Vidas Generosas SEMANA DE MAYORDOMÍA 18-25 FEBRERO 2017
El desafío de la Generosidad Vidas Generosas SEMANA DE MAYORDOMÍA 18-25 FEBRERO 2017 TEMA 2 El desafío de la Generosidad
Introducción a) Un hombre rico le dio como regalo a un hombre pobre una canasta envuelta en un papel de colores. Cuando el hombre pobre llegó a su casa y desenvolvió la canasta encontró dentro de ella sólo basura. El hombre pobre salió al campo y buscó flores de las más fragantes, llenó la canasta, la envolvió y la llevó de vuelta al hombre rico. Cuando el hombre rico rompió la envoltura de la canasta se encontró con la fragancia de las flores y una nota que decía: Cada quien da, lo que tiene. b) Como cristiano, ¿Eres una persona egoísta? “Que cada quien da lo que tiene, es una gran verdad”. ¿Qué tienes tu para darle a tu Señor? ¿Una ofrenda, una limosna o las sobras? Las sobras de tu tiempo, de tus
habilidades, de tus recursos, de tu salario habilidades, de tus recursos, de tu salario. Un diezmo incompleto y una ofrenda coja. c) grandes problemas que tenemos al hablar de mayordomía en la Iglesia, es que lo primero que viene a nuestra mente es dinero. Y aunque sabemos que la mayordomía abarca más que sólo el dinero, no nos gusta que nos hablen de dinero en la Iglesia. Y… ¿por qué no nos gusta? No nos gusta porque tenemos un gran problema y ese problema es el egoísmo. d) El egoísmo se define como: el “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés,sin cuidarse del de los demás”.
Se dice que el egoísmo es una inflamación del Yo Se dice que el egoísmo es una inflamación del Yo. El egoísmo es frío, no comparte, no da. e) Pero Jesús dice en su palabra: Más bienaventurado es dar que recibir. Hch.20:35. Esta noche, a la luz de la palabra de Dios, aprenderemos como curarnos del frío egoísmo. Y lo haremos tomando en cuenta ciertas advertencias que Jesús nos hace en la parábola de un hombre rico. Leamos en Luc.12:13-21. Ahora permítanme leer en la versión internacional. “Uno de entre la multitud le pidió: --Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo. --Hombre --replicó Jesús--, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? ¡Tengan cuidado! --advirtió a la gente--. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.
Entonces les contó esta parábola: --El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios”. (NVI).
Desarrollo 1. Primera advertencia: guardaos de toda avaricia. Luc.12:15. a) Este incidente comienza con alguien que pide a Jesús, que era un rabino, para que fuera árbitro en una herencia que estaba en disputa. La ley judía decía que al repartirse una herencia, al hijo mayor le tocaba el doble de lo que tocaba a sus demás hermanos. Aquí evidentemente había una disputa por la avaricia hacia las riquezas. De otra manera no habrían venido a Jesús. Jesús no vino a establecer un reino terrenal. Su reino no es de este mundo. Su reino es espiritual. La avaricia tiene que ver con el materialismo, símbolo de nuestro tiempo.
b) En el transcurso de la historia siempre ha habido un afán por la obtención de riquezas materiales No importa la época, las costumbres, la clase social o la región. Todo parece estar influenciado por el enorme deseo del corazón del hombre de tener bienestar físico y estabilidad para la vida. Hoy se dice: Cuanto tienes, cuanto vales, nada tienes nada vales. Por eso vamos a la universidad, nos juntamos con personas exitosas y procuramos asegurar nuestro futuro. En este mundo hay quienes que con locura desmedida, consagran su vida a la adquisición de riquezas. c) Jesús nos dice, guardaos de toda avaricia. La palabra avaricia viene del griego (pleonexía) que significa:
“un deseo desmedido por las cosas materiales, especialmente de las que pertenecen a otro”. La avaricia lleva a los gobiernos a mentir y a explotar a sus gobernados, a los empresarios a pagar bajos salarios, a las grandes empresas a contaminar nuestro planeta sin importar los resultados desastrosos. La avaricia produce problemas en el hogar destruyendo las familias. En todo entorno social, la avaricia destruye como la lepra. d) “Lo que más necesitan los hombres no es un sueldo mejor o mayores ganancias. Necesitan un cambio de corazón y de pensamiento que los conduzca a buscar “primeramente el reino de Dios y su justicia” para que sientan plena confianza de que las cosas indispensables para la vida les “serán añadidas”. (5CBA:Lc.12). Eso es lo Jesús enfatiza en San Mateo 6:33.
e) Estimados hermanos, durante esta semana es bueno meditar en lo que Evangelio nos dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mt.16:26). f) Después de todo el salmista nos recuerda: “No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa; Porque cuando muera o llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria”. (Sal. 49:16-17). Por su parte Job dice: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. (Job 1:21). Pablo dice a Timoteo:
“porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. (1 Timoteo 6:7). Sin duda por eso Jesús nos dice esta noche: ….haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. (Mt.6:20). Lo que no prevalezca hasta la eternidad no debería ocupar el primer lugar en nuestra vida. Después de todo, el que cuida de las aves, cuidará también de ti. Al final, por mucho que hayamos acumulado, nada nos llevaremos. Por eso no debemos hacer tesoros en la tierra. g) Elena de White señala: “No podrá entrar en el cielo ninguna persona cuyo carácter haya sido contaminado por la fea mancha del egoísmo.
h) Por lo tanto, Dios nos prueba aquí entregándonos posesiones temporales a fin de que el uso que hagamos de ellas demuestre si se nos pueden confiar las riquezas eternas.” (Consejos sobre Mayordomía Cristiana:24). Hermanos, les invito a pedir a Dios que desarraigue el egoísmo de nuestro corazón. ¿Quisieran hacerlo?
2. Segunda advertencia: tu vida no depende de la abundancia de tus riquezas. Lc.12:15. a) Al mirar de cerca este pasaje bíblico, vemos cómo este hombre estaba afectado por sus bendiciones materiales al punto de olvidarse de quien se las había provisto. b) El campesino arregla la tierra, siembra la semilla, puede añadir algo de abono, pero no puede hacer más. Es Dios quien provee de la lluvia, es Dios quien envía miles de caballos de fuerza solar para que la semilla germine, la planta crezca y produzca fruto. Pero nuestro personaje, cegado por el materialismo, no levantaba la vista al cielo.
Su relación con Dios no contaba. El sólo miraba al horizonte Su relación con Dios no contaba. El sólo miraba al horizonte. La parábola no dice qué clase de cosecha era. Pudo haber sido frutas, granos, verduras, o hasta ganado. De todos modos, la cosecha había sido tan abundante que no cabía en la bodega donde el granjero guardaba regularmente su producción. A continuación, el hacendado se puso a razonar muy lógicamente: derribaría el granero y construiría uno más grande. Puede ser que este hombre estuviera pensando en la jubilación, y no hay nada de malo en ello siempre que tomemos en cuenta la incertidumbre de la vida. Su campo había producido una abundante cosecha. Ahora tenía tanto, que era necesario derribar sus graneros y edificar otros mayores. Su futuro estaba asegurado. Sólo tenía que gozar la vida.
c) No hay nada de malo en ser prevenidos y pensar en el futuro c) No hay nada de malo en ser prevenidos y pensar en el futuro. Todos tenemos derecho de hacerlo. Lo malo está en no pensar en los demás. En los pobres, en los desafortunados, en los que no conocen el Evangelio de salvación. En los intereses de Dios. d) Como ciudadanos del reino, como cristianos, sabemos que por medio de nuestras ofrendas y diezmos se difunde el Evangelio. Pero muchas veces, al igual que el rico insensato, no pensamos en nuestra misión. No miramos hacia arriba, donde está nuestra ciudadanía. El cielo es el banco que nos dará dividendos eternos. Por eso el Señor nos dice: haceos tesoros en los cielos. Mt.6:20.
e) El relato bíblico nos indica que este rico era eminentemente egoísta. Notemos que cinco veces usa el pronombre posesivo mi. Dice: mis frutos, mis graneros, mis frutos y mis bienes, mi alma. Es tan fácil quedar ciego y deslumbrado por los bienes de esta vida. f) Eso, no sólo pasa con los ricos. Nadie está exento de verse afectado por el egoísmo, la avaricia y la codicia. Como cristianos, sin darnos cuenta, también podemos estar afectados por una tibieza y apatía en lo que tiene que ver con nuestra mayordomía financiera. Es tan fácil encogernos de hombros y decir: ¿En qué te hemos robado? Mal.3:8.
g) Mas la cura para el egoísmo está a nuestro alcance g) Mas la cura para el egoísmo está a nuestro alcance. Jesús nos dice: Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. Lc.12:31. Dios promete suplir todas nuestras necesidades. Dios no miente, Él siempre cumple sus promesas. ¡Es así hermanos! Como Laodicenses, nos sentimos ricos y sin necesidad de ninguna cosa. Sin embargo el Espíritu Santo nos dice que estamos pobres y desnudos. Su mensaje es: unge tus ojos para que veas, para que veas la vergüenza de tu desnudez. Ap.3:17, 18. h) Hermanos, Jesús viene pronto, es tiempo de permitir que el Espíritu Santo abra nuestros ojos para que reconozcamos nuestra realidad y tibieza espiritual. San Pablo nos amonesta:
“no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. (2Co. 4:18). i) Hoy les invito a despojarnos de todo egoísmo y decidir ser fieles mayordomos en lo que tiene que ver con nuestros diezmos y ofrendas. Les invito a vivir, vidas generosas.
3. Tercera advertencia: ¡No seáis necios. Lc. 12:20 3. Tercera advertencia: ¡No seáis necios! Lc.12:20. a) Por necio se describe a una persona que insiste en sus propios errores o se aferra a ideas o posturas equivocadas, demostrando con ello poca inteligencia. b) Es evidente que el rico insensato era necio. Cegado por el materialismo y la abundancia de bienes, no tomó en cuenta a Dios. En este punto del relato, Jesús hizo una pregunta que toca la base del problema: “¿De quién será lo que has provisto?” El granjero pensaba para si mismo: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo : Necio esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, de quien será? Lc.12:19-20.
c) Olvidó que Jesús nos dice: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mateo 4:4). ¿Cuántas veces hemos escuchado –¡Qué feliz sería si tan sólo tuviera esto o aquello¡---Alguien dijo: el mundo entero le sigue el rastro a la felicidad, pero muchos se han equivocado de camino. No olvidemos que el corazón humano jamás se saciará con cosas. d) El rico de la parábola creyó que contaba con muchos años más para vivir y prosperar. Se decía así mismo: repósate, come, bebe, regocíjate. 12:19. No hay nada malo en esto. Lo malo es ser irreverentes con los bienes que Dios nos da. La Escritura nos dice que nadie puede servir a dos señores.
No se puede servir a Dios y a Mamón, puesto que Mamón es el dios griego de las riquezas. (Lc.16:13). No hay ningún pecado en tener bienes y riquezas. Por el contrario, es muy bueno, pues así podemos contribuir para el avance de la misión que se nos ha encomendado. e) El problema no está en el dinero: notemos lo que dice San Pablo: “porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. (1Tim.6:10). El asunto es nuestra actitud hacia las riquezas. ¡No las riquezas, no el dinero! Cuando no ponemos a Dios en primer lugar es cuando nos metemos en problemas. Poner a Dios en primer lugar es que tan pronto como recibimos nuestro salario o ganancias sacar
nuestro diezmo y ofrenda, confiando que todas las demás cosas o necesidades que tengamos Dios la suplirá porque así lo ha prometido. f) Amados hermanos, el rico insensato no tomó en cuenta la brevedad de la vida. Escuchemos su monólogo: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; (12:19). Santiago nos recuerda: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. (Santiago 4:13-15).
g) Estimados oyentes, hoy es el día cuando debemos tomar decisiones g) Estimados oyentes, hoy es el día cuando debemos tomar decisiones. El mañana no es nuestro. No olvidemos que este hombre rico pensaba que tendría muchos años por delante, cuando en realidad no le quedaban ni siquiera 24 horas. Hay quienes creen tener todo el tiempo del mundo. No digas, mañana seré fiel a Dios. Mañana, cuando me valla mejor económicamente, entonces viviré una vida generosa.
Conclusión a) Esta noche El Señor está aquí. Yo lo creo hermanos. Y ¿Ustedes? Amén. Está aquí para tocar tu vida con su Santo Espíritu y limpiar nuestro corazón de la fea mancha del egoísmo. b) El Señor quiere bendecirte, quiere prosperarte, quiere derramar sus bendiciones sobre tu vida material hasta que tus riquezas y bienes sobreabunden. c) La única condición es que le des en tu vida el primer lugar. Pidamos al Señor que nos de un corazón generoso, libre de todo egoísmo.
d) No olvidemos las advertencias del Señor: guardaos de toda avaricia, la vida no consiste tanto en tener riquezas, pues ellas son efímeras. No seamos duros de corazón, seamos mansos, humildes, sencillos, dóciles, no sea que seamos hallados necios. e) No olvidemos que donde está nuestro tesoro, allí está nuestro corazón. Abre tu corazón para que Jesús haga su morada en ti. Oremos, dedicándonos al Señor esta noche.