Texto: Carta sobre la tolerancia.

Contexto de la idea y la práctica de la tolerancia La cuestión de la tolerancia se integra en el marco de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Recordemos que los siglos XVI y XVII europeos son los siglos de las guerras de religión (guerras de religión en Francia, guerra civiles en Gran Bretaña). El paso fundamental en la lucha por la tolerancia lo dieron algunas sectas protestantes que entendieron que por razones de mera sobrevivencia institucional era preciso defender la separación de la Iglesia del Estado y promover la libertad de conciencia. La defensa de la libertad de conciencia la encontramos ya en Spinoza (ver texto PAEG) que defiende la libertad de pensamiento y el pacto democrático como condiciones esenciales de la vida política y de un Estado estable y pacífico.

John Locke y su Carta sobre la Tolerancia Locke escribió cuatro epístolas sobre la tolerancia. La más conocida e influyente es la última que se publicó inmediatamente después de la Revolución Inglesa de Significó la condena definitiva en el plano teórico de la intolerancia. Recuérdese que la lucha contra la intolerancia se vincula a la exigencia de la libertad religiosa y de conciencia como derechos políticos, pilares básicos del posterior surgimiento de los Estados liberales democráticos, uno de cuyos elementos esenciales es el reconocimiento de la personalidad individual como origen, fin y límite de la actividad del Estado.

El Estado y sus funciones (I) Locke inicia su Carta sobre la tolerancia afirmando que, a pesar de la intolerancia manifiesta entre las diversas confesiones religiosas, “la tolerancia es la principal característica de la verdadera Iglesia”. En su discurso, Locke aclara su concepción del Estado y las funciones que ha de ejercer el poder político. ¿Qué es/debe ser el Estado? : “El Estado es una sociedad de hombres constituida solamente para procurar, preservar y hacer avanzar sus propios intereses de índole civil” ¿Qué intereses ha de defender el Estado” : “Estimo, además que los intereses civiles son la vida, la libertad, la salud, el descanso del cuerpo y la posesión de cosas externas, tales como dinero, tierras, casas, muebles y otras semejantes”

El Estado y sus funciones (II) Acorde con la definición de Estado que ofrece Locke, las funciones del poder político no deben ser otras que la elaboración y ejecución de leyes que protejan los bienes civiles: la vida, la libertad y la propiedad, como derechos naturales del hombre. En consecuencia, las funciones estatales solamente han de extenderse hasta donde sea menester para salvaguardar los intereses civiles, pero han de abstenerse procurar la salvación de las almas que es asunto absolutamente privado, y, por tanto, personal e intransferible.

La Iglesia y sus funciones ¿Qué es una iglesia?: “Estimo que una Iglesia es una sociedad voluntaria de hombres, unidos por acuerdo mutuo con el objeto de rendir culto públicamente a Dios de la manera que ellos juzgan aceptable a Él y eficaz para la salvación de sus almas”. Una iglesia, por tanto, es una asociación libre y voluntaria gobernada por leyes eclesiásticas cuyo cumplimiento ha de ser promovido por el razonamiento, la advertencia y el consejo. Y, en caso extremo de disidencia, la expulsión. Pero jamás se debe afectar a “la posesión de pertenencias civiles y mundanas”. La tolerancia ha de practicarse no sólo entre personas privadas de diferentes religiones, sino entre las propias iglesias.

Relaciones entre la Iglesia y el Estado Ni el poder político debe inmiscuirse en las creencias religiosas ni en la legislación eclesiástica, ni las confesiones religiosas han de usar los poderes del Estado para beneficio propio y en contra de confesiones distintas. El Estado sólo deberá intervenir legítimamente en las creencias y en la libertad religiosa cuando, como consecuencia de su ejercicio, se produzca un daño en los derechos civiles de otro individuo o suponga un peligro para la existencia misma del Estado. Límites de la tolerancia: Locke considera que es preciso ser intolerantes son aquellas opiniones “que son contrarias a la sociedad humana o a las reglas morales que son necesarias para la preservación de la sociedad civil”. Pone como ejemplo la Iglesia católica y el ateísmo…