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Ciclo C Domingo XXX del Tiempo Ordinario

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Presentación del tema: "Ciclo C Domingo XXX del Tiempo Ordinario"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C Domingo XXX del Tiempo Ordinario
«El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no»

3 Santos del Día • San Bartolomé de Bregantia. Italia ( †1270 ) Obispo, Dominico • Santa Cristeta de Talavera. España ( †304 ) Mártir • San Gaudioso de Nápoles. Nápoles, Italia Obispo • Beata María de la Encarnación Rosal. Guatemala ( 1820 †1886 ) • San Namancio de Arvernia. Francia ( †460 ) Obispo • San Oterano de Iona. Reino Unido Monje • Santa Sabina de Talavera. España ( †304 ) Mártir • San Trásea de Esmirna. Turquía ( †180 ) Mártir, Obispo • San Vicente de Talavera. España ( †304 ) Mártir • Santa Teresa Eustoquio. Bérgamo, Lombardía, Italia ( 801†852) Benedictina, Fundadora.

4 Santa Teresa Eustoquio Fundadora
801 † 852 Teresa tuvo la fortuna de tener unos padres que le dieron una buena educación cristiana. Era abierta, inteligente y sensible a los valores de la fidelidad y de la gracia. Su afán se centraba en Dios solamente, y desde Él, en los demás. Sin embargo, le ocurrió como a la gran Teresa de Ávila: tener la experiencia de la ausencia de Dios, aunque, aún sin sentirlo, jamás perdió su confianza. Se volvió una monja benedictina. Después de algunos años tuvo la inspiración divina de fundar una nueva congregación llamada: las "Hijas del Sagrado Corazón de Jesús". Le tocó vivir en tiempo difíciles por las revueltas políticas y sociales. Ruega por nosotros Después de una vida de intenso trabajo por Dios y por los demás, murió en el año 1852. Juan Pablo II la canonizó el diez de junio del 2001.

5 En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Espíritu Santo dame un corazón humilde para recibir la Palabra de Dios, y hazme dócil a sus divinas enseñanzas.

6 Primera Lectura - Eclesiástico 35, 12-14. 16-18
12 Porque el Señor es juez y no hace distinción de personas: 13 no se muestra parcial contra el pobre y escucha la súplica del oprimido; 14 no desoye la plegaria del huérfano, ni de la viuda, cuando expone su queja. 16 El que rinde el culto que agrada al Señor, es aceptado, y su plegaria llega hasta las nubes. 17 La súplica del humilde atraviesa las nubes y mientras no llega a su destino, él no se consuela: 18 no desiste hasta que el Altísimo interviene, para juzgar a los justos y hacerles justicia. Palabra de Dios Te alabamos Señor

7 «La oración del humilde atraviesa las nubes»
En los días en que el Ben Sirac escribe su libro, Israel se encuentra bajo la dominación de los seléucidas, reyes gentiles que dominaban sobre el pueblo teocrático y llevaban consigo la cultura helénica, y, por tanto, pagana, y a veces la persecución. Dios tendrá misericordia de su pueblo, que clama a Él día y noche, y le dará una alegría tanto mayor cuanto más dura y prolongada fuere la tribulación. La promesa tiene cierto sabor mesiánico.

8 Dios es un juez infinitamente sabio, que ve y juzga conforme a la verdad y sinceridad,
e infinitamente justo, que no puede aceptar los sacrificios de un corazón doble y malicioso. Dios no tiene acepción de personas para aceptar las oblaciones de los ricos que violan los derechos de los pobres. Sus predilecciones están decididamente en favor de los pobres y humildes.

9 Salmo 34(33) 2-3.17-18.19.23 2 Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios. 3 Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren. 17 Pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. 18 Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. 19 El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. 20 El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos. 21 El cuida todos sus huesos, no se quebrará ni uno solo. 22 La maldad hará morir al malvado, y los que odian al justo serán castigados. 23 Pero el Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados.

10 «Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha»
El salmista inicia un himno de alabanza a Yahvé para que los que le escuchan se asocien a El. Los humildes serán los primeros que se asociarán a su alabanza, porque serán los primeros en reconocer la mano protectora de Yahvé en sus vidas de sufrimiento.

11 en cambio, su faz está contra los que obran el mal.
Humildes aquí no significa tanto los que practican la virtud de la humildad cuanto los “piadosos” o seguidores incondicionales de Yahvé por sus preceptos, y, como tales, muestran espíritu de obediencia y docilidad; son los yahvistas fervorosos, que por lo general eran de las clases sociales modestas. El que sigue el camino del bien, consigue la paz consigo mismo, con el prójimo y con Dios. La felicidad proviene realmente de la práctica del bien, porque entonces se logra vivir bajo la protección omnipotente divina, pues los ojos de Yahvé están sobre los justos; en cambio, su faz está contra los que obran el mal.

12 Segunda Lectura - II Timoteo 4, 6-8. 16-18
6 Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: 7 he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. 8 Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hay aguardado con amor su Manifestación. 16 Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido en cuenta! 17 Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león. 18 El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén. Palabra de Dios Te alabamos Señor

13 «El Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas
«El Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas. Me aguarda la corona merecida» Pablo, que prevé próximo su fin, insiste con redoblada energía sobre su predilecto discípulo Timoteo para que cumpla con valentía y decisión su deber de ministro de Cristo. Es como su testamento. Primeramente le pone ante la vista el gran día del juicio final, cuando aparecerá Cristo para juzgar a “vivos y muertos” e inaugurar su reino (Hec_10:42; 1Co_15:24; 2Co_5:10; 1Ti_6:14).

14 pues se acercan tiempos difíciles y los adversarios son muchos.
Luego Pablo conjura a Timoteo a que se entregue de lleno a su ministerio, pues se acercan tiempos difíciles y los adversarios son muchos. Feliz el apóstol del Evangelio que al final de sus años de apostolado pueda exclamar con San Pablo: “He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe” que, en este contexto, parece estar equivaliendo a fidelidad a la fe, no omitiendo ninguna de sus exigencias.

15 Lectura del Santo Evangelio - Lucas 18, 9-14
9 Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: 10 «Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba así: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. 12 Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas". 13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!". 14 Les aseguro que este último volvió a sus casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado».

16 Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

17 «El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no»
La finalidad de esta parábola es enseñar el valor de la oración, pero con una condición esencial de la misma: la humildad, pues todo el que pide ha de reconocer lo que no tiene. Jesús no compara un pecador con un justo, sino un pecador humilde con un justo satisfecho de sí mismo. En la oración, pues, la actitud humilde es lo que hace a Dios aceptarla, mientras que la actitud soberbia del que pide con exigencia, más o menos camuflada, Dios no la escucha.

18 y prescripciones derivadas de ella.
La voz fariseo proviene del hebreo parash que significa separado, segregado. Con este nombre se denominó, probablemente a fines del siglo II a.C., a una secta de origen religioso que se segregó del resto del pueblo de Israel con la finalidad de observar estrictamente la Ley de Moisés. Como se ve en el Evangelio, los fariseos estaban convencidos de que ellos alcanzaban el perdón de Dios y la salvación mediante esta minuciosa observancia de la Ley y de todas las normas y prescripciones derivadas de ella.

19 No parece, sin embargo, que todos fueran así.
El Publicano es el antípoda del fariseo. A su cargo estaba confiada la recaudación del tributo a Roma. Para no perder, y no hacer así un mal negocio, solía exigir más y de forma, a veces, violenta, al pueblo indefenso. El pueblo naturalmente los odiaba. Eran públicos pecadores y debían ser evitados y despreciados. No parece, sin embargo, que todos fueran así.

20 No le justifican sus obras solas, como lo dice Pablo.
El Fariseo no ora: relata sus necedades, porque sólo lo que refiere, aunque fuese verdad, no evitaba el orgullo. Alegaba ante Dios sus obras como si fuesen suyas, no le trajo la “justificación”. No le justifican sus obras solas, como lo dice Pablo. Él nada necesita, nada pide; está sano, es justo, se encuentra limpio, perfecto. Naturalmente salió de la presencia del Señor como había entrado, tan presuntuoso, tan perfecto, tan sano, tan justo. La justicia de Dios no le alcanzó, como tampoco su misericordia. Salió sin justificar.

21 Confía, no obstante, en la misericordia del Señor. A ella se acoge.
El Publicano se reconoce malhechor y pecador. Su actitud ante Dios es diferente. No osa levantar los ojos del suelo, sabiendo que es indigno de presentarse ante Dios. Confía, no obstante, en la misericordia del Señor. A ella se acoge. Se reconoce enfermo y ruega la salud. Dios usó de misericordia; Dios lo sanó. Salió de allí justificado.

22 La humildad nos hace reconocer como tales los dones recibidos,
La humildad es la primera piedra de este edificio que es nuestra vida interior. En esta parábola pasaje que contemplamos tres situaciones relacionadas entre sí cuya nexo debería ser la humildad: La primera con Dios; la segunda, con los otros; y la tercera, con nosotros mismos. La humildad nos hace reconocer como tales los dones recibidos, y nos permite reconocer también los dones del otro. Es más, se alegra de ellos. Finalmente, la humildad es también la base de la relación con Dios.

23 Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella. Señor danos el don de la humildad y de la oración para vivir en estrecha unión contigo.

24 Tiernísima Madre de Dios y Madre de todos los hombres,
Tú que has sido, con humildad y magnanimidad, «la esclava del Señor», danos tu misma disponibilidad para el servicio de Dios y para la salvación del mundo. Abre nuestros corazones a las inmensas perspectivas del Reino de Dios y del anuncio del Evangelio a toda criatura. Amén

25 Si deseas recibir el Evangelio del Domingo
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