que era preciso orar siempre sin desfallecer. “Había en aquella ciudad 29º Domingo Tiempo Ordinario- Ciclo C Les decía Jesús una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. “Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo Jesús, le dijo: -¡ Hazme justicia contra mi adversario!- (Lc 18,1-8)
“Hemos orado unos días y hemos dejado de hacer oración otros muchos; Cuando nos movió el fervor fuimos asiduos en la oración; Cuando nos faltaron los consuelos la dejamos; Cuando nos era más necesaria desfallecimos”. ( San Pedro Poveda)
La de la viuda importuna. San Lucas nos recuerda tres parábolas sobre la oración: La del amigo importuno. La de la viuda importuna. La del fariseo y el publicano.
Hay un juez que no teme a Dios ni le importan los hombres. Y una viuda que acude a constantemente a él rogándole que le haga justicia.
la prepotencia egoísta Representa la prepotencia egoísta que ignora a los débiles y la humildad y pobreza de los marginados que no logran hacerse oír en la sociedad.
Todas las viudas que menciona Lucas componen el icono de la pobreza desvalida y humillada, pero generosa y creyente.
El juez terminará por prestar atención a la mujer. Si no lo hace por amor a la justicia y por responsabilidad profesional, lo hará para que la viuda lo deje en paz.
La parábola es una lección sobre el Dios que escucha Si el juez termina por atender a la viuda, ¿No hará Dios justicia a sus elegidos que le gritan día y noche? La parábola es una lección sobre el Dios que escucha y sobre el creyente que lo invoca.
“Hay que orar siempre sin desanimarse” Ora quien agradece y reconoce la misericordia de Dios. Orar es un signo de nuestra confianza en el Dios que nos ama. A pesar de las noches del sentido y del espíritu, el creyente confía y ora al Dios del amor.
Reconoce el amor de Dios a sus hijos, la suerte de sus hermanos. “Hay que orar siempre sin desanimarse” La oración da sentido a la vida del creyente. Mediante ella: Reconoce el amor de Dios a sus hijos, Se alimenta el amor que éstos le tienen, Se manifiesta la preocupación por la suerte de sus hermanos.
Señor Jesús, que tu espíritu suscite y aliente nuestra fidelidad en la oración para que vivamos en la fe, la esperanza y la caridad que de Dios vienen y a Dios nos orientan. Amén.
José Román Flecha Andrés Palabra del Señor, Salamanca , Editorial.Secretariado Trinitario,2007 Presentación: Antonia Castro Panero