Domingo XIIl Tiempo Ordinario ¿PERDER? Coment. Evangelio Domingo XIII T. Ordinario A 2 Julio 2017 + Francisco Cerro Chaves. Obispo de Coria-Cáceres Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Pequeña Melodía Chopin Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
TEXTO BÍBLICO Mt. 10. 37-42 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro».
El Evangelio de Mateo nos vuelve a presentar esos textos que no elegiríamos nosotros como página predilecta. Os confieso que me gustan poco los que siempre seleccionan en el Evangelio sus páginas predilectas y no les saques de ellas.
Por lo menos puedo pensar que es una manera de seleccionar y elegir lo que va con mis gustos, con mi forma de pensar, con mi estilo y no sé si me pierdo el mensaje completo del Evangelio sin glosa (sin explicación), que apostillaba San Francisco de Asís.
Por lo pronto, habla de la cruz que siempre que aparece nos huele a todos a muerte en cruz.
Sin embargo, en todo el Evangelio entra la cruz en el “paquete” del seguimiento del Señor.
Aunque no nos guste la cruz, es la señal del cristiano y quien quiera seguir a Jesús tendrá que cargar con la cruz.
Tan sencillo que lo repite, una y otra vez, el Evangelio.
Tampoco nos gusta mucho eso de perder la vida para ganarla, para recuperarla.
Todo lo que sea morir a uno mismo, perder, en una existencia como la nuestra, en una sociedad competitiva, donde todo lo que suene a negativo, a perder nos pone demasiado nerviosos, no nos gusta.
Me comentaba un párroco de pueblo, amigo, que un Viernes Santo, antes de los Oficios, con un grupo de niños de la catequesis, tratando de explicarles la pasión de Cristo, los niños se hicieron un lío, porque tratando de explicarles el Evangelio de la cruz decía una y otra vez:
“Esta tarde Jesús pierde la vida, pero la gana “Esta tarde Jesús pierde la vida, pero la gana. A veces perder es ganar, claro que gana, pero comienza perdiendo”.
Y un niño muy espabilado ante tanto perder y ganar le corta al párroco y le dice: Mi padre me dice que lo importante es participar.
Son Evangelios molestos que hablan de cruz, de perder la vida, de abnegación
y, sin embargo, sabemos que sin participación la última palabra no la tiene ni la muerte ni el perder la vida, ni el dolor,
sino que participando de la misma vida de Cristo, la cruz es el camino, pero no el destino que no puede ser otro que la vida feliz con Cristo Resucitado.
Aunque nos parezca en este Evangelio que Jesús no es humano, incluso parece expresar al presentarnos una exigencia que parece desorbitada,
si seguimos leyendo descubriremos que la realidad es que su Corazón humano siempre nos alienta y nos comprende,
hasta un vaso de agua dado al sediento no quedará sin recompensa .
Creo en un Dios que está en todo lo humano. FIN