Actitudes y relaciones familiares Psicología del Adolescente Valeria Sosa Mendoza 5 de diciembre de 2013

La función psicológica del hogar. El punto principal que se le exige al adolescente se encuentra en su hogar y su familia. La familia, como señala Moulton et al. (1966) le proporciona al niño un sistema socializante en el que se enfrenta a un moldeamiento de conductas disciplinarias y afectivas.

Murphy (1963). Aparece otro ejemplo de la influencia hogareña sobre la vida personal subsecuente de un niño. Debesess (1967), cuando un niño llega a la adolescencia, el hogar ya no es la única influencia como sucedía en la infancia, pero todavía es “apoyo indispensable” para su desarrollo emocional.

Hay dos importantes factores de la vida familiar y social en el hogar que afectan el desarrollo de la personalidad de los niños: las normas hogareñas de discordia y afecto, y la camaradería de aceptación. La familia podría educar en las costumbres e ideales de la sociedad y de su propio lugar en esta ya se han hablado de sus propios ideales, mostrando las posiciones familiares que representen al tipo de familia relatando anécdotas familiares, o satisfaciendo y reforzando relaciones con los parientes.

Al inculcarle al niño una cierta idea de los principios de la conducta “correcta”, una dificultad a la que se enfrenta la familia radica en que la conducta correcta es una situación o periodo de la vida puede no ser correcta en otras. Ackerman (1962) observa que el adolescente representa irracionalmente “entre sus relaciones extrafamiliares los conflictos y ansiedades de su familia, en particular los desequilibrios existentes en las relaciones de su padre y madre”.

Emancipación y dependencia Son aspectos comunes y naturales del periodo de la adolescencia un deseo y a menudo una búsqueda activa de independencia y emancipación. Los padres deben tomar algunas decisiones difíciles sobre la forma de cómo manejarán el deseo de la emancipación del adolescente.

Para tomar sus decisiones, los padres deben comprender que ellos y sus familias existen en un mundo de transformación y que debido a esto han de adjuntar apropiadamente sus valores y costumbres para satisfacer las demandas del cambio de los tiempos.

La emancipación constituye un problema cuya importancia va más allá de la adolescencia. Tarde o temprano el niño dependiente se topa con la frustración de sus necesidades de dependencia, las diferencias sexuales desempeñan un papel importante en la conducta de dependencia. Una dificultad con la búsqueda de independencia, en lo que toca al adolescente, radica en la inconsistencia del proceso global.

Rechazo El término de la respuesta de agresión o de huída que provoca en el adolescente, uno de los tipos más serios de actitud paterna es el rechazo. Se han propuesto muchas hipótesis distintas para explicar el rechazo paterno, la mayoría de ellas establecidas con firmezas sobre una base muy emocional.

Schuman , Shoemaker y Moelis (1962) Informan que los padres de niños con problemas de conducta tienden a mostrar significativamente más hostilidad y rechazo hacia sus niños que los padres de niños cuyo comportamiento sigue patrones más normales.

Musen et al (1963) En un estudio comparativo de niños italianos y estadounidenses observaba que, independientemente de la localidad, los muchachos que recibían un afecto paterno insuficiente tendían a sentirse rechazados e infelices.

Indulgencia exagerada Las relaciones paternas extremosas tienden a provocar efectos desafortunados sobre la conducta y el desarrollo del adolescente. Un cierto grado de indulgencia hace mucho más fácil el ajuste de un adolescente y le proporciona un sentido real de seguridad, tolerancia, independencia personal y emancipación gradual.

El adolescente que ha recibido demasiada indulgencia encentra grandes dificultades para separarse de sus padres. Una relación familiar enferma también puede surgir ente un niño y un padre cuando este último utiliza de modo egoísta al niño como un sustituto emocional para la decepción en las realidades del matrimonio.

El clima psicológico en el hogar Como el adolescente está estrechamente vinculado con su historial hogareño, como el hogar ejerce una gran influencia sobre su conducta inmediata, así como sobre el curso y la naturaleza de su desarrollo general físico y psicológico.

Balwin, Kslhorn y Breese (1945) Postulan 3 categorías principales de conducta paterna: de rechazo, de aceptación y casual. Cada una de las 3 puede volverse a clasificar a su vez en diversas subcategorías. Balwin y sus colaboradores describen al padre rechazante como aquel que, en sus relaciones con su hijo o hija, es “consistentemente hostil, poco afectuoso, desaprobador y emocionalmente distante”.

La forma real de rechazo que adoptan los padres puede ser de dos categorías; el activo y manifiesto, y el indiferente. El padre indiferente ignora a sus niños y se relaciona con ellos lo menos que pueda.

Balwin y sus colaboradores denominan la conducta paterna de aceptación, puede clasificarse a su vez como, democrático, indulgente o democrático-indulgente. El hogar democrático es aquel en el que ocurre un buen ajuste sin que al niño se le dé una atención desmedida , se valora la libertad, la democracia y el respeto.

Los papeles relativos de la madre y el padre. Aunque ambos padres son necesarios idealmente para el adolescente en desarrollo, es necesario examinar la influencia relativa de la madre en comparación con el padre y averiguar quién de los dos ejerce mayor influencia.

Alcorn (1962) Afirma que aunque la madre es la figura principal en la vida del niño hasta los 10 años de edad, de los 10 a los 16 años de edad se vuelve cuando menos igual de importante, con gran posibilidad de que su influencia a largo plazo sobrepase a la de la madre.

Percepciones intrafamiliares. Como señala Van der Veen, Huebner, Jargens y Neja (1964), la percepción que tenga una persona de su familia es de gran importancia para el ajuste familiar. Cuando ambos padres poseen conceptos ideales acerca de su familia y tratan en verdad de llevarlos en práctica, el ajuste de toda la familia tiende a ser bueno.

Los problemas surgen, cuando los padres perciben a su familia de forma distinta y cuando por alguna razón su conducta en la familia difiere de sus sentimientos e ideales. Lidz (1963), señala que la estructura dinámica esencial de la familia depende de la habilidad paterna para formar una coalición, mantener fronteras entre las generaciones, y apegarse a los papeles apropiados vinculados al sexo.

McDonald Los padres de los niños desequilibrados en comparación con los niños normales: a) eran más autorechazantes; b) describían con más frecuencia a sus niños como desconfiados, retraídos o dependientes. c) con más frecuencia no se identificaban con sus niños. d) desvaloraban las personalidades de sus esposas y sus hijos más a menudo.