Nora Pachon. Ana María Patiño Muñoz.
Rashid Khedim La globalización abrió nuevas oportunidades de desarrollo, de las cuales hoy se benefician selectivamente algunas naciones y, dentro de ellas, exclusivamente ciertos grupos de la sociedad. Entre éstos, por cierto, no se encuentran los trabajadores.
La globalización homogeniza la forma de acumulación de capital a escala mundial. El capitalismo es una red financiera mundial, acumula el flujo del capital global y moviliza las empresas y la fuerza laboral a países del tercer mundo, disminuyendo costos y aumentando el control social.
Un desarrollo como el actual no resulta sostenible desde el punto de vista económico ni social, ya que propicia un contexto de exclusión social, y de aumento de las desigualdades y de la pobreza. Ciertas formas de trabajo suponen una ofensa para la dignidad humana y se contradicen con los principios y derechos fundamentales sobre los que se constituyen las sociedades modernas.
Resultado de la globalización laboral. Precariedad laboral y social. Desigualdad de ingresos. Dominio permanente. EE.UU, UE y Japón necesita encontrar nuevos mercados, repartiéndose a Latinoamérica, a Europa del Este, Norte de África y al Este Asiático. (para incrementar la renta y poder comprar). La mundialización de las relaciones económicas produce deterioro del medio ambiente y un éxodo masivo de población.
La propuesta de la OIT frente a la globalización laboral: Convertirla en una oportunidad para todos, dejando de ser una ventaja sólo para unos pocos. Reivindicar el trabajo digno como factor de integración social y de universalización de derechos y proteger los derechos colectivos de los trabajadores.