La respuesta de Jesús al Bautista nos interpela también a nosotros, aquí y ahora. La respuesta de Jesús al Bautista nos interpela también a nosotros, aquí y ahora.
Jesús vino a aliviar el sufrimiento, a curar la vida y abrir un horizonte de esperanza a los pobres.
El Papa lo está repitiendo continuamente: “curar heridas”. ¡Es una tarea urgente! “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor, cercanía y proximidad a los corazones...”.
Su apariencia humilde y, sobre todo, su condena a muerte siguen siendo un verdadero escándalo, una piedra de tropiezo. “Dichoso aquel que no se escandalice de mí”.
Jesús termina el mensaje con una bienaventuranza: Esta felicitación es una clave para entender las palabras y acciones de Jesús.