La epístola de Santiago
“Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” Mateo 12:37
Comprender que ejercemos influencia sobre todas las personas, incluso con nuestras palabras. Ejercer control de nuestras palabras, pronunciando sólo aquellas que edifiquen. Remediar todo el daño causado por nuestras palabras.
La lengua humana es el órgano más difícil de controlar La lengua humana es el órgano más difícil de controlar. La Palabra de Dios dice que ningún hombre lo logró, a excepción de Cristo. Sin embargo, se nos exhorta a subyugar la lengua, y hacer de ella un instrumento de bendición, aunque también puede servir para maldición. Por eso, Santiago apela a que los verdaderos cristianos refrenen su lengua, pues de una fuente de agua pura manará pureza.
Dominar la lengua RESPONSABILIDAD El privilegio de enseñar la Palabra de Dios conlleva mayores responsabilidades para aquellos involucrados en este ministerio. Como transmisores de la Palabra, tenemos un poder de influencia importante, que debe ser tenido en cuenta a la hora de transmitir el conocimiento. Esa influencia en palabras y acciones debe estar basada en la sabiduría divina. Enseñar y transmitir la Palabra implica una mayor responsabilidad delante de Dios. "Venerar al Señor es el principio de la sabiduría y la inteligencia está en conocer al Santísimo” (Proverbios 9:10).
Dominar la lengua EL PODER DE LA PALABRA La lengua, siendo un órgano tan pequeño, ejerce una gran influencia en el cuerpo. El que sea capaz de controlar la lengua, podrá controlar cualquier otra cosa. Las palabras son la forma de comunicación más poderosa, tanto para edificar como para destruir. Las palabras son el fruto de nuestro pensamiento. ¿Qué es lo que ocupa nuestros pensamientos? Las palabras son más poderosas que la dinamita, por lo tanto, deben ser manejadas con mucho cuidado.
Dominar la lengua LAS COSAS “PEQUEÑAS” SON LAS GRANDES A pesar de que, aparentemente, son algo pequeño, la lengua y las palabras pueden determinar el rumbo de cualquier situación. Las palabras pueden convertir a amigos en enemigos, o viceversa. Las palabras tienen el poder de traer paz o disensión (Proverbios 15:1).
Dominar la lengua CONTROLAR EL DAÑO Un proverbio chino afirma que hay tres cosas que nunca pueden volver atrás: una flecha ya arrojada, las palabras que se han pronunciado, y las oportunidades perdidas. Aunque esto sea cierto, ¿podemos hacer lo posible para disminuir los daños y corregirlos? Así como una pequeña chispa puede provocar un fuego incontrolable, nuestra lengua debe ser dominada para no generar incendios indomables (Santiago 3:6). Aunque la lengua no pueda ser completamente dominada por ningún hombre (Santiago 3:8), es posible guardar la lengua del mal.
CONTROLAR EL DAÑO Dominar la lengua Sólo el Espíritu de Dios puede ayudarnos a mantener nuestras palabras bajo control (Efesios 4:29-32).
Dominar la lengua BENDECIR Y MALDECIR ¿Es posible que de la boca de un cristiano salgan palabras que edifiquen y que destruyan? Teniendo en cuenta el poder de la palabra, ¿pueden salir de la misma boca mensajes de esperanza, y luego chistes picantes y palabras obscenas? Cuando la fuente es pura, de ella manarán aguas limpias. Dios requiere pureza, No obstante, si hubo errores y fallas en nuestro hablar, Él puede perdonarnos y purificarnos (Salmo 32:1, 2).
CONCLUSIONES Necesitamos ser conscientes de que todos son influidos por lo que hacemos y decimos. Nuestras palabras son lo más valioso, y a la vez, lo más peligroso que tenemos. Sólo Dios puede ayudarnos a controlar nuestra lengua.
Coordinación: Departamento de Escuela Sabática de la Unión Sur de Brasil Textos: Filipi Modzeieski Costa Distrito de Cornélio Procópio Asociación Norte del Estado de Paraná (Brasil). Programación visual: Adaptación gráfica y textos en español: Rolando Chuquimia Distribución: RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica http://groups.google.com.ar/group/escuela-sabatica-ppt?hl=es www.escuela-sabatica.com