ASÍ FUE Y ASÍ LO CONTAMOS Primero llegó Bárbara, alumna de 1º de la ESO del IES Padre Isla de León, a la que un familiar había comunicado la convocatoria del concurso. Le gusta mucho leer, ir a la biblioteca, es curiosa, consulta sus dudas en Internet... Decidió a hablar con Maite, su profesora de Lengua y Literatura, que también había visto la convocatoria en la prensa. Y fuimos dos. A partir de aquí, decidimos contar al resto de la clase la aventura en la que nos queríamos embarcar. Varias personas respondieron, pero, al final, sólo Mario, alumno de su misma clase, también gran lector y muy ducho en el manejo del ordenador, se sumó a nosotras. Y ya éramos tres, número suficiente para poner en marcha el proyecto. Siguiendo las indicaciones del abundante material que ofrecía el concurso, decidimos, reunidos los tres, poner manos a la obra y pensar un tema que nos pudiera interesar y que pensáramos que podía resultar interesante a un grupo amplio de lectores, principalmente de su edad. No fue fácil: a los tres nos gusta leer, más bien nos apasiona. Ese era el camino. Difícil la elección. Mario estaba leyendo la Trilogía sobre Idhún de Laura Gallego, escritora que por esas fechas visitó nuestra ciudad. Nos contagió. ¿Seríamos capaces de leer más de dos mil páginas? Vencida esa primera dificultad, barajamos diferentes aspectos de la lectura, y, por fin, tras consultar diversas fuentes, decidimos el tema, muy presente en los cuentos tradicionales: la presencia del número tres, número mágico y muy simbólico. Y como ocurre con las cerezas, al explorar sus posibilidades, se le unieron el dos, dada la dualidad de los personajes, temas, organización de la obra... y el seis, al que hubo que añadir uno más, el séptimo. INFORME

A partir de aquí, pensamos en qué necesitábamos: acceso a Internet, libros para todos, sacados de la biblioteca o comprados para tener más fácil acceso, conocer cómo se utiliza la obra ajena... Elaboramos el plan de trabajo tanto individual como la puesta en común en grupo, con reuniones periódicas que iniciamos en Navidad. Teníamos las palabras claves, la ideas básicas y, a partir de ahí, tomamos muchas notas, contrastamos resultados, evaluamos la marcha del trabajo, seleccionamos la información relativa a, por ejemplo, leyendas, películas, libros... protagonizados por dragones, unicornios y, en menor número, serpientes... Con todos esos datos y todavía sin tener muy claro qué hacer con ellos, siguiendo unas veces el plan previo trazado, pero sin renunciar, otras, a dejarnos llevar por lo que íbamos descubriendo, llegó el momento de decidir qué forma íbamos a darle a nuestro pequeño trabajo. La pericia de Mario con el PowerPoint inclinó la balanza. Ese era el camino. Teníamos ya clara la extensión, marcada en la convocatoria, el destinatario al que ya hemos aludido y cómo presentarlo. Todo este proceso que, contado así, puede parecer breve, hizo que el plazo de presentación, en principio muy lejano, se nos echara encima. Más reuniones, muchas de ellas aprovechando los recreos, dudas, de nuevo evaluación y corrección de las desviaciones excesivas del plan inicial y, por fin, con el tiempo pisándonos los talones aquí está el fruto de nuestros esfuerzos. ¡Ahí os va! ¡Esperamos que sea de vuestro agrado!