¡Hola chicos! Soy Candy y quiero veros felices. Por eso y para alegraros el día voy a haceros un original y creo que bonito striptease. Para poneros a tono empezaré describiéndoos las prendas que llevo encima: un picardías compuesto de camisón y tanguita a juego, de gasa y blonda y con un sujetador con relleno, unas medias sujetas al muslo de cristal de color marfil y unos zapatos de largo tacón plateados. ¿Os gusta? Yo creo que sí.

En la bonita cama en la que estoy recostada he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida, amada por hombres a los que me entregué de lleno.

Hombres de todas las edades me poseyeron y yo disfruté mucho con ello. Me entregué a ellos como ahora me entrego a vosotros: con ilusión y con amor.

Me entrega fue total, pues me sometí a todo lo que me quisieron hacer, y no me importó ofrecer incluso mi culito si con ello les hacía felices. Verlos felices fue una gran alegría.

Fue tanto el placer que sentía que a veces el tanguita me delató, cuando la braguita se manchó con el flujo que del coño me salía. Fijaos en el tanguita y lo comprenderéis.

Pero, basta de historias de salidas y vayamos a lo que os interesa. Empezaré mi striptease deshaciendo el nudo de esta cinta que me sujeta el camisón. El suje, que este picardías trae para que en todo momento las tetas las tenga firmes para vosotros, lo desabrocharé después. Estoy inquieta. ¿Os gustará mi cuerpo? ¿Sabré ser digna de vosotros y de vuestro amor? ¿Perdonaréis mis errores? Y es que las mujeres muchas veces somos indecisas.

¡Pero qué chiquilla más tonta que soy! Todavía no he empezado a quitarme la ropa y ya me puesto cachonda. El coño me hierve de ganas de tener vuestra polla dentro de él. Una polla erecta, grande, tanto que sé que a duras penas penetrará en mi tesoro, pero que una vez dentro y gracias al ritmo que vosotros sabréis imprimir, me sentiré amada y os corresponderé.

Miradme bien mi culito, sé que os gusta, yo creo que es mono. Un culito que aunque grande, ¡qué culonas que somos las chicas!, está listo para recibir vuestras caricias. Todo él es vuestro, haced con él lo que queráis. Si lo queréis poseer, poseedlo como me podéis poseer a mí y jugar con mi cuerpo, que os entrego con ilusión para haceros sentir felices, como lo están los machos cuando someten a una hembra como yo.

Os lo pido, os lo ruego, sed felices y hacedme feliz de ser vuestra montura. Las mujeres necesitamos ser montadas y ser dignas de vuestro amor tanto como de vuestro calor. Y para darme amor y calor proporcionarme el placer de sentiros dentro de mi, al notar vuestra polla clavada en cualquier parte de mi cuerpo. Y notar como me regaláis vuestra leche preciosa derramándola encima o dentro de mi.

Incluso aunque me deis unas palmaditas en el culete para que aprenda a entregarme, no sentiré más dolor que placer, igual que cuando me penetráis y me amáis.

Una vez quitado el suje y el camisón me presento ante vosotros chicos, para que podáis ver lo dispuestas que están mis tetas para ser acariciadas por vuestras manos.

Empezar acariciándolas de abajo a arriba con la palma de la mano para, luego, al pellizcar los pezones con los dedos sentirlos doloridos pero vivos y así poder amaros más.

Para que podáis entrar en vuestra casa necesito quitarme el tanguita, y si no lo hiciera deberíais arrancármelo para recordarme a qué señor debo obedecer y ser amada por él.

Y ya desnuda del todo, mi sometimiento será total, me entregaré toda a vosotros como esclava que se entrega a su amo y señor, esperando de él sólo lo que su amor quiera.

Y como prueba de mi agradecimiento por vuestro amor os entrego mi tanguita, no lo necesitaré ya más ante vosotros, pues me he convertido en vuestra esclava, en vuestro amor.

He aquí un ejercicio de amor verdadero, del amor de una mujer que sometiéndose a hombres como vosotros y entregándose a vuestro amor no espera nada a cambio.

Teniendo a mujeres como nosotras dispuestas a amar y ser amadas, por qué acudir a niñas. Por ello NO A LA PEDOFILIA FIN