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Publicada porMaría Pilar Crespo Bustos Modificado hace 8 años
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PRIMERA LECTURA Lectura del profeta Baruc 5,1-9 Dios mostrará su esplendor sobre ti
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SALMO RESPONSORIAL Salmo 125 El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres
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SEGUNDA LECTURA Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 1,4-6.8-11 Manteneos limpios e irreprochables para el día de Cristo
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ALELUYA Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios
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EVANGELIO San Lucas 3, 1-6 Todos verán la salvación de Dios
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En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás,
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vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
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Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados,
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como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
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"Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos, elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios".
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Palabra de Dios
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Segundo domingo de Adviento
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Este domingo la palabra que resuena con fuerza es conversión
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Dios prepara con amor y misericordia el camino para guiar a su pueblo...
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y nosotros ¿preparamos el camino para recibirle a ÉL?
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Todos necesitamos “un buen rato de desierto”
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para adentrarnos descalzos en el desierto de nuestra alma
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Dios está en la profundidad de nuestra alma y ahí es donde empieza la conversión
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Una voz grita en el desierto: preparad al Señor el camino el camino
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En este tiempo de Adviento Dios quiere realizar en nosotros una obra de ingeniería interior:
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El Señor tiene que enderezar las curvas torcidas de nuestra mente, que busca sus propios caminos equivocados
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El Señor tiene que rellenar las hendiduras de nuestras bajezas,
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cuando caemos en el derrotismo, la desilusión, la falta de esperanza y de alegría
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El Señor tiene que tumbar y rebajar las colinas y montañas de nuestro orgullo,
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cuando creemos que podemos cuestionar a Dios sus planes para nuestra vida
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El Señor tiene que suavizar con su Amor la superficie de nuestra alma,
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para quitar la aspereza de nuestro egoísmo, cuando no sabemos amarlo ni a El ni a los demás.
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al cambio interior para preparar el camino al Señor que está cerca. El Adviento nos invita a la conversión,
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