vergüenza, especialmente la vergüenza sexual (que tal vez sea la más generalizada en un mundo tan compenetrado hoy con las consecuencias del pecado).

11 Lee Génesis 2:20 al 25. ¿Qué clase de relación de estrecha intimidad entre Adán y Eva se revela en es-tos textos? Como “una carne” (ver Gén. 2:24), Adán y Eva eran íntimos, entonces, no solo con Dios sino también el uno con el otro. El texto es muy claro, sin ambigüedades: estaban desnudos y no se avergonzaban (vers. 25). ¡Eso es pureza e inocencia!

12 “La inmaculada pareja no llevaba vestiduras artificiales.
Estaban rodeados de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los ángeles. Mientras vivieron obedeciendo a Dios, este atavío de luz continuó revistiéndolos” (Patriarcas y profetas, p.26). No se nos dice exactamente cómo se veía esta luz, cómo actuaba, cuál era su propósito. Solo que, aun con ella, se consideraban “desnudos”. El hecho de que no se avergonzaran debió haber significado que esa cubierta de luz no ocultaba completamente su desnudez, pero en ese ambiente sin pecado no importaba, porque no existía la vergüenza.

13 En un sentido, el énfasis en la desnudez parece revelar la clase de cercanía física que gozaba la pareja sin pecado. Había una franqueza, una transparencia, una inocencia acerca de ellos y de todo lo que ellos hacían que permitía este estado de cosas. Vivían en completa honestidad, sinceridad y libertad el uno ante el otro, y ambos ante Dios. Era, después de todo, como Dios lo había ordenado. ¡Cuán bueno debió haber sido!

14 3. LA PRUEBA La lección de la semana pasada hablaba de una verdad vital: la libertad que Dios permite a todos los seres morales. Otra vez, sin esa libertad, podrían hacer obras “morales”, del mismo modo que la alarma de una casa que protege del crimen a la gente a veces hace algo “moral”; no obstante, ¿quién llamaría a la alarma misma algo “moral”? Del mismo modo, los seres que no pueden elegir nada, sino hacer lo recto, no son “morales” tampoco. Solo los seres libres pueden ser morales.

15 A Adán y a Eva, Dios les dio una prueba sencilla, para ver si –en su libertad– lo obedecerían. En un sentido, era un tiempo de prueba para estas criaturas libres. La libertad significa precisamente eso, libertad, y ellos tenían que demostrar que harían lo recto con la libertad que se les había dado.

16 Lee Génesis 2:15 al 17, la prueba que fue dada a Adán (y oportu-namente, también a Eva). Piensa en el ambiente en el que se rea-lizó esta prueba. ¿Por qué ese ambiente hacía que su transgre-sión fuera más extraordinaria? Lee Génesis 3:1 al 4. Considera cuidadosamente lo que Satanás le dijo a Eva. ¿Qué verdad desafortunada mezcló con todas sus mentiras?

17 Es interesante notar que el árbol
era “del bien y del mal”. Dios, obviamente, no quería quitar de Adán y Eva lo bueno. De hecho, todo el mundo que Dios había creado, incluyéndolos a ellos, era bueno y, más aún, “bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Dios quería evitarles el conocimiento del mal. Esto no es difícil de comprender, ¿verdad? Aun en nuestro mundo caído, ¿qué padre no quiere proteger a sus hijos del conocimiento del mal? Cuánto más, entonces, Dios quiso proteger a Adán y a Eva del mal, del conocimiento de aquello que les haría perder sus vestiduras de luz, y conocer la vergüenza, el sufrimiento y la muerte.

18 4. NUEVAS VESTIDURAS ¿Que clase de vestiduras nos quiere dar el Señor?
ELVIS PRESLEY WALTER MERCADO LIBERACE ¿Que clase de vestiduras nos quiere dar el Señor?

19 Como todos sabemos demasiado bien, Adán y Eva fracasaron en la prueba, aun una prueba sencilla como esa. Llamar trágicos a los resultados es, por supuesto, exageradamente modesto en la historia humana. Trágico difícilmente transmite los horribles resultados de la desobediencia de nuestros padres.

20 Lee Génesis 3:6 al 11. ¿Qué fue lo primero que les ocurrió a Adán y a Eva después de que cayeron (que era exactamente lo que Satanás, en el versículo 5, había dicho que sucedería), y qué significa eso? ¿Cuáles fueron los resultados de sus transgresiones?

21 Se abrieron sus ojos, así como Satanás dijo que sucedería, solo que ahora veían el mundo y la realidad en forma diferente de lo que los habían visto antes. En todos estos versículos, el tema de la desnudez reaparece. Es el hilo conductor de la sección. Su caída de la inocencia, su transgresión, y su nueva relación con Dios y del uno para con el otro, todo se expresó en el tema de que sabían que estaban desnudos. Nota, también, la pregunta que les hizo Dios: “¿Quién te enseñó que estabas desnudo?” (vers. 11). Implicaba que, en su inocencia, nunca se dieron cuenta de su desnudez; que solo les parecía la forma natural de ser, de modo que ni pensaron en ello. Sin embargo, ahora, no solo pensaron en ello, sino también quedaron dominados por la vergüenza que eso les trajo.

22 ¿Cuál es el significado de la respuesta de Adán y de
Imagínate a Adán y a Eva escon-diéndose detrás de unos arbus-tos, mirándose con la boca abierta e intentando cubrirse ante el Señor. Examinando las posibilidades que tenían para cubrirse, debieron de haber decidido que las hojas de higue-ra eran las mejores. De este mo-do, aquí tenemos la primera lección de salvación por las obras, según la cual los seres humanos intentan resolver el problema del pecado con sus propias obras y actos. Tan paté-ticos como fueron sus intentos son los nuestros hoy en día. ¿Cuál es el significado de la respuesta de Adán y de Eva a su desnudez?

23 5. PIELES DE ANIMALES “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3:21). Ya vimos la respuesta de Adán y de Eva a su pecado; hoy veremos la de Dios. En un sentido, aquí está el evangelio prefigurado.

24 Primero, la cubierta de hojas de
higuera de Adán y Eva no era ade- cuada. Si lo hubiera sido, no habría sido necesario matar animales ino- centes para vestir a la pareja caída. Del mismo modo, tanto nuestros esfuerzos para guardar bien la ley de Dios como para ser salvos son inadecuados. Si trabajar para nues- tra salvación fuera adecuado, en- tonces Cristo no hubiera tenido que morir. Así como las hojas de higuera hubieran sido más baratas y menos traumáticas que la muerte de animales inocentes, también nuestras obras habrían sido más baratas que la muerte de Jesús. Nuestras obras, o las hojas de higuera, no son suficientes; por eso animales inocentes tuvieron que morir; por eso Jesús tuvo que morir por nosotros. No podía ser de otra manera. (Gálatas 3:21; Romanos 3:21-28.)

25 Segundo, ¿cuál es la diferencia entre hojas de higuera y pieles de animales? ¿Qué tienen los animales que no tienen las hojas? Por supuesto, la sangre. Eso nos dice cómo aparece el evangelio en Génesis 3:21 (ver Levítico 17:11; Apocalipsis 12:11; 1 Pedro 1:18, 19; Hebreos 9:22).

26 Tercero, tal vez la parte más notable del texto sea la última, en la que se dice que “los vistió” (Génesis 3:21). El hebreo es claro: Dios puso las pieles de animales sobre Adán y Eva. Fue un acto de Dios lo que cubrió la vergüenza de su desnudez. La consecuencia inmediata de su pecado fue la desnudez; pero Dios mismo resuelve el problema vistiéndolos, con una ropa hecha de animales inocentes que fueron degollados. El texto dice solamente que los cubrió con “pieles”; no nos dice de qué clase. Tal vez no es muy difícil de adivinar, ¿verdad? (Ver Génesis 22:8; Juan 1:36; 3:16.)

27 Así, desde el mismo principio, Dios reveló el plan de la salvación
Así, desde el mismo principio, Dios reveló el plan de la salvación. Nunca deberíamos olvidar que, por horrible que haya sido el pecado de Adán y de Eva, la gracia de Dios para salvarlos de él fue mayor.

28 “La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén. [...] El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia. [...] Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia, sobre cada alma arrepentida y creyente. [...] Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter” (¡Maranata, el Señor viene!, p.76).

29 (Review & Herald, 15 de noviembre de 1898).
“El Señor Jesucristo ha preparado una vestidura, el manto de su propia justicia, que él pondrá sobre toda alma arrepentida y creyente que por fe quiera recibirla. [...] Entonces, cuando el Señor mire al pecador creyente, él verá, no la vestidura de hojas de higuera sobre él, sino su propio manto de justicia” (Review & Herald, 15 de noviembre de 1898).

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