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Radical de la UCRP pertenecía a una generación de antiguos militantes radicales que se había fogueado en las luchas contra los conservadores en la década.

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2 Radical de la UCRP pertenecía a una generación de antiguos militantes radicales que se había fogueado en las luchas contra los conservadores en la década del 30 y contra el peronismo. Elegido gracias a la proscripción del peronismo también prometió que les devolvería la legalidad y cumplió su promesa: el partido Justicialista fue legalmente reconocido en 1965 y gozó de una libertad hasta entonces desconocida. Conforme sus promesas preelectorales anuló los contratos petroleros firmados por Frondizi con empresas extranjeras. Su acción se basaba en la defensa de la soberanía nacional - fundamentos ideológicos- y cumplir lo prometido en la campaña electoral –fundamentos partidarios-. La medida implicó el pago de importantes indemnizaciones, interrumpió el crecimiento de la industria del petróleo y le ganó al gobierno la temprana antipatía del mundo empresarial y de los inversores extranjeros. La UIA criticó el intervencionismo estatal, empeñado en poner límites al aumento de los productos de la canasta familiar. También envió al parlamento un proyecto de ley que congelaba el precio de los medicamentos a los cuales describía como bienes sociales.

3 Actuó con prudencia, mantuvo a Onganía como comandante en Jefe del Ejército. Y los jefes de la fracción azul decidieron retirarse a los cuarteles y acatar la autoridad constitucional. El repliegue tenía por objeto permitir a las FF.AA restablecer las pautas de autoridad y garantizar una mayor profesionalidad a las mismas. En agosto de 1964, en un discurso que pronunció en West Point, Onganía dio a conocer un proyecto cuya finalidad era situar a los militares por encima de la política. Dijo que las FF.AA eran el brazo armado de la constitución y no podían subsistir sin la voluntad popular. También señaló que sus funciones eran garantizar la soberanía y la integridad territorial de la nación, preservar la moral y los valores espirituales de la civilización occidental y cristiana y garantizar el orden público. En esta visión sobre el papel de las fuerzas armadas su lealtad a los poderes públicos seguía siendo muy condicional. En la nueva doctrina, la prevención y la eliminación de la subversión interna ocupaban un lugar central. Su esquema destinado a situar a las fuerzas armadas por encima de la política concluía eliminando a la política misma.

4 El PRDP se mantuvo fiel a sus tradiciones y convicciones económicas. Mientras la actitud del radicalismo del Pueblo hacia el peronismo representaba una innovación en la política argentina, el programa económico se mantuvo fiel a la tradición: nacionalismo, distribución del ingreso y el intervencionismo estatal fueron las claves del programa. Consideró que el primer objetivo era reactivar la producción. La estrategia elegida fue estimular el consumo por medio de políticas expansionistas. Basadas en el estímulo al consumo privado. Se incrementó el crédito bancario al sector privado, lo cual permitió la financiación de la venta de bienes de consumo duraderos. El tesoro procedió a disminuir el monto de deuda con los empleados públicos y con los proveedores del Estado y poner al día las transferencias federales a la provincias; también fueron aumentados los salarios y una ley aprobó el salario mínimo vital y móvil. El PBI creció en un 8% aunque el crecimiento importante de la economía solo recuperó los valores anteriores a la recesión. La expansión hizo temer problemas en la Balanza de Pagos, por el aumento de las importaciones y por la deuda externa contraída en época de Frondizi. Pero las exportaciones salvaron la situación. El crecimiento de las exportaciones por el continuo aumento de los precios y por el aumento del volumen de las mismas ( más del 50%) despejaron los temores de la balanza de pagos.

5 El gobierno de Arturo Illia tuvo una política de ordenamiento del sector público, de disminución de la deuda pública y de impulso a la industrialización. Se creó la Sindicatura de Empresas del Estado, para un control más eficaz de las empresas públicas. La evolución del Producto Bruto Interno durante ese período fue del -2,4% para el año 1963, del 10,3% para el año 1964 y del 9,1% para el año 1965. La evolución del Producto Bruto Industrial fue del -4,1% para el año 1963, del 18,9% para el año 1964 y del 13,8% para el año 1965. La deuda externa disminuyó de 3.400 millones de dólares a 2.600 millones. El salario real horario creció entre diciembre de 1963 y diciembre de 1964 un 9,6%. La desocupación pasó de 8,8% en 1963 a 5,2% en 1966.

6 En enero de 1963 se reconstituyó formalmente la CGT. Las 62 organizaciones peronistas tenían clara mayoría frente a los sindicatos no peronistas. Controlaban todos los sindicatos industriales. Los 32 gremios democráticos, de fuerte militancia antiperonista, prácticamente habían desaparecido. La influencia comunista se redujo a unos pocos sindicatos pequeños. El secretario general elegido con la bendición de Vandor, fue JOSE ALONSO. Con la recuperada CGT, la conducción sindical se propuso lanzar una campaña para lograr soluciones a las penurias de sus afiliados, durante el gobierno de Guido. Durante el gobierno de Illia : la CGT llevó adelante la segunda fase de su plan de lucha en mayo y junio de 1964. Consistió en una escalada de ocupaciones de fabricas encabezadas por la UOM. Fueron un muestra de organización y disciplina. En marzo del 1966 Illia modificó la ley de Asociaciones Profesionales. La disposición representaba un ataque en toda la línea contra las facultades de la dirigencia sindical, ya que imponía reglas en beneficio de la democracia interna, debilitaba la capacidad de financiera de las centrales gremiales y restringía el uso de los fondos para lo que llamaba propósitos políticos. Los gremios replicaron del mismo modo. Negociaron con figuras militares en las ultimas etapas del gobierno de Illia.

7 Los sindicatos cumplían una función más específicamente política que se deducía de su papel como principal fuerza organizadora del movimiento peronista. Esto implicaba su participación en lo que se ha llamado el DOBLE JUEGO, consistente en representar a sus afiliados en las demandas económicas y al peronismo en sus conflictos y maniobras con las fuerzas políticas. Este doble juego fue visible en las elecciones de 1962. Y generaba tensión y conflicto dentro del movimiento justicialista y en la relación con Perón. Vandor intentaba afirmar su dominación dentro del movimiento justicialista y su intento de canalizarla en una expresión política aceptable para las otras fuerzas actuantes en el sistema político argentino, y en las relaciones con Perón. Perón pretendía contrarrestar este desafío a su propia posición como autoridad ultima y exclusiva del movimiento. Intentó crear instituciones políticas peronistas que le respondieran directamente y limitaran el poder gremial.

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9 El 28 de junio de 1966 a la madrugada Illia se encontraba en la Casa de Gobierno, acompañado por los ministros, colaboradores, algunos senadores y diputados nacionales radicales. A las 5.10 horas, de ese día martes penetraron el general Julio Alsogaray, el Jefe de la Casa Militar brigadier Rodolfo Pío Otero, el coronel Luis Perlinger y un grupo de oficiales. El diálogo reconstruido fue publicado por la revista "Somos" el 21 de enero de 1983: Alsogaray: -Vengo a cumplir órdenes del comandante en jefe... Illia: -El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas soy yo. (Señalando un libro que está a un costado de su mesa). Mi autoridad emana de esa Constitución que nosotros hemos cumplido y que usted también ha jurado cumplir. A lo sumo, Usted es un general sublevado que engaña a sus soldados. Alsogaray: -En representación de las Fuerzas Armadas vengo a pedirle que abandone este despacho. La escolta de granaderos lo acompañará. Illia: -Usted no representa a las Fuerzas Armadas, sino tan sólo a un grupo de insurrectos. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos... Alsogaray: -Señor Presid... (rectificándose) doctor Illia... Varias voces: -¡Señor Presidente! Alsogaray: con el fin de evitar actos de violencia, lo invito nuevamente a que abandone esta casa. Illia: -Son Ustedes quienes están provocando la violencia. Ustedes no tienen nada que ver con el Ejército de San Martín y de Belgrano. Le han causado mucho mal a la patria y lo seguirán causando. El país los condenará por esta usurpación...

10 Alsogaray: -Usted está llevando las cosas a un terreno que no le corresponde, doctor IIlia; le garantizamos su traslado a la residencia de Olivos. Su integridad física está asegurada. Illia: -Mi bienestar personal no me interesa. Me quedo trabajando en el lugar que me indica la ley y mi deber: Como comandante en jefe, le ordeno que se retire. AIsogaray: -Yo sólo recibo órdenes del comandante en jefe del Ejército. IIlia: -El único jefe supremo de las Fuerzas Armadas soy yo. Ustedes son los insurrectos. i Retírense! Los jefes militares abandonan el despacho presidencial. A las seis, retorna el coronel Perlinger en compañía de oficiales subalternos. Perlinger se acerca por la izquierda hasta la mesa de llIia y le dice en tono firme: Perlinger: -Doctor Illia, en nombre de las Fuerzas Armadas, vengo a decirle que ha sido destituido. Illia: -Ya le he dicho al general Alsogaray que ustedes no representan a las Fuerzas Armadas. Perlinger: -Me rectifico. En nombre de las fuerzas que poseo... Illia: -Traiga esas fuerzas.

11 Perlinger: -No lleguemos a eso... Illia: -Son ustedes los que emplean la fuerza, no yo. Perlinger y sus acompañantes se retiran. A las 7.25 vuelve Perlinger está vez al frente de un grupo de efectivos de la guardia de infantería de la Policía Federal, portando pistolas lanzagases. Perlinger: -Doctor llIia, su integridad física está plenamente asegurada, pero no puedo decir lo mismo a las personas que se encuentran con usted. Ellos serán desalojados por la fuerza. IIlia: -Su conciencia le va a reprochar lo que esté haciendo. (dirigiéndose a la tropa policial). A muchos de Ustedes les dará vergüenza cumplir estas órdenes indignas de quien ni siquiera es su jefe. Acuérdense: cuando cuenten a sus hijos lo que hicieron en este momento, sentirán vergüenza... Perlinger: Dr Illia tendremos que usar la fuerza... Illia: -Es lo único que tienen... Perlinger: (Con tono enérgico, a sus subordinados): -Dos oficiales a custodiar al doctor Illia, los demás avancen y desalojen el salón. La tropa avanzó mientras que los dos oficiales de policía que debían vigilar a Illia no pudieron cumplir su cometido, pues éste fue inmediatamente rodeado por sus colaboradores. Hubo forcejeos, pero en pocos minutos el despacho fue desalojado. Illia y sus colaboradores bajaron por las escaleras hasta la planta baja, seguidos de cerca por el pequeño batallón de lanzagases. Eran las 7.40 Sobre las veredas de la Plaza de Mayo y del Banco Nación, varias docenas de soldados cuerpo a tierra apuntaban hacia la Casa Rosada con sus fusiles. A las 7.45 Illia subía a un taxi, rumbo a la casa de su hermano en Martínez. "

12 "Somos" no reprodujo con fidelidad los diálogos. Otros testimonios nos permiten afirmar algunas expresiones importantes, luego de mencionar que casi todo el equipo balbinista acompañaba a Illia en la circunstancia. Alsogaray se había colocado a la izquierda del Presidente IIlia, quien sin levantar la cabeza, ni mirarlo siquiera, ni inmutarse, continuó con lo que estaba haciendo en ese momento. Eso habría molestado al militar, quien irritado pretendió arrebatarle una fotografía que en ese momento Illia firmaba para uno de sus colaboradores (un empleado de la secretaría privada, o el jefe de la misma, Miguel Angel López, o un ordenanza, según distintas versiones). Illia impidió que el militar le arrebatara la fotografía y, seguidamente, se produjo una parte del diálogo, que la citada revista no tuvo en cuenta:

13 Alsogaray: -Deje eso, permítame... Illia:-cállese... Yo no lo conozco. ¿Quién es usted? Alsogaray: -Soy el general Alsogaray:.. Illia: -Espérese. Estoy atendiendo a un ciudadano, ¿cuál es su nombre amigo? Alsogaray: -Respéteme... Illia: (Al concluir de firmar la fotografía) Este muchacho es más que usted. Es un ciudadano digno y noble. (Parándose y dirigiéndose al general) ¿ Qué es lo que quiere? Alsogaray: -Vengo a cumplir órdenes del comandante en jefe... Luego, sigue en líneas generales el diálogo ya reproducido, pero con una variante: Alsogaray: -En representación de las Fuerzas Armadas le pido que abandone el despacho. Illia: -U sted no representa a las Fuerzas Armadas, sólo representa a un grupo de insurrectos. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos, que como los bandidos aparecen de madrugada para tomar la Casa de Gobierno...

14 Años después, el coronel Luis C. Perlinger envió al doctor Illia la siguiente nota: " A principios de 1966 siendo usted Presidente de la Nación, tuve algunas reuniones en Mar del Plata y en Buenos Aires con generales que ocupaban altos cargos en el EMGE, a los cuales traté de convencer de no romper el orden institucional. Ante la inutilidad de mi prédica y guiado por el desconcepto de que la unidad de la fuerza amenazada por casos aislados de oposición era más importante que el respeto a la Constitución, me plegué al movimiento que estalló el 28 de junio. Circunstancias que no se buscan, pero que se dan con frecuencia en los hombres de acción me asignaron un rol imporlante en su destitución. En una presentación fechada en julio de 1976, que repartí profusamente y de la cual me ocupé de enviarle un ejemplar escribía: 'Hace 10 años el Ejército me ordenó que procediera a desalojar el despacho presidencial. Entonces el doctor Illia serenamente avanzó hacia mí y me repitió varias veces: Sus hijos se lo van a reprochar. ¡Tenía tanta razón! Hace tiempo que yo me lo reprocho porque entonces caí ingenuamente en la trampa de contribuir a desalojar a un movimiento auténticamente nacional. Usted me dio esa madrugada una inolvidable lección de civismo. El público reconocimiento que en 1976 hice de mi error; si bien no pude reparar el daño causado, da a usted, uno de los grandes demócratas de nuestro país, la satisfacción de que su último acto de gobiemo fue transformar en auténtico demócrata a quien lo estaba expulsando por la fuerza de las armas de su cargo constitucional..." (Extraído del libro: "Ricardo Balbín: el radicalismo y la república", de Eduardo Giorlandini, editado por la Cámara de Diputados de la Nación, en 2001. Prólogo de Rafael Pascual.)


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