Los Trastornos en el Control de los Impulsos .
La característica esencial de estos trastornos es el no resistirse al impulso o tentación de ejecutar una acción que es dañina a la persona o a los demás.
En la generalidad de los casos, la persona siente una tensión o necesidad cada vez mayor antes de realizar el acto y, luego de realizar el mismo, siente placer, alivio o gratificación.
Luego de realizado el acto, puede o no sentir remordimiento, auto-reproche o culpa.
Los principales trastornos del control de los impulsos son cinco: Trastorno Explosivo Intermitente, Cleptomanía, ...
... Piromanía, Juego Patológico y Tricotilomanía.
El trastorno explosivo intermitente está caracterizado por episodios donde la persona falla en resistir impulsos agresivos a otras personas o la propiedad.
El grado de agresividad expresado durante el episodio generalmente está groseramente fuera de proporción con relación a la provocación o evento psicosocial precipitante.
Pueden existir hallazgos no específicos en el electroencefalograma (EEG) o evidencias de anormalidad neurológica en estas personas.
Consecuencias frecuentes en este trastorno son: pérdida del trabajo, suspensión académica, dificultades interpersonales, divorcio, accidentes, hospitalización o cárcel.
La cleptomanía ocurre al no poder resistir el impulso de robar algo aunque no se requiera para el uso personal o sea de escaso valor.
El robo no se realiza para expresar ira o venganza, ni como consecuencia de un delirio o alucinación. Es un robo sin sentido lógico.
En la cleptomanía, muchas veces la persona podría haber pagado el artículo y con frecuencia regala o bota lo robado.
La cleptomanía es mucho más común en las mujeres que en los hombres La cleptomanía es mucho más común en las mujeres que en los hombres. Puede continuar por años a pesar de la persona ser hallada culpable en múltiples ocasiones.
La piromanía consiste en la presencia de múltiples episodios de prender fuego deliberadamente y a propósito, lo cual no se hace con fines monetarios o para esconder una actividad criminal.
Para estas personas existe una fascinación o atracción al fuego y sus contextos situacionales (i.e., parafernalia, usos y consecuencias).
Los individuos con este trastorno con frecuencia “observan” los fuegos en sus barrios, pueden provocar alarmas falsas y sienten placer con todo lo relativo a los bomberos.
Los piromaniacos realizan considerables preparativos antes de prender el fuego. Son indiferentes a las consecuencias a la vida o a la propiedad.
El juego patológico consiste en emitir la conducta maladaptiva de juego de manera persistente y recurrente.
El juego patológico afecta a la persona, la familia y los intereses vocacionales o laborales. La persona vive preocupada con el juego. Su pensamiento está dedicado al juego.
A muchos jugadores patológicos les interesa más la emoción del juego que el dinero envuelto y requieren cada vez apuestas más grandes para lograr esta excitación.
El jugador patológico con frecuencia miente acerca de su actividad de juego y puede recurrir a actos antisociales para lograr los recursos requeridos para mantener el juego.
La tricotilomanía es el acto recurrente de halarse el cabello propio y resulta en una pérdida notoria de pelo. Puede ser de la cabeza o de cualquier región corporal con pelo.
Las circunstancias que producen mucho stress con frecuencia aumentan el halarse el pelo, actividad que puede durar horas. También puede ocurrir con la persona relajada.
Algunas tricotilomaniacos halan el pelo de los demás, de animales, muñecas, vestimentas y alfombras. Pueden llegar a ingerir los pelos, pudiendo peligrar por esto.
Entre los niños, ambos sexos están representados por igual en la tricotilomanía. En adultos, es mucho más común en mujeres que en hombres.
Los niños o adultos afectados por un trastorno en el control de los impulsos requieren ayuda profesional especializada, preferiblemente de un psicólogo clínico experto en psicoterapia conductual.