SESUE

El texto y plano correspondientes a la Iglesia de San Ginés, que se detallan a continuación, han sido total o parcialmente copiados del libro “Guía de la arquitectura románica en el Valle de Benasque” con autorización de su autor D. Roberto Benedicto. El autor recibió el “Primer Premio de Investigación Villa de Benasque 1994”. El libro fue editado por el Exmo. Ayuntamiento de Benasque en “Esta ermita, se levanta aislada sobre un promontorio de las laderas del Solano sobre Sesué; se accede a ella por un sendero que parte del a pista que enlaza Sesué con la pista del Solano. El estado en que hoy nos llega, crítico y último, acrecienta la necesidad de una correcta intervención que impida la desaparición total de este valioso testimonio arqueológico, intervención difícil en la aplicación del criterio adecuado, pero posible. ERMITA DE SAN PEDRO APÓSTOL DE SESUÉ

La ermita en su estado original, constaba de una nave única cubierta por bóveda de medio punto dividida en dos tramos por un arco fajón apilastrado, los muros norte y sur convergían ligeramente hacia el ábside, y ese arco fajón articulaba el espacio interior en dos tramos de 4,55 m el de los pies y 2,45 m el inmediato al ábside, abarcando este el ancho de la nave. Hoy el tramo de los pies es sólo reconocible por la huella de la parte baja de sus muros ya desaparecidos, que contenían la puerta de entrada posiblemente en el muro sur. Un mal muro de fábrica de mampuesto ciega el espacio entre las pilastras interiores del arco fajón y permite el acceso al interior, formado hoy por el ábside y su tramo contiguo, aquí la cubierta y la bóveda han caído y sólo es posible comprobar la existencia de los restos del arranque de la bóveda, y su entrega al arco de embocadura del ábside, se ve con claridad que esa entrega se produce sin traba alguna, es decir los paños de la bóveda descansan, simplemente apoyados, sobre el trasdós del arco de embocadura del ábside, en vez de trabarse con él, cosa que parecía más lógica en un tipo de fábricas que confían su estabilidad a muros de carga en los que la trabazón entre las diversas partes es muy importante. No obstante, este artificio constructivo lo he podido constatar en cuantas obras de restauración similares he podido realizar, quizás el establecimiento de una junta de dilatación – a lo largo del trasdós del arco de embocadura del ábside, para estas tipologías de pequeñas iglesias – se creía más importante Plano de planta de la Ermita de San Pedro Apóstol de Sesué Libro “Guía de la arquitectura románica en el Valle de Benasque”, de D. Roberto Benedicto

El ábside, presenta una fábrica de mampostería muy grosero en hiladas que quieren aproximarse a la generatriz de la bóveda del mismo, una ventana central cegada de tipología irreconocible, y un arco de embocadura en cambio bien trabajado, con sus dovelas bien cortadas y aplomadas, finamente trabajadas sus caras a modo que en el tramo sur parece insinuarse una alternancia intencionada de dovelas de color alternativo, por haberse utilizado piedra de distinta naturaleza, clara y oscura; este arco por otra parte es de tipología lombarda, es decir, se ensancha desde el salmer hasta la clave. Este ensanchamiento en este tipo de arcos no tiene a mi juicio propósito estético como se ha afirmado, o no es solamente una transposición de temas musulmanes; en lugares donde este arco se presenta entero y mejor conservado se puede notar que el trasdós busca un generatriz más próxima al arco apuntado que a la media circunferencia, lo que correspondería a una mejor transmisión de las cargas hacia los riñones o albanegas correspondientes, y este propósito unido a un ligero peralte al trazado del extradós del arco, producen el resultado visual y estructural apetecido. Otra ventana, también completamente desfigurada, se abre en el centro del muro sur del primer tramo. Quizás lo más llamativo de esta ermita, dentro de la dificultad de reconocer sus elementos originales en el estado de ruina en que se encuentra, son los restos de decoración lombarda o lombardista que aún se pueden ver entre la ruina del ábside y en el muro sur. En el lado meridional del ábside aparecen los restos de lo que puedo ser una lesena marginal, tres arquillos lombardos y otra lesena; de los arquillos quedan las mensulillas in situ, del tipo más antiguo, en toba, y las piezas intermedias de hilada; de la lesena margina, en la unión de nave y ábside su parte inferior; y de la otra lesena, algún tizón empotrado en el muro que hoy queda como esqueleto en vuelo de la misma. Todas las fábricas de la ermita que nos llegan, lo hacen en muy mal estado, pese a ello no califico como lombardo ni el trabajo de la piedra ni el aparejo de los muros, que aparece de factura mucho más rústica”