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Domingo XII del Tiempo Ordinario «Tú eres el Mesías de Dios»

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Presentación del tema: "Domingo XII del Tiempo Ordinario «Tú eres el Mesías de Dios»"— Transcripción de la presentación:

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2 Domingo XII del Tiempo Ordinario «Tú eres el Mesías de Dios»
Ciclo C Domingo XII del Tiempo Ordinario «Tú eres el Mesías de Dios»

3 Santos del Día • Santa Agripina de Roma. Italia Mártir
• San Bilio de Dariórigo. Francia ( †914 ) Mártir, Obispo • Santa Ediltrudis de Eli. Reino Unido (640 †679 )Abadesa, • San José Cafasso. Italia (1811 †1860 ) Sacerdote • Beato Lanfranco de Pavía. Italia ( †1194 ) Obispo • Beata María de Oignies. Bélgica (1213 †1244) • Beata María Rafaela Cimatti. Italia (†1945 ) Religiosa • Beato Pedro Jacobo de Pésaro. Italia ( †1496 ) Agustino • Santo Tomás Garnet. Reino Unido ( †1608 ) Jesuita • San Walhero. Bélgica ( †1199) Sacerdote • San Zenas de Filadelfia. Arabia Saudí (†304 ) Mártir

4 San José Cafasso Sacerdote
1811 † 1860 Nació en Castelnuovo Don Bosco. Se consagra a Dios en 1827. Renuncia a la «carrera» de los eclesiásticos, que le posibilitaba subir de rango y mejorar su formación sacerdotal. Predica sobre el fin de esta vida, del valor del tiempo, la salvación del alma, la lucha contra el pecado, las verdades eternas, la frecuencia de los sacramentos, el despego del mundo, etc. En Turín, que era la capital del reino de Saboya, las cárceles estaban llenas de terribles criminales, abandonados por todos. Sin embargo, San José Cafasso decidió evangelizar ese lugar, y con infinita paciencia y amabilidad se fue ganando los presos uno por uno, los hacía confesarse y empezar una vida santa. Además, el santo acompañó hasta la horca a más de 68 condenados a muerte, y aunque habían sido terribles criminales, ni uno sólo murió sin confesarse y arrepentirse. Ruega por nosotros Su oración fúnebre la hizo su discípulo preferido: San Juan Bosco. Antes de morir escribió esta estrofa: "No será muerte sino un dulce sueño para ti, alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe María".

5 En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Ven Espíritu Santo, revísteme de humildad para recibir dignamente la Palabra de Dios, y hazme dócil a sus divinas enseñanzas. Ven y concédeme los dones necesarios para que se cumpla en mí Su voluntad.

6 Primera Lectura - Zacarías 12,10-11.13,1
12, 10 Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica; y ellos mirarán hacia mí, En cuanto al que ellos traspasaron, se lamentarán por él como por un hijo único y lo llorarán amargamente como se llora al primogénito. 11 Aquel día, habrá un gran lamento en Jerusalén, como el lamento de Hadad Rimón, en la llanura de Meguido. 13, 1 Aquel día, habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de lavar el pecado y la impureza. Palabra de Dios Te alabamos Señor

7 «Mirarán al que "traspasaron"»
La lectura de hoy forma parte de una serie de oráculos sobre Jerusalén, una Jerusalén signo de contradicción. Palabras misteriosas las del profeta. En primer término, una bendición sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén. Dios no olvida ni abandona la dinastía de David a pesar de las catástrofes que ha amontonado la historia sobre la casa de David y sobre Jerusalén, Dios continúa mirando con complacencia aquello que va a constituir el centro de los tiempos: el Mesías y los tiempos mesiánicos.

8 a su manera, sobre la casa de David y sobre la misma Jerusalén.
Si hacemos una lectura como la de Jn 19,37, se ajustaría a Jesús crucificado de cuyo costado manaron sangre y agua: una vida nueva y un espíritu nuevo, como el mismo texto de Zacarías apunta, a su manera, sobre la casa de David y sobre la misma Jerusalén. El texto bíblico recibe así su sentido más pleno. Leído el mensaje a la cruz de Cristo, encuentran ambas frases sorprendente coherencia: El Mesías, el tiempo mesiánico, misión del Mesías…

9 Salmo 62(61),2-4.5-6.8-9 2 Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la salvación. 3 Sólo él es mi Roca salvadora; él es mi baluarte: nunca vacilaré. 4 ¿Hasta cuándo se ensañarán con un hombre para derribarlo entre todos, como si fuera un muro inclinado o un cerco que está por derrumbarse? 5 Sólo piensan en menoscabar mi dignidad y se complacen en la mentira; bendicen con la boca y maldicen con el corazón. 6 Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la esperanza. 8 Mi salvación y mi gloria están en Dios: él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio. 9 Confíen en Dios constantemente, ustedes, que son su pueblo, desahoguen en él su corazón, porque Dios es nuestro refugio.

10 «Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.»
Este salmo expresa la más ciega confianza en el Dios único, verdadero valedor para el salmista, incomprendido y hostilizado por doquier. El título lo atribuye a David, en la que se exhorta al pueblo a poner su confianza, no en las riquezas ni en los medios terrenos, sino sólo en Dios, fuente de justicia y de poder. En medio de las intrigas y asechanzas, sólo queda la esperanza de la protección del Señor.

11 Podemos dividirlo en tres partes:
a) confianza en Dios frente a las asechanzas e hipocresías de los enemigos (2-5); b) exhortación a confiar en Dios y no en los seres humanos (6-10); c) el poder está únicamente en Dios, y no en las riquezas (11-13). A pesar de las persecuciones, el alma del salmista se siente segura, porque sabe que tiene la protección divina.

12 Segunda Lectura - Gálata 3,26-29
26 Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, 27 ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo. 28 Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús. 29 Y si ustedes pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa. Palabra de Dios Te alabamos Señor

13 «Los que habéis sido bautizados, os habéis revestido de Cristo»
El Evangelio de Jesús anuncia verdades claras, bien definidas y definitivas. Son las realidades que constituyen la nueva civilización en Cristo. Somos Hijos. Hijos de Dios. Hijos verdaderos del verdadero Dios y lo somos todos. Y todos significa todos, sea cual sea su procedencia, su edad, su condición, su estado o sexo.

14 Y a creer en Jesús son llamados todos y en todos los tiempos.
La fe en Jesús -es la buena nueva- opera la maravilla. Confiere a los suyos su propia condición de Hijo. Porque la adhesión a Jesús es una participación de su vida: incorporación y revestimiento de Cristo hasta llegar a no vivir nosotros, sino Cristo en nosotros. El bautismo realiza misteriosamente el portento (morir, ser sepultados, resucitar con). Realidad transformadora es que todos somos Cristo.

15 Lectura del Santo Evangelio - Lucas 9, 18-24
18 Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». 19 Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado». 20 «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». 21 Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. 22 «El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día». 23 Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. 24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará».

16 Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

17 «Tú eres el Mesías de Dios»
Ha llegado el momento cumbre, el momento de declararlo. Están solos sus discípulos. ¿Quién soy yo? les espeta Jesús. «Tú eres el Mesías» responde Pedro. Se ha descorrido el velo, se ha revelado el «secreto». Jesús de Nazaret no es un «cualquier» profeta; ni siquiera Elías o el gran Juan vuelto a la vida. Jesús de Nazaret es el MESÍAS. Esta declaración señala un cambio de dirección en el evangelio. Los discípulos «saben» el misterio de su persona. Ya no le siguen como a un profeta; le siguen como a Mesías, enviado por Dios para la restauración de Israel.

18 Será condenado a muerte; pero resucitará al tercer día.
Queda por conocer el «misterio» de su misión. Jesús, el Mesías, es ¡el Hijo del Hombre! Este misterio constituye el tema de la segunda parte. Jesús comienza a instruirles. El Hijo del Hombre será entregado a manos de los gentiles, por obra de los dirigentes de Israel. Será condenado a muerte; pero resucitará al tercer día. Y es su voluntad, firme y decidida, de abrazar la pasión y la muerte porque tal es la voluntad de Dios. Jesús tiene conciencia de su misión y la confía a sus amigos.

19 Es un misterio, y como misterio debe permanecer oculto.
Los hombres no pueden comprenderlo. Tan lejos están los pensamientos humanos de los de Dios, que corren peligro de cerrarse por completo. Pedro es el mejor exponente. Pedro trata de estorbarlo. El Mesías no puede acabar Así. Es atentar contra Dios. Pero Pedro se equivoca. Su postura sí es una oposición a Dios. Sus pensamientos no son acertados. No pasan de ser humanos. Y lo humano, opuesto a Dios, se convierten en malignos y endiablados. «Quítate de mi vista, Satanás» es la respuesta indignada de Jesús. Pedro, ignorando, pretende retraer a Jesús del cumplimiento de la voluntad del Padre. La voluntad de Dios, sea cual sea, es santa, y el intento de desacatarla ha de ser, sea cual sea la causa, satánica. Los discípulos lo entenderán más tarde. Las condiciones que propone Jesús para seguirlo están en consonancia con su propio destino.

20 ser tenido como escoria de la sociedad por el nombre de Cristo.
La «misión» de Jesús se alarga a sus discípulos; el «misterio» de Jesús se hace destino y misterio cristiano. He aquí las condiciones: negarse a sí mismo, cargar con su cruz y seguirle. El discípulo no ha de tener otra voluntad que la voluntad de Dios que es seguir a Jesús e imitarle. Ha de tomar su cruz. Y tomar la cruz significa ser despreciado, perseguido; ser tenido como escoria de la sociedad por el nombre de Cristo.

21 Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella. Señor, dame fuerzas, constancia y amor para tomar tu cruz y seguirte y ser también tu cirineo en mis hermanos.

22 Oh Virgen, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo,
a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la sangre preciosísima de nuestro Redentor. También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición si conviene, me la concedas.

23 Si deseas recibir el Evangelio del Domingo
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