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Publicada porUlises Benitez Modificado hace 10 años
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Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas y dijo: «La paz con vosotros» Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas y dijo: «La paz con vosotros»
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Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído». (Jn 20, 26-29)
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Cuando éramos niños, los incrédulos estaban, En los libros de historia. En los libros de historia. O en cementerios extraños. O en cementerios extraños. Los que todavía vivían estaban en países lejanos. Los que todavía vivían estaban en países lejanos. Y, si quedaba alguno cerca de nosotros, trataba de ocultar su increencia y hasta llegaba a practicar los ritos de los creyentes.
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Ahora los incrédulos están por todas partes. Son muchos más y hablan más alto. Han ganado publicidad. Tanto que muchos creyentes tratan de imitarlos, ocultando sus creencias.
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Decía Martín Descalzo: « Desde siempre, los incrédulos se han creído más listos más listos más profundos más profundos más serios que los creyentes. más serios que los creyentes. Han juzgado vana su alegría, Han juzgado vana su alegría, ilusa su esperanza…» ilusa su esperanza…» Y como nos gusta parecer un poco listos, sentimos la tentación de copiar el talante de los incrédulos.
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El apóstol Tomás es «casi» el centro del evangelio de hoy. Parece que se negaba a creer que Jesús hubiera resucitado. ¡de incrédulo, nada! Pero, ¡de incrédulo, nada! Lo que le molestaba era que sus compañeros creyeran con tanta facilidad en el resucitado cuando no habían aceptado su muerte. cuando no habían aceptado su muerte.
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Sólo él había invitado a los demás a subir a Jerusalén y morir con él si fuera preciso. Él era el único «serio» del grupo. Los demás, unos ilusos. O unos oportunistas, que es peor.
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Al mostrarse a Tomás, Jesús pronuncia la última de las bienaventuranzas evangélicas: «Dichosos los que crean sin haber visto»
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Ahí están todos los que han llegado a la fe, apoyados en la palabra de los que vieron a Jesús y en él descubrieron la gloria de Dios. Ahí están los que han sufrido la tentación de abandonar el camino del Señor, por no haber visto su presencia en la historia de cada día. Ahí están los creyentes que han mantenido su fidelidad, a pesar del dolor y la tristeza, del cansancio interior y de las burlas exteriores.
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Jesús de Nazaret, no permitas que nos apartemos de ti y, en medio de las dificultades que nos acosan, acepta nuestra voz que te confiesa diciendo: «Señor mío y Dios mío». Amén, Aleluya.
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José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR, Salamanca 2007 Presentación: Antonia Castro Panero Música: Aleluya...Canto Gregoriano...Monjes de Silos
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