para la demostración de la existencia de Dios Vías racionales para la demostración de la existencia de Dios

La existencia de Dios puede demostrarse por cinco vías distintas. 1. MOVIMIENTO 2. CAUSALIDAD 3. POSIBILIDAD Y NECESIDAD 4. GRADOS DE PERFECCIÓN 5. ORDEN DE LAS COSAS

ESTRUCTURA de estas vías Las vías se distinguen por su punto de partida, pero todas ellas se estructuran y desarrollan de la misma manera. Constatación de un hecho de experiencia. Este hecho ha sido necesariamente causado. Subordinación esencial de causas. Es preciso llegar a una primera causa. A eso llamamos “Dios”.

1º Vía – La existencia de Dios se deduce del movimiento Por medio de los sentidos, constatamos que en el mundo hay movimiento. Todo lo que se mueve es movido por otro. A su vez, lo que mueve tiene que haber sido movido por otro. No podemos continuar indefinidamente, porque sin un primer motor no existirían motores intermedios, y, por ende, no existiría el movimiento. Es necesario llegar a un primer motor al que nadie mueva. Este primer motor es lo que llamamos “Dios”.

1º Vía – La existencia de Dios se deduce del movimiento se mueve Dios 3 n motor inmóvil movido por 2 movido por n-1 2 n-1 movido por 1 movido por 3

2º Vía – La existencia de Dios se deduce de la causalidad El mundo sensible se ordena causalmente. Ninguna cosa puede ser causa de sí misma, pues tendría que ser anterior a sí misma, lo cual es imposible. En todas las causas eficientes hay un orden. Todo efecto tiene una causa y es, al mismo tiempo, causa de otra cosa. No podemos continuar indefinidamente, porque sin una primera causa no habría causas intermedias. Hay que admitir la existencia de una causa primera. Esta causa primera es lo que llamamos “Dios”.

3º Vía – La existencia de Dios se deduce de lo posible y lo necesario Las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas. Es imposible que lo que existe haya existido siempre, porque si es posible que no exista, significa que en algún momento no existió. Lo que existe, no puede venir a la existencia más que por algo que ya existe. No todas las cosas pueden ser pura posibilidad; es preciso afirmar la existencia de un ser necesario. Este ser necesario es lo que llamamos “Dios”.

4º Vía – La existencia de Dios se deduce de los grados de perfección La bondad, la veracidad, la belleza y otros valores se dan en las cosas, en mayor o menor grado. Tales valores se dan en relación con un máximo absoluto. El máximo se convierte en causa de todo cuanto pertenece a su propio género. El bien absoluto es causa de los bienes particulares, etc. Hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de su belleza, etc. Este máximo absoluto es lo que llamamos “Dios”.

5º Vía – La existencia de Dios se deduce del ordenamiento de las cosas Vemos que las cosas obran de acuerdo con cierta finalidad, buscando lo mejor, aun las que no tienen conocimiento e inteligencia. Las cosas sin conocimiento e inteligencia, no pueden darse a sí mismas una finalidad. Las cosas sin conocimiento tienden a un fin dirigidas por alguien con inteligencia y conocimiento, como la flecha por el arquero. Hay alguien inteligente que dirige todas las cosas a un fin. Ese ser inteligente es el que llamamos “Dios”.

¿Qué podemos decir sobre Dios mediante la razón? EXISTENCIA ¿Existe? ESENCIA ¿Qué y cómo es?

D H Lenguaje Limitaciones humanas Estructuras racionales Conocimiento REVELACIÓN Dios se da a conocer Sagrada Escritura (escrita) Tradición (oral)

“Dios, en su bondad y sabiduría, quiso revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres [...] tienen acceso al Padre y se hacen participantes de la naturaleza divina. En consecuencia, por esta revelación, el Dios invisible por la abundancia de su amor habla a los hombres como amigos y trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía.” Dei Verbum 2

CONCLUSIONES El hombre es capaz de Dios, porque puede conocerlo y también amarlo. Por medio de la razón, solo puede concluir su existencia, pero no puede llegar a ninguna certeza respecto de su esencia. Para conocer a Dios y poder amarlo, es necesario que Él se revele a sí mismo.