Organización y funcionamiento del psiquismo humano Introducción al concepto de psicosexualidad de Freud I Objetivos: conceptos: a) erogeneidad del cuerpo, b) zona erógena dinámica libidinal: combinación entre fijación y fluidez etapas de la organización del desarrollo libidinal: oral, anal, uretral, fálica la masturbación infantil sexualidad infantil y sexualidad adulta: diferencias primer concepto freudiano de perversión papel del objeto primario, la represión la percepción de la diferencia anatómica sublimación: vía de derivación de la fuerza pulsional pulsiones sexuales y de autoconservación: concepto de apuntalamiento

Erogeneidad del cuerpo, zonas erógenas en la teoría de Freud, todas las células del organismo son fuente de pulsiones sexuales: tienen potencialidad erógena, es decir, capacidad de producir excitación sexual y placer zona erógena: mucosas que bordean orificios, son áreas privilegiadas por su capacidad de producir excitación sexual. Desde el inicio de la vida, son estimuladas en el seno de un vínculo, con consecuencias psíquicas de gran dimensión las mucosas ligadas a las necesidades vitales (hambre, sed, expulsión de emuntorios, etc.), coinciden con las zonas erógenas y son sede de intensos intercambios con la madre (objeto primario) durante el período de crianza pulsiones de autoconservación: su fuente son las mucosas vinculadas a las necesidades vitales (hambre, sed, etc.) apuntalamiento: concepto que describe que las pulsiones sexuales surgidas de las zonas erógenas, están “apuntaladas” originalmente en las zonas vinculadas a las necesidades de supervivencia, hecho de particular importancia en el desarrollo psíquico en un desarrollo psíquico saludable: ambas corrientes pulsionales, de autoconservación y sexuales, se combinan y fluyen sin entorpecerse mutuamente, gracias a represiones adecuadas que las enmarcan con un sentido diferente para cada una. Ambas corrientes pulsionales están incluidas entre las pulsiones de vida si el desarrollo no es saludable: por represión excesiva o demasiado escasa y/o fallida, el funcionamiento psíquico en ese nivel se puede erotizar y hacerse sintomático de un modo patológico (anorexia, bulimia, encopresis, enuresis, etc.)

Libido sexual: fluidez y fijación la fuerza de las pulsiones de origen sexual se acumula: en ese caso se llama “libido”; se alude a ella como energía psíquica, o energía o fuerza libidinal Freud pensaba que esta energía podía fluir, siguiendo la orientación de los movimientos pulsionales, y combinarse según su variado origen erógeno, dando lugar a un desarrollo psíquico con posibilidades de pasar de una etapa del desarrollo a otra en la infancia, y de crecer en la medida de su potencialidad en la adultez pero en vez de fluir, puede “fijarse” en alguna etapa del desarrollo. En ese caso, la libido no fluye ni se combina con otras corrientes, sino que se fija. El pasaje de una etapa a otra se obstaculiza en parte, dejando una marca importante en el funcionamiento del psiquismo la libido puede fijarse en cualquiera de las etapas pregenitales, dando como resultado el desarrollo de neurosis, así como de rasgos particulares del carácter, intensificación de diversas conflictivas, etc. en estos casos, la personalidad tiene un desarrollo más pobre, comparado con el que proporciona una libido fluida las corrientes libidinales surgidas de distintas fuentes, pueden confluir entre sí o permanecer separadas. El desarrollo psíquico alcanza su posibilidad de mayor riqueza cuando la libido fluye libremente, y las corrientes pueden confluir y combinarse

Organización de las etapas libidinales la libido se organiza de modos diversos, comandada en cada caso por una zona erógena, lo que define las características del desarrollo de cada etapa. Etapas: 1) oral, 2) anal y uretral, y 3) fálica o genital infantil. En cada una se estructuran tendencias activas y pasivas, ligadas a las vicisitudes del placer, displacer y represión La etapa oral I 1º año de vida del bebé: las sensaciones orales tienen una importancia psíquica central. Si bien la mucosa oral es fuente de estímulos durante toda la vida, en esta etapa influye en el desarrollo, definiendo buena parte del funcionamiento del psiquismo, de la personalidad en forma espontánea, surge una búsqueda de placer por el placer mismo, apoyándose sobre la mucosa del órgano de la alimentación. Las dinámicas de hambre y placer oral se combinan, ya sea de manera saludable, o bien generando patologías diversas en esta etapa se estructura lo relacionado con la INCORPORACIÓN, en todos sus niveles. Ej.: la receptividad, como rasgo de personalidad, se basa en un impulso oral sublimado. Ejemplos de rasgos de personalidad patológicos: la tendencia a ser absorbente o a dejarse absorber, cada una en forma excesiva o demasiado escasa, etc. la significación básica de la relación oral con la madre, es la de “comer” y “ser comido”, incorporar y ser incorporado. Estos rasgos se combinan luego con otras corrientes pulsionales comienza a estructurarse la “relación de objeto”, en base al establecimiento de una imagen del objeto en el inconciente

La etapa oral II sensaciones orales de placer y displacer se entretejen en el psiquismo junto con las alternativas satisfactorias y frustrantes, amorosas y hostiles, del vínculo con la madre la síntesis de estas vivencias, modificadas desde la perspectiva de la propia subjetividad, constituye una base fundamental de la trama psíquica y de su funcionamiento, dando forma a rasgos de personalidad centrales personalidad y funcionamiento psíquico más saludables o más patológicos: según el equilibrio entre la pulsión de vida y la destructividad. Importa la combinación entre intensidad pulsional y represión, y entre amor y odio en el vínculo combinación desfavorable: por exceso tanto de satisfacción como de hostilidad y/o exceso o inadecuación de la represión, sentimientos de vacío o abandono, etc., habrá conflictos ligados a la incorporación un ejemplo: el temor inconciente a ser devorado puede promover rasgos marcados por la búsqueda de distancia y control de los vínculos, bajo forma de fobias, evitación de compromisos, modalidades tiránicas, etc. una tendencia represiva (defensiva) del propio deseo inconciente de devorar, puede derivar en inhibiciones de diverso tipo la oralidad ligada a la hostilidad puede llevar a tendencias bulímicas y/o anoréxicas, ligadas directamente a la comida. Pero también, como modo de funcionamiento psíquico (modalidades vinculares devoradoras o de rechazo a la incorporación, etc.)

La etapa anal alrededor del fin del 2º año, se alcanza la maduración neuromuscular del esfínter anal, necesaria para su control voluntario. Esta zona toma entonces el comando del desarrollo libidinal, alrededor de significados básicos como retención y expulsión (en sus vertientes activa y pasiva) las heces toman un sentido valorado. Pueden significar un regalo, testimonio de la maduración del niño y ofrenda de amor a la madre, cuando predominan los sentimientos amorosos pero si predomina la hostilidad, pueden convertirse en un botín de guerra y retenerse o expulsarse, controlando los esfínteres al servicio del placer de dominar al objeto, y al vínculo con el mismo. Analidad teñida de hostilidad: las heces y sus equivalentes simbólicos, se reflejan en ataques agresivos; la desvalorización es un ejemplo dos vertientes del placer: la activa, vinculada al control de la porción muscular del esfínter, que permite, voluntariamente, retener o expulsar contenidos. Como de ese modo se gratifican o se frustran las expectativas maternas, ese poder sobre el propio cuerpo permite obtener cierto control sobre el entorno el placer pasivo: vinculado con el pasaje de las heces, que estimula la mucosa. Sobre la base de esta vertiente, se estructuran tendencias pasivas de la personalidad en esta etapa se estructuran las funciones de control en todas sus variantes. Ej.: eje de lo limpio/sucio, manejo del dinero, rasgos retentivos y expulsivos, dominio y sometimiento en los vínculos humanos, tendencia al perfeccionismo y exigencia excesivas, etc.

Etapa anal: características una fijación libidinal anal suele derivar en una neurosis. Pero también estructura rasgos de carácter que pueden ser definitivos los niños pueden volverse oposicionistas, rebeldes y desafiantes, albergar tendencias hostiles encubiertas o manifiestas, desarrollar un afán de control y/o dominio, o tendencias al sometimiento, tanto excesivas como excesivamente escasas, obsesión por el orden, avaricia, etc. si el desarrollo es neurótico, surgirán síntomas llamados obsesivos, que son angustiosos, egodistónicos, fuente de angustia y gran sufrimiento se manifiestan en el plano del pensamiento (obsesiones, dudas enfermizas, angustia, etc.) y de las conductas como compulsiones y rituales, etc.. si el funcionamiento anal se manifiesta en rasgos particulares del carácter, estos no producen angustia, ya que son egosintónicos. Si se asocian a hostilidad de cierta intensidad, el entorno suele manifestar sufrimiento fase sádico anal o fase anal. Se combinan agresividad y placer de retener, dominar, etc. una vertiente que merece consideración particular: las tendencias sádico-masoquistas, es decir, las tendencias a sentir placer en dominar a otros y a infligirles dolor (sadismo). Masoquismo: el placer inconciente en ser víctima de sufrimiento, en procurarse situaciones de dolor (psíquico y/o corporal)

Erotismo uretral el erotismo uretral propiamente dicho, modo de satisfacción libidinal ligado a la micción, es parte de la etapa anal, entre los 2 y los 4 años enuresis infantil: puede ser un equivalente masturbatorio como modo de satisfacción sexual ligado a la micción. Pero también puede evidenciar estados depresivos subyacentes, angustias incontrolables, inmadurez emocional, miedos muy intensos, etc. fijación uretral: suele derivar en una ambición desmedida, ligada a fantasías omnipotentes de destrucción. Si esas fantasías se reprimen excesivamente, derivan en inhibiciones del Yo síntomas en la infancia: pueden estar evidenciando, simplemente, las alternativas de la conflictiva de la etapa del desarrollo. En ese caso, se superan simplemente con la maduración pero algunos síntomas pueden ser patológicos, y derivar en neurosis o rasgos de personalidad patológicos. Ambición desmedida e inhibiciones pueden persistir toda la vida, y requerir una intervención psicoterapéutica para modificarse fantasías inconcientes en las que se atribuye un poder corrosivo y destructivo a la orina, vinculan al pene con características agresivas. Si son muy intensas en la infancia, pueden derivar en inhibiciones sexuales en la adultez en la infancia, los tratamientos psicoterapéuticos adecuadamente indicados, son de gran ayuda para la superación de los conflictos cuando estos conflictos persisten hasta la adultez, su tratamiento resulta más prolongado, y su superación es más incierta

Masturbación infantil en la medida en que se produce excitación en las zonas erógenas, los niños sienten el impulso de investigar su propio cuerpo, movidos por la curiosidad y las sensaciones en dichas zonas. Al tocarse, surge una mayor excitación estimulan y exploran todos sus orificios al mismo tiempo que investigan su cuerpo y se proporcionan cierto placer. La masturbación es parte normal del desarrollo como uno de los resultados de lo anterior, las guardias pediátricas reciben, habitualmente, niños que se han metido todo tipo de pequeños objetos en los orificios toda actividad masturbatoria se acompaña de un intenso fantaseo, relacionado con la etapa que se atraviesa y la conflictiva particular que, en ese momento, se halla en el centro de su interés la masturbación es también parte del desarrollo puberal y adolescente; en algunos casos, puede continuar durante toda la vida la zona erógena genital comanda la etapa fálica o genital infantil, cuando se produce el descubrimiento de la diferencia anatómica

Sexualidad infantil y adulta: diferencias la sexualidad infantil se caracteriza porque se busca la satisfacción en cada zona erógena por su lado. Por esta característica, esta forma de sexualidad se llama “fragmentaria”… …y las pulsiones se llaman “parciales”, pues su origen es la zona erógena misma en que tiene lugar la satisfacción el objeto que satisface a la pulsión parcial es “contingente”: no importa por sí mismo, sino solo porque cumple con la función de aportar satisfacción. Ejemplo: el bebe chupa cualquier objeto, todos ellos reemplazables por cualquier otro cuando la mucosa genital toma el comando de la organización libidinal, se ingresa en la etapa fálica, en la que se desarrolla el complejo de Edipo sexualidad adulta: todas las corrientes libidinales originadas en las zonas erógenas, confluyen en una corriente única, dirigida hacia un único objeto el objeto ya no es contingente sino lo contrario: es el objeto de amor u objeto total, que puede tener, inclusive, más importancia que el propio Yo según la singularidad de cada sujeto, ese objeto de amor será del sexo contrario o del mismo, o será el propio Yo

1º concepto de perversión de Freud cuando no confluyen las diversas las corrientes pulsionales, el comando de la vida sexual adulta puede ser tomado por una pulsión parcial la forma de satisfacción sexual que ocupa el centro de la vida sexual (ligada a una zona erógena, al contrario de la confluencia de la totalidad de las corrientes pulsionales), pone en evidencia la característica infantil de la sexualidad (fragmentaria, objeto contingente) objeto de satisfacción de la pulsión parcial: contingente significa que no es un objeto amado, sino que solo se lo usa. Es un funcionamiento evolutivo en la infancia; si persiste en la adultez, el vínculo con el objeto es violento, hostil, destructivo y muy dañino para el objeto ejemplos: algunos casos de anorexia nerviosa y/o bulimia, hiperfagia, placer anal (como única fuente), voyeurismo/exhibicionismo, sadismo/masoquismo, ejercicio compulsivo del poder, trata de personas, algunas formas de homosexualidad, fetichismo, etc. per verso, en latín, significa “por otro camino”. Esta conceptualización de Freud no tiene ningún matiz peyorativo, ni asociado a la maldad o lo maligno significa, simplemente, que se trata de un camino de estructuración de la psicosexualidad diferente al edípico (especialmente, el heterosexual) la psicosexualidad puede combinar tendencias parciales con otras más adultas, más integradas: una combinación entre amor al objeto y un uso del mismo, en proporciones que varían según cada caso

El papel del objeto – La represión el “objeto” es indispensable para que la pulsión pueda descargarse. Es contingente cuando la pulsión es parcial, y se llama objeto de amor (es el objeto total) en la sexualidad adulta en estas etapas, como resultado de la maduración, la confluencia de las corrientes pulsionales parciales se refleja en que el psiquismo del niño alcanzó a construir una imagen integrada de sí mismo y del objeto, con una adecuada separación entre ambos satisfacción y frustración: son generalmente excesivas o excesivamente escasas, en medidas variables. Hay un equilibrio posible entre ambas, el mejor para un buen desarrollo, pero la imperfección es una característica común, quizás la más frecuente en la combinación entre ellas la libido se fija por exceso o escasez de satisfacción y/o de frustración (cuando su medida es importante). Es decir, vinculada a la influencia del objeto que satisface y frustra, combinada y transformada por la subjetividad del niño al asimilar sus experiencias represión: fuerza que se instala en el psiquismo como interiorización de los límites impuestos al niño por el objeto. Pone tope a los intentos de descarga pulsional, es un límite a los impulsos inconcientes de deseo, en su búsqueda de satisfacción

Percepción de la diferencia anatómica toda teoría tiene una marca de época. Actualmente, se cuestionan algunos aspectos de la teoría freudiana, pero sus formulaciones conservan un valor explicativo para un amplio número de casos, y también un valor de aplicación en el campo terapéutico hay autores que consideran, actualmente, que la idea de que todos los niños comparten la creencia de una igualdad anatómica entre hombres y mujeres, es una marca de época. Pero es comprobable que muchos niños varones pequeños creen que todo ser humano tiene un pene como el suyo hacia el fin de la etapa anal, sea por experiencia visual directa, o por su omnipresencia en la cultura y el lenguaje, los niños captan que hay diferencias anatómicas entre hombres y mujeres la primera reacción es quitarle importancia: muchos varones dicen “ya les va a crecer (a las nenas)”. De ese modo, no tienen que cuestionar su teoría, de que todos estamos igual de “completos”, tenemos pene como él en algún momento, cuando el desarrollo los hace avanzar en la maduración, “les cae la ficha” y aceptan que no es así, que las nenas no tienen pene como ellos, constatación que les produce un verdadero shock inmediatamente se ligan en su mente, la posesión del órgano, la percepción decepcionante de que las nenas no lo tienen, y algunas fantasías hostiles (que veremos más adelante). Esto, entre otros elementos, lo llevan pensar que su pene (y su “completud”) está en peligro

Represión - Sublimación la represión es una fuerza psíquica poderosa, al servicio del yo, según los parámetros del superyo, que actúa sometiendo a revisión los deseos e impulsos inconcientes, filtrando lo que puede pasar de ellos, y lo que no si los deseos se oponen a lo permitido por el superyo, la represión los detiene, es decir, los reprime. Desaparecen de la conciencia, pero quedan en lo inconciente. Si la represión falla en parte, producen síntomas, actos fallidos, olvidos, etc. sublimación: el yo reorienta a la libido, desde deseos contrarios al superyo, hacia actividades socialmente valoradas. Se subliman las pulsiones y deseos pregenitales, de origen oral, anal, uretral, y los de tipo homosexual (solidaridad) la amalgama original entre pulsiones de vida y de muerte o destructivas, sufre una desagregación: las actividades sublimadas responden exclusivamente a una pulsionalidad de vida en el proceso de desagregación, se libera una porción de pulsión de muerte, que sigue su trabajo en el psiquismo. Por ello, las satisfacciones obtenidas por medio de las sublimaciones no duran mucho, y las acciones sublimadas deben renovarse una y otra vez como todo elemento del desarrollo psíquico, el proceso de sublimar corrientes pulsionales tiende necesariamente, a ser excesivo o excesivamente escaso, en forma leve, o aún grave

La díada, la salida (posible) deseo: motor del psiquismo impulsado por las pulsiones que obligan al psiquismo a realizar un trabajo. Por definición, el deseo está ligado a un imposible, es imposible de satisfacer , ya que el movimiento inicial fue hacia un registro anterior madre: primer objeto de necesidad del bebé, y más adelante, objeto de amor. Al comienzo no se diferencia de ella: para el bebé, ambos conforman un “todo”. Apenas comienza a diferenciarse, desea poseerla en un vínculo de exclusividad (porque el primer sentimiento fue de ser un “todo” junto con ella) maduración psíquica: implica diferenciaciones y complejización. Mantener el tipo de vínculo inicial más tiempo del necesario, acarrea los riesgos de una relación englobante (predominio del significado oral) que no ofrece salida, obstaculizando el desarrollo de la identidad en un plano simbólico, el vínculo con la madre, desde el inicio, no es entre dos sino entre tres: ella tiene algún otro objeto significativo, presente en su psiquismo, que no es el niño. Al comienzo, esto no implica conflicto alguno. Pero se hace central en etapas posteriores la importancia que la madre atribuye a ese otro objeto: resulta crucial para el niño. La mejor condición para el desarrollo de la personalidad, es que en cierto momento pueda renunciar al deseo de posesión exclusiva, y pueda identificarse con algo de lo deseado por ella todo este despliegue puede verse desde el punto de vista de la individuación, que implica ganancia de autonomía, independencia y posibilidades de mayor desarrollo