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Taller CUATRO Tema SOLIDARIDAD

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Presentación del tema: "Taller CUATRO Tema SOLIDARIDAD"— Transcripción de la presentación:

1 Taller CUATRO Tema SOLIDARIDAD

2 Objetivo: Recuperar el significado de la solidaridad como un factor imprescindible para la integración del tejido social y como levadura de la democracia

3 ORACIÓN DE (MARCELO MAURA)

4 Felices TODOS los que trabajan por los pobres. Desde los pobres
Felices TODOS los que trabajan por los pobres. Desde los pobres. Junto a los pobres. Con corazón de pobre. Contemplando a diario la hermana muerte, temprana, injusta, dolorosa, en los rostros de los niños olvidados, sin salud, ni educación, ni juegos (infancias robadas por miles en mi continente sufrido desde antaño). Felices los que viven solidarios dejando el asfalto limpio y prolijo para caminar los senderos pedregosos, polvorientos que abren al mundo de los que no cuentan en los números o estadísticas de los ministerios de turno. Felices los que aman al hermano concreto. Los que no se van en palabras sino que muestran su amor verdadero en obras de vida, de compañía y de entrega sincera. Felices los que enseñan, los que intentan que todos aprendan sin distinciones de color, piel o dinero. Felices los que comparten sus bienes Don-regalo del Buen Dios para vivir como hermanos y demostrarlo en la práctica. Los que no guardan con egoísmo sino que brindan y comparten. Felices los que caminan juntos, en búsqueda comunitaria del Reino de Vida Nueva y Fraternidad Realizada. Los que se ayudan en las buenas y en las malas, los que aprenden que mas pueden dos juntos que uno solo. Felices TODOS los que piensan primero en el hermano y que encuentran su alegría y el gozo y el sentido de la vida en trabajar por los demás y por el Reino y por el Señor vivo en medio nuestro. Olvidado, marginado, solo y abandonado en los rostros de jóvenes de indígenas, de ancianos de mujeres solas de desempleados y de tantos otros (como nos dice Puebla y los obispos latinoamericanos) FELICES, SEÑORES, - y alzo la voz para que escuchen todos - LOS QUE LOS QUE VIVEN EL MANDAMIENTO PRIMERO QUE ES AMOR A DIOS EN EL HERMANO. Y en estos días de final de siglo por tanto egoísmo e indiferencia signados, Felices los que encuentran que este amor hoy se revela en un camino: ser solidario, SER SOLIDARIO. Amén Felices los que siguen al Señor por la senda del buen Samaritano. Los que se atreven a andar tras sus pasos A superar las dificultades del camino. A vencer los cansancios de la marcha. Los que al andar van trazando sendas nuevas para que otros sigan, entusiasmados, y continúen la obra del Señor. Los que, atentos y presurosos, cambian su ruta para salir al encuentro del Señor vivo en el que sufre, tan presente en estos tiempos, tan cercano para algunos, para otros tan lejano. Felices los que dan la vida por los demás. Los que trabajan duro por la justicia anhelada. Los que construyen el Reino desde lugares remotos. Los que, anónimos y sin primeras planas, entregan su vida para que otros vivan más y mejor. Los que con su diario sacrificio abren huellas de humanidad nueva en un mundo mellado por el egoísmo neoliberal del "dios-mercado".

5 VER con los ojos del PADRE

6 Acción solidaria y participación política en México
Con el desarrollo de la burguesía en la sociedad moderna, el término solidaridad se ha usado para definir las acciones contrapuestas al individualismo. Toda esta época histórica estuvo permeada por la convicción de que la humanidad no está compuesta por conjuntos sociales (naciones, clases, etc.), sino por individuos y por seres vivientes, indivisibles e irreductibles los unos a los otros. Desde este punto de vista, la libertad individual era el valor supremo contrapuesto al concepto de sociedad organizada.

7 Acción solidaria y participación política en México
A finales del siglo XIX la solidaridad surge como concepción de las relaciones humanas con una dimensión inherente a lo social. Particularmente se afirma una visión “filantrópica” o “humanista”, ligada al “sentimiento de compasión”, entendida como “amor social y político del prójimo”.

8 Para los [filósofos] moralistas escoceses “el sentimiento de la ‘compasión’ se caracteriza como una forma de ‘simpatía’, un justo equilibrio entre el amor hacia uno mismo y el amor hacia el prójimo”. Para otros, como Rousseau, la “compasión” se funda sobre una sensibilidad y un temperamento que conduce hacia el prójimo y hacia el olvido de uno mismo. Para Augusto Comte, la idea de solidaridad constituye la ley suprema que gobierna todo el mundo de los fenómenos sociales.

9 En la época actual, para algunos pensadores, la posibilidad de reforzar la solidaridad en una sociedad, depende de cómo se active la confianza junto con nuevas relaciones interpersonales no permeadas por lo jerárquico y burocrático. Un aspecto importante de las acciones solidarias es su relación con la construcción de ciudadanía y la profundización de la democracia. En esta línea, el académico Lorenzo Meyer afirma que en “sociedades donde existe una fuerte tradición de organización voluntaria e independiente, la democracia tiene mayores posibilidades que en aquéllas donde está ausente”. Sin embargo, el caso de México es contradictorio, y una excepción a esta regla.

10 En efecto, se tendría que pensar que dado el alto número de personas que realizan prácticas voluntarias en México, alrededor de 40 millones mayores de 18 años, según la Encuesta Nacional de Solidaridad y Acción Voluntaria del 2008 (ENSAV), los niveles de participación política también deberían ser altos, cosa que se desmiente contundentemente.

11 Un ejemplo, la Encuesta Nacional de Juventud de 2005 (ENJUV 2005), señala que al 80% de los jóvenes no les interesan los asuntos relacionados con la política, contrario a lo que la ENSAV advierte de que la franja de la población entre los 18 y los 29 años de edad es la segunda con mayor porcentaje de participación de corte solidario y voluntario. La misma ENSAV indica que el trabajo solidario en México enfocado hacia actividades de “Participación política y sindical”, y de “Causa ciudadana”, es apenas del 6.3% en hombres y del 2.9% en mujeres.

12 Frente a esta realidad, cabe preguntase por qué las acciones solidarias y la participación política de los ciudadanos, quedan desvinculadas. Tres pueden ser las explicaciones: a. La política es percibida como una actividad desagradable, corrupta, ajena y lejana; ello debido a la hegemonía durante 70 años de un régimen autoritario, clientelar y paternalista, y a que el sistema político actual aún no consolida una institucionalidad democrática, manteniendo elementos del viejo régimen. En consecuencia, si el sistema político le obstruye las puertas al ciudadano para participar en los asuntos públicos de su interés, éste busca otros medios para participar en la resolución de los problemas sociales que le aquejan a él o a otros en su vida cotidiana, otorgándoles un significado distinto a lo político, que llega incluso a ser opuesto.

13 b. La participación ciudadana en México, en los hechos, se bifurcaría en dos tendencias; una de corte solidario que se centra en actividades humanitarias, altruistas, asistenciales o de ayuda, y otra de corte político que remite al plano electoral y a la representación en juntas o consejos. Ambas formas de participación ciudadana, tienden a excluirse, o por lo menos, a mirarse por vías paralelas. En el conjunto de la población, las acciones solidarias se identifican con aquellas actividades que fundamentalmente significan “ayudar a quienes lo necesitan”, al margen de su vinculación con cualquier compromiso político.

14 c. La idea de solidaridad, como ayuda al otro, constituye también el valor democrático predominante en los mexicanos, frente a los valores de libertad, tolerancia, justicia e igualdad; por lo tanto, es coherente suponer que el sentido de participación que subyace en las acciones solidarias, mantiene una cierta ruptura con el de participación política, ya que sólo de este modo es posible entender que los sujetos experimenten un distanciamiento entre las actividades que ellos consideran propiamente de solidaridad, respecto de las actividades que les significan un compromiso político.

15 Para compartir ¿Qué expresiones de solidaridad descubro en el lugar donde radico? La gente que es solidaria, ¿siempre lo hace desinteresadamente? ¿Descubres otras explicaciones del por qué las acciones solidarias y la participación política de los ciudadanos, quedan desvinculadas?

16 JUZGAR con los criterios del HIJO

17 Solidaridad desde Cristo y su aplicación en la política.
La verdadera solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada principalmente en la igualdad radical que une a todos los hombres. Juan Pablo II lo expresa claramente. El ejercicio de la solidaridad dentro de cada sociedad es válido sólo cuando sus miembros se reconocen unos a otros como personas. La solidaridad en el sentido que nosotros la entendemos existe sólo entre personas.

18 Se ha querido aplicar algunas veces la palabra solidaridad a la relación que puede existir entre un ser humano y un animal o, aún más ampliamente, entre un ser humano y su entorno ecológico. Nosotros no podemos concebir una solidaridad verdadera entre un humano y un animal, sino acaso una relación de mutua necesidad o de interdependencia; la misma que encontramos en el hombre que cuida la naturaleza; pero no podemos llamar a eso, de ninguna manera, solidaridad.

19 La solidaridad, esencialmente, debe ser dirigida al ser humano
La solidaridad, esencialmente, debe ser dirigida al ser humano. La persona humana es principio y fin de la solidaridad. El acto solidario debe ser hecho en beneficio de una persona, ya sea directa o indirectamente. De esta manera, puedo verdaderamente ayudar a otras personas si favorezco el cuidado de un ecosistema, para que otros puedan disfrutar ordenadamente de sus beneficios. El ser humano puede servirse de todos los bienes naturales, de manera ordenada, para su beneficio. Desde este punto de vista, la naturaleza no puede ser para la solidaridad un fin, sino un medio. A fin de cuentas, el ser humano es quien debe recibir el bien, ya sea de manera directa o indirecta.

20 La solidaridad nace del ser humano y se dirige hacia el ser humano
La solidaridad nace del ser humano y se dirige hacia el ser humano. Siempre ha sido una exigencia de convivencia entre los hombres. Pero no hay que confundir tampoco a la solidaridad con la caridad pura, o con la liberalidad. La solidaridad es, en sentido estricto, una relación de justicia: ¿por qué solidaridad? solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad; porque todos necesitamos de todos, porque estamos juntos en este barco de la civilización; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos. La solidaridad es justa porque los bienes de la tierra están destinados al bien común, al bien de todos y cada uno de los hombres, y los que, dada su buena fortuna, tienen más, están obligados a aportar más en favor de otras persona y de la sociedad en general.

21 Quede sentado, pues, que, en principio, la solidaridad es una relación entre seres humanos, derivada de la justicia, fundamentada en la igualdad, en la cual uno de ellos toma por propias las cargas de el otro y se responsabiliza junto con éste de dichas cargas.

22 Posteriormente el cristianismo vino a completar este concepto
Posteriormente el cristianismo vino a completar este concepto. Amarás a tu prójimo como a ti mismo, dicen los evangelios, para añadir a las relaciones de justicia estricta, un nuevo elemento: la caridad. Para el cristiano, la solidaridad no se reduce a dar lo justo, lo mínimo exigible, ni a dar lo que me sobra, sino que el concepto de amar al prójimo va más allá. A la pregunta ¿por qué solidaridad? El cristiano deberá responder: porque es lo justo, y porque amo al hombre. Para el cristiano, la justicia no es medida plena de la solidaridad, sino solo su exigencia mínima. La solidaridad, justa de por sí, se hace plena y se enriquece con las nociones de amor, caridad y entrega.

23 Así, el cristianismo hace más completo el concepto de solidaridad, y lo convierte en una ferviente entrega personal al bien del prójimo, porque el buen cristiano sabe que está en la tierra para servir y no para ser servido. La solidaridad es una relación entre seres humanos, derivada de la justicia, fundamentada en la igualdad, enriquecida por la caridad, en la cual uno de ellos toma por propias las cargas de el otro y se responsabiliza junto con éste de dichas cargas.

24 Y dicha relación, entendida únicamente en el entorno del ser humano, puede llevarse a cabo en tres niveles distintos, según se relacionen, respectivamente, un hombre con otro, un hombre con su sociedad o una sociedad con otra.

25 La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos, hacia una unidad cada vez más convencida. Nunca como hoy ha existido una conciencia tan difundida del vínculo de interdependencia entre los hombres y entre los pueblos. Las nuevas relaciones de interdependencia entre hombres y pueblos, que son, de hecho, formas de solidaridad, deben transformarse en relaciones que tiendan hacia una verdadera y propia solidaridad ético-social. La solidaridad debe llevar a revisar las estructuras de pecado que dominan las actuales relaciones entre personas y pueblos con el fin de superarlas y transformarlas, lo cual se logra con la creación ó la oportuna modificación de leyes, y reglas de mercado.

26 En la época de la globalización, la actividad económica no puede prescindir de la gratuidad que fomenta y extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común en sus diversas instancias y agentes. Se trata, en definitiva, de una forma concreta y profunda de democracia económica. La solidaridad es en primer lugar que todos se sientan responsables de todos; por tanto, no se la puede dejar solamente en manos del Estado. La solidaridad no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos responsables de todos.

27 La cumbre insuperable de la solidaridad es la vida de Jesús de Nazaret, el Hombre nuevo, solidario con la humanidad hasta la “muerte de cruz” (Flp 2,8) es el Dios con nosotros, que se hace cargo de las enfermedades de su pueblo, camina con él, lo salva y lo constituye un solo pueblo… de manera que nos enseña, que el prójimo no es solamente un ser humano más para nosotros, sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, y por él se debe estar dispuesto al sacrificio, incluso extremo: “dar la vida por los hermanos” (Jn15, 13)”.

28 ACTUAR bajo el impulso del ESPÍRITU SANTO

29 Es necesario ir superando esa desvinculación existente entre las acciones solidarias y la participación política de los ciudadanos, e ir superando los prejuicios creados desde la situación histórica que se ha vivido en nuestro pueblo y que nos ha separado de esa encomienda que el cristiano tiene, de ser “fermento”, en todas las estructuras de la sociedad, incluida la política. Hay que recordar que la participación ciudadana no se limita solamente a los procesos electorales, se trata de aprender a organizarnos, de construir una relación diferente entre autoridades y ciudadanos, por eso estos temas son sólo un escalón más de un camino largo que hay que transitar de manera permanente.

30 Por ello, es necesario comprometernos a participar ciudadanamente en beneficio de nuestra comunidad, por ejemplo: Aprovechar los espacios parroquiales: periódicos, murales, grupos… para elaborar materiales que inviten a la reflexión y el análisis sobre la necesidad de promover la solidaridad y que generen una participación ciudadana responsable. Abrir espacios de reflexión que articulen las exigencias de nuestra fe como cristianos con las exigencias de nuestro compromiso político como ciudadanos. ¿Qué otras acciones podríamos realizar para que en nuestra sociedad se acreciente la participación ciudadana?

31 María de la solidaridad
Al considerar el designio divino que te ha honrado como excelsa e incomparable cooperadora de la salvación; al reflexionar sobre tus desvelos al cuidar al Niño y al Joven Jesús; al ver tus intercesiones en Caná, modelo de tus desvelos; cómo no ver tú corazón solidario con el destino de la humanidad, cómo no comprender lo inabarcable del horizonte de tu amor, cómo no sentir el impulso de pedirte aprender de Ti a vivir atento a las necesidades de los demás y a poner los medios para que sea solidaridad afectiva se haga efectivamente concreta. Madre de la Solidaridad, intercede para que yo pueda recorrer el camino de amar a mis hermanos como me lo pide el Señor Jesús. Amén

32 Adaptación sr. Cura engelberto polino sánchez


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