DUALISMO Y DUALIDAD El hombre tiene una constitución dual. Así se presenta también la vida humana (vida-muerte, noche-día, sueño-vigilia, juego-trabajo, amor-odio, bien-mal, hombre-mujer, izquierda-derecha, etc). Hay siempre una dualidad y duplicidad de dimensiones, de ritmos, de tiempos, de situaciones.

Exageración de un lado u otro Hay una visión del hombre, muy extendida, que conlleva una exageración de este rasgo básico de la vida humana. Esta visión convierte la dualidad en dualismo al acentuar excesivamente uno de los dos polos, de modo que terminan separándose y oponiéndose

Oposición del dualismo Principalmente, en la cuestión que nos interesa, el dualismo opone cuerpo-alma, materia-espíritu, De modo que la separación de ambos parece irrevocable, llegando incluso a convertirse en franca oposición. El cuerpo y el alma, dice el dualismo, son dos realidades separadas, que se deben explicar separadamente.

Dos elementos yuxtapuestos Así, se presentan como dos elementos diferentes y contrapuestos que se yuxtaponen sin unirse, del mismo modo en que las peras no hacen unidad con las manzanas aunque se encuentren en el mismo frutero

Dos elementos yuxtapuestos Por un lado estará la materia, el cuerpo, y por otro, el alma, el espíritu. O, en expresión de Descartes, hay que distinguir entre res cogitans y res extensa, sustancia pensante y sustancia material.

Dos elementos yuxtapuestos Se pueden aducir al efecto dos ejemplos extremos La primera es la de Pitágoras (siglo VI a. de C.), el cuerpo (soma) sería la tumba (sema) del alma (psique), la cual estaría como prisionera en él, ansiando romper la unión de ambos para correr hacia las alturas celestes y dejar esta tierra corruptible, que es una nada, una maldición, un accidente o un castigo.

Dos elementos yuxtapuestos La segunda concepción es el materialismo: cualquier emoción o pensamiento no seria más que una determinada reacción bioquímica en las neuronas, un estado de la materia. La primera postura hace no verdaderamente humano lo corporal y lo material. La segunda, incluye a lo espiritual en lo fisiológico: sólo hay cosa extensa, el hombre queda cosificado.

Dos elementos yuxtapuestos Ambas visiones aceptan un dualismo de partida: o bien el hombre seria res cogitans más res extensa (una mezcla, pero no una unidad), o bien se niega uno de los dos elementos, y se afirma que el otro es el verdaderamente real. Esta visión dualista nos presenta un hombre escindido en dos mitades irreconciliables (dualismo pitagórico o cartesiano), o un hombre unilateral (materialismo cientificista).

Suma de dos cosas La idea dualista está con frecuencia presente en el uso coloquial de la pareja de términos cuerpo-alma: A menudo parece como si el ser humano fuera el resultado de una suma de dos cosas que ya existen de por sí.

Extrapolación metodológica En otras ocasiones basta con reducir lo que «los filósofos llamaban alma a una determinada reacción bioquímica»" llevando a cabo una auténtica extrapolación metodológica de un campo del saber (ciencia positiva) a otro (filosofía).

Sólo existen cuerpos animados Pero no es así: sólo existen cuerpos animados, sólo hay un cuerpo si está ya formalizado por el alma. Esto es un asunto difícil, porque es más conceptual que imaginativo. Intentaremos exponerlo con un ejemplo. Recuérdese el problema de la unidad de las piedras: no existe una piedra, o una tiza. Si las parto siguen siendo piedra o tiza.

Sólo existen cuerpos animados Sin embargo, sí existe un perro, mas sólo en cuanto que está vivo, en cuanto que tiene alma, está animado. El cadáver de un perro no es un cuerpo de perro, porque ya no hay perro.

Sólo existen cuerpos animados El cadáver de un perro fue el cuerpo de un perro, mas ahora es un agregado de substancias en descomposición. Ahí sólo hablamos de cuerpo porque se parece al cuerpo de un perro. Basta dejar pasar una semana para convencerse que esa masa de piel, huesos y podredumbre no es en absoluto un cuerpo, sino un montón de despojos.

Sólo existen cuerpos animados En el hombre ocurre lo mismo: sólo existe cuerpo humano en cuanto que está animado por el alma humana. El cuerpo del hombre, hemos señalado, es incomprensible sin la realidad de la inteligencia.

Sólo existen cuerpos animados El cuerpo del hombre (aunque la expresión resulte equívoca) es un cuerpo espiritualizado, del mismo modo que el espíritu humano es en el cuerpo. Para entender esto tenemos que hablar algo acerca de qué es el alma.

EL CONCEPTO DE ALMA: PRINCIPIO VITAL Y FORMA Una botella de plástico y un rosal son seres que se comportan de modos muy diversos: El segundo se mueve a sí mismo, tiene cierta unidad y cierto proyecto (crece).

Ejemplo La botella de plástico, sencillamente, se queda pasmada en su quietud. En ella no hay vida (en realidad ya es bastante difícil afirmar que una botella tenga identidad alguna: apenas tiene entidad). Así, «un cuerpo animado, no es un cuerpo más un alma, sino un determinado tipo de cuerpo»

Dos dimensiones El ser vivo tiene dos dimensiones: una materia orgánica y un principio vital que organiza y vivifica esa materia. Ese principio vital, aquello por lo cual un ser vivo está vivo, es el alma:

Principio vital «El primer principio de vida de los seres vivos», lo que les hace ser y ser lo que son. El alma es, por tanto, el principio vital de los seres vivos; la forma del cuerpo; la esencia del cuerpo vivo.

La forma En las cosas, la materia tiene una forma propia y peculiar, que puede ser estudiada independientemente de la materia: El agua de un remolino se mueve de un determinado modo, dando igual que sea precisamente esta u otra agua; la reacción de tal experimento es la misma, lo hagamos con este u otro ratón.

La forma Los seres vivos tienen una forma más intensa que los inertes. A esa forma que «mueve» el cuerpo, que lo hace crecer, comportarse de un determinado modo (mugir, ladrar o maullar), la llamamos alma.

La forma Se ha de combatir la tendencia imaginativa al dualismo, que induce a combinar un cuerpo preexistente con un espíritu que se introduce «dentro» de él y lo vivifica, como si fuera un «duende»..

Sin alma no hay cuerpo alguno No: sin alma no hay cuerpo alguno. Los clásicos lo resumían en este adagio: «anima forma corporis», el alma es la forma del cuerpo. Esto tiene mucha importancia porque implica que lo que le pasa al alma tiene también una estrecha relación con cuerpo, y viceversa