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Ésta es Julia, una chica un tanto desvergonzada, pues han sido, hasta ahora, incontables los hombres a los que se ha entregado con pasión.

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Presentación del tema: "Ésta es Julia, una chica un tanto desvergonzada, pues han sido, hasta ahora, incontables los hombres a los que se ha entregado con pasión."— Transcripción de la presentación:

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3 Ésta es Julia, una chica un tanto desvergonzada, pues han sido, hasta ahora, incontables los hombres a los que se ha entregado con pasión.

4 Su obsesión por el otro sexo la llevó a padecer la amarga historia que os voy a contar y que empezó cuando se sometió a Iván, un chico violento..

5 ..al que apenas conocía, el cual le exigió para ser su chica una sumisión total, cosa que ella, haciendo oídos sordos a sus amigas, aceptó.

6 Los caprichos de Iván eran muy extravagantes, pues lo mismo quería que fuera vestida como la veis, sólo con un corpiño y un tanguita…

7 ..que la obligaba a realizar cosas a cual más extraña para, sintiendo su dominio sobre ella, aumentar con ello su pasión y su deseo.

8 Julia, dominada, respondía con sumisión a las violentas órdenes que le daba. Y cuando recibía algún azote de él hasta le gustaba.

9 ¡Gírate puta! ¡Enséñame ese culo de perra que tienes! Eran las palabras más dulces que de su boca salían hacia ella.

10 Y Julia cumplía fielmente sus mandatos, al principio, con cariño e ilusión, y, más adelante, con miedo por temor a sus fieros castigos.

11 Julia se esforzaba en hacerlo bien.

12 Y suplicaba comprensión y perdón.

13 Hasta que un día, tras recibir un duro castigo de Iván, Julia le exigió que, para seguir con sus juegos, tendría que respetarla más.

14 Tras recibir el sí de Iván, ella, satisfecha, inició el striptease con que le deleitaba todas las tardes después de que él comiera.

15 Julia, como siempre, empezó con un número que sabía que le gustaba, y en el que, tras sacarse las tetas, él, rápidamente, las mamaba.

16 Unas tetas firmes con unos pezones erectos que hacían de ella una hembra deseable para cualquier macho como el violento Iván.

17 Ella esperaba que después las acariciaría y, luego, le pellizcaría suavemente los pezones hasta hacerle sentir dolor y placer.

18 Sin embargo, la respuesta de Iván no fue esa, antes al contrario, con una fusta le pegó en los pezones hasta hacerlos enrojecer.

19 Ella, dolorida, le pidió una explicación, a lo que él, no sólo no le contestó, sino que continúo con su castigo y luego…

20 …le pidió que tumbada en el sofá se abriera de piernas para poder follarla mejor. Ella, temerosa, le obedeció.

21 Pero él, en vez de penetrarla, le exigió a continuación que se acariciara sus doloridas tetas y que se pellizcara los pezones...

22 Ella apenas se las podía tocar y, para distraerlo, abrió las piernas para enseñar el coño a través de su tanguita rojo.

23 Julia cerró los ojos esperando que naciera en él el amor, cosa que no ocurrió, pues él, al verla, lleno de ira la insultó asustándola.

24 Ante lo cual, ella reaccionó y decidió tomar otra vez la iniciativa. Así, empezó por bajarse su tanguita.

25 A Iván pareció gustarle porque dejó sus soeces bramidos y hasta aplaudió lo que creía que era un striptease de su “sometida”.

26 Julia, sumisa, le enseñó su hermoso culito y él, después de propinarle unos azotes se lo acarició.

27 Seguidamente, Julia le enseñó sus partes más íntimas, de manera que él se sintiera seguro de su dominio sobre ella.

28 Julia tenía un coño muy lindo, con los labios exteriores muy bien perfilados y los interiores misteriosamente ocultos...

29 …¿Y qué decir del ojete del culete? Redondito y pequeño pero confortable. Todo se lo ofrecía a él.

30 E Iván no esperó más y la penetró.

31 Julia, viendo a Iván satisfecho, acabó de quitarse el tanguita y, ante el asombro de él, pues seguía confiado en que la poseía,…

32 …se lo dejó caer hasta los pies, se lo entregó así como toda su ropa interior, y le dijo que ésta sería la última vez que...

33 ...que la sometería y se despidió. Pues, ¿qué se podía esperar de un hombre que, después de una entrega como la suya, sólo había deseado poseer su cuerpo de mujer para así poder disfrutar con su dolor? Y ésta es la lección que aprendió Julia: que sólo cuando hubiera mutuo amor valía la pena entregarse.

34 Por ello, si no se debe hacer daño a las mujeres menos aún a las niñas, dejadlas pues ser felices en su inocencia: NO A LA PEDOFILIA

35 El paraíso del PowerPoint en


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