Acueducto de Segovia JCA
Construido a finales del siglo I, el Acueducto es una obra maestra de la ingeniería hidráulica romana, realizada mediante grandes sillares de granito sentados sin argamasa de unión. Construido para abastecer de agua a Segovia, el agua discurre por el canal existente en la parte superior y atraviesa la ciudad bajo el pavimento hasta llegar al Alcázar.
Fue declarado monumento nacional en 1984 y Patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1985.
Unico y magnífico, el Acueducto de Segovia es una de las mas soberbias obras que los romanos dejaron repartidas por su vasto imperio. Es símbolo heráldico de la ciudad y su construcción según la leyenda fue atribuida al diablo.
Consta de un total de 166 arcos con una longitud de 958 metros y una altura máxima de 28,10.
Obra extraordinaria en que la utilidad convive con la armonía y la belleza, ha prestado servicio a la ciudad hasta fechas recientes. A través de los siglos apenas a sufrido modificaciones, solo en el ataque contra Segovia en 1072, dirigido por el musulman Al-Mamún de Toledo, sufrieron deterioro 36 arcos; los daños fueron restaurados en el siglo XV por Fray Juan de Escobedo, monje del Parral.
Según la leyenda fue la pereza y no Roma la madre del Acueducto. “Una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de arrastrar en cántaro por las
empinadas calles de la ciudad, acepto un trueque con el diablo; este dispondría del alma de la muchacha si, antes de que cantara el gallo, el agua llegaba hasta la puerta de su casa. Consciente de su culpa, la joven rezo para evitar el presagio. Mientras,
una tormenta se había desatado y el diablo trabajaba a destajo. De pronto el gallo cantó y el maligno lanzo un grito espeluznante; por una sola piedra sin colocar había perdido el alma de la muchacha”.
Desde antiguo existen dos hornacinas que probablemente contenían dioses paganos, que fueron sustituidas por la Virgen y San Sebastián. En la actualidad solo se conserva la de la Virgen.
El Acueducto visto desde el aire