LENGUA Y COMUNICACIÓN La lengua como creación exclusiva de la especie humana. La lengua como el medio de comunicación más eficaz.

Es un hecho evidente la necesidad que el hombre tiene y ha tenido de comunicarse con el mundo que lo rodea y ha usado para ello múltiples sistemas de comunicación.

De todos los sistemas empleados por el hombre, el lenguaje es nuestro principal medio de comunicación; es el más perfecto e importante, pero no el único.

Existen otras formas de comunicación como: las señales de humo, los golpes de tambor, las señales de tráfico, pero resultan incompletas y limitadas en comparación con el lenguaje oral, también llamado hablado y articulado.

Sólo las personas utilizamos el lenguaje hablado . Hablar consiste en producir sonidos, dotados de significación, que puedan entender quienes nos oyen.

Esto exige que los hablantes de una misma lengua conozcamos el vocabulario y las reglas para combinarlo de tal modo que, al construir frases, éstas posean sentido.

Por eso decimos que la lengua es un sistema. Es un conjunto de elementos que no están simplemente colocados unos al lado de otros, sino mutua y recíprocamente relacionados de ese modo que esas relaciones tienen tanta importancia como los elementos mismos.

Los animales no hablan, aunque esto no significa que no se comuniquen ciertos mensajes y que sean incapaces de expresar algunos sentimientos mediante gestos, gritos o cantos peculiares.

Así un perro ladra de manera diferente cuando recibe con alegría a su amo que cuando ve a un desconocido. Una abeja que descubre un sitio de flores, vuelve a la colmena y, mediante cierta forma de volar; “comunica” al enjambre dónde están las flores, señalando con precisión la distancia y la dirección para encontrarlas.

Otro caso muy conocido es la agudeza de los delfines y el valor comunicativo que tienen los sonidos que emiten.

Pero todos estos lenguajes tienen muy poco contenido, pues el número de mensajes que con ellos pueden transmitir es bastante reducido. Además, ya sabe volar un pájaro, o nadar un pez; nosotros, en cambio, tenemos que aprender nuestra lengua.

Por último, en el lenguaje humano, el que habla es dueño y creador de su expresión, y puede expresar o modificar una misma idea de diferentes maneras para una mejor comunicación con su interlocutor.