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Biografía y muerte del apóstol Pedro

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Presentación del tema: "Biografía y muerte del apóstol Pedro"— Transcripción de la presentación:

1 Biografía y muerte del apóstol Pedro
Humberto Fierro G

2 Tema: Biografía y muerte del apóstol Pedro
,¿Quien era Pedro? San Mateo 4: Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano Pedro era un hombre pescador de Betsaida ciudad de Galilea, en la ribera nordeste del lago de Genesaret, (Juan 1:44) ; su nombre verdadero era Simón. Al igual que su padre Jonas y su hermano Andrés, era pescador.

3 Estaba casado, tenía un hogar ejemplar, en sus cartas advierte a los maridos la forma de como se debe tratar a sus esposas (1Ped.3: 7); sabía por experiencia la convivencia matrimonial; no consta que tuviese hijos, y en el Evangelio nos refiere cómo Jesús curó a su suegra que vivía en su casa (Mar.1:29-31).

4 Características de Simón
Jesucristo no le eligió por ser el más inteligente o el más culto de los apóstoles; en él se advierte un corazón impetuoso y carácter fuerte, lleno de arrebatos no siempre oportunos, menos inquebrantable de lo que hubiera sido de desear, pero con una mezcla de fe, entusiasmo y bondad que sin duda respondían al deseo del Maestro; nadie le admitiría para dirigir una gran empresa (la inestabilidad pone en peligro los negocios); sus antecedentes no inspiran confianza, y un partido político no lo elegiría como su líder. Podemos ver que los criterios de eficacia tienen poco que ver con los planes de Dios.

5 La pregunta es: ¿Como conoció a Jesús? San Juan 1:35-42. 35.
Antes de conocer a Cristo, había sido (probablemente) discípulo del Bautista, como su hermano Andrés ya que éste es quien le condujo a Jesús. La pregunta es: ¿Como conoció a Jesús? San Juan 1: Al siguiente día estaba otra vez Juan, y con él dos de sus discípulos. 36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: ¡Este es el Cordero de Dios! 37 Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Volviéndose Jesús y viendo que lo seguían, les dijo: --¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: --Rabí --que significa "Maestro"--, ¿dónde vives? 39 Les dijo: --Venid y ved. Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron aquel día con él, porque era como la hora décima. 40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41 Aquel encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: --Hemos encontrado al Mesías --que significa "Cristo" Y lo trajo a Jesús. Mirándolo Jesús, dijo: --Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas --es decir, Pedro-.

6 Pedro, asiste al primer milagro de Jesús en las bodas de Caná, en Cafarnaúm, (Juan 2:1-9), mientras ejercitaba su oficio de pescador, escucha las enseñanzas y presencia los milagros del Señor hasta recibir la llamada a seguirle como discípulos dejándolo todo. Antes del Sermón del Monte es elegido como uno de los Doce.

7 Conversión de Pedro Luego de su encuentro y entrega a Jesús no solo su nombre cambio... “y mirándole Jesús, dijo: tu eres Simón, hijo de Jonás; tu serás llamado Cefas, que quiere decir Pedro” (Juan 1:42) ; sino también su vida. ¿Cómo es que Jesús sabía todo lo relacionado con Simón? Juan 2:24,25. «Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos; 25 y no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del hombre, pues él sabía lo que hay en el hombre». Por eso Jesús sabía su nombre, y además el nombre de su padre, Jonás; como tambien sabe todo lo relacionado con cada uno de nosotros.

8 Jesús no desconocía la debilidad y las negaciones de Pedro: "Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha reclamado para zarandearos como el trigo” Pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú cuando vuelvas, confirma en la fe a tus hermanos» (Lucas 22:31-32). Pero aunque Jesús sabía de antemano eso no fue obstáculo para seguir confiando en él. “volverse”, Gr. epistrefō, que se refiere a la conversión o al cambio que ocurriría en la vida de Pedro. Jesús indicó aquí que Pedro caería, pero que este no sería el final de todo, porque se arrepentiría. La amarga experiencia por la cual Pedro estaba a punto de pasar como resultado de negar a su Señor, obró en él una transformación que fue claramente visible para los otros discípulos. (DTG , 752).

9 El carácter de Simon Pedro es transformado:
Luc.5:8. Viendo esto (la pesca milagrosa) Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador». Viendo este milagro Pedro reacciona con la declaración de fe arrodillándose ante Jesús, y confiesa su condición de hombre indigno de estar tan cerca del Enviado de Dios. Su vida anterior de hombre concreto y cercano a lo que se puede palpar y contar, queda superada al reconocer el milagro. Entonces sigue a Jesús dejándolo todo. Las posibles resistencias para seguir al Maestro se desvanecen y la generosidad aflora de una manera admirable.

10 Poco a poco adquiere confianza y supera el posible envaramiento (Entumecimiento, actitud de la persona orgullosa y tímida), y en su preparación se declara pescador y no precisamente estudiante. Los evangelios nos muestran un claro talante de liderazgo. Poco a poco, se va convirtiendo en portavoz de los demás, lea (Mat.16:15,16). Todo, sin perder la sencillez. Jesús le trata con especial confianza. Pedro mejora su fe, su oración, y muchas virtudes, pero también esa confianza y sencillez permiten que se manifiesten sus defectos, quizá antes escondidos por la timidez que se suele dar en los que comienzan, lea (Mar.8:31-33). La fe de Pedro es una fe de fuego. Nunca la fe es separable del amor. Al crecer el amor, crece la fe, y viceversa. Creemos porque amamos, y amamos a aquel que se nos revela como bueno y sabio. Pedro cree en Jesús y le ama.

11 Actividades de Pedro en la obra con Jesús
1). Pedro es llamado a seguir a Jesús, cerca del mar de Galilea (Mateo 4:18-19). 2). Pedro intenta caminar sobre las aguas, en el mar de Galilea (Mateo 14:29-30). 3). En la ultima cena Jesús lavo los pies de Pedro, en Jerusalén (Juan 13: 6-7). 4). Pedro corta la oreja de un guardia en defensa de Jesús, en el huerto de Getsemaní (Juan 18:10-11). 5). Pedro niega a Jesús, en el palacio del sumo sacerdote (Juan 18: 25-27). 6). Pedro y Juan se apresuran a la tumba (Juan 20: 3-8). 7). Pedro y los demás discípulos ven a Jesús, en el mar de Galilea después de la resurrección (Juan 21:3-17).

12 ¿A Pedro le es asignada una posición más elevada que la de los demás apóstoles?
Mateo 16:18,19. "Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra quedará atado en los Cielos, y todo lo que desatares sobre la tierra, quedará desatado en los Cielos.” Este texto se ha interpretado como que Cristo colocaba a Pedro como la «piedra, la cabeza, el fundamento» de la iglesia. En Juan 16:13, el Señor Jesús, les dijo a sus apóstoles: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho»

13 Descenso del Espíritu Santo
En esta imagen que es inspirada en la teología Católica, aparece Pedro con un «solideo» blanco en la cabeza, como distintivo de dignidad superior, pero no es ungido por Dios con un derramamiento mayor del E. Santo.

14 Para Pedro, ¿Quién es la piedra sobre la cual está fundada la iglesia?
Según las Sagradas Escrituras y la tradición, Pedro no ocupo el primer puesto dentro de la iglesia primitiva que era el cargo de obispo o anciano de la iglesia de Jerusalén después del descenso del Espíritu Santo, sino Santiago el menor. (Lea el tema Biografía y Muerte de Santiago el Menor). Para Pedro, ¿Quién es la piedra sobre la cual está fundada la iglesia? De acuerdo a lo que Pedro enseñaba, él le asignaba a Cristo el ser la «piedra» (1Ped.2.4-6). «Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa, 5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 6 Por lo cual también dice la Escritura: "He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; el que crea en él, no será avergonzado« (Isaías 28:16).

15 ¿Para Pablo, quién es el fundamento de la iglesia?
Pablo enseña en las Escrituras con toda claridad que la Iglesia tiene un solo y único fundamento que es Jesucristo (1 Co 3.11). «Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo». ¿Para Pablo, quién es la cabeza de la iglesia? Cristo es considerado como cabeza de la Iglesia: Lea (Col 2: y Ef. 4: 15-16). Por tanto, los apóstoles no le otorgaron un lugar de preeminencia al apóstol Pedro dentro de la iglesia primitiva. El hecho de que Pedro tomara la vocería de los apóstoles para elegir el sucesor de Judas y dar el primer mensaje después del Pentecostés, esa era su costumbre. Note que en su mensaje de Hech.2: , lo que hace Pedro es colocar en alto el Nombre de Cristo como el único camino para obtener la salvación.

16 Miremos brevemente las Palabras de Jesús dirigidas a Pedro en Mat
Miremos brevemente las Palabras de Jesús dirigidas a Pedro en Mat. 16:18,19. Y como las interpretaron los apóstoles Cristo les pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (verso 13). Luego les pregunta: ¿Y vosotros, quién decís que soy? (Verso 15). Y Pedro como de costumbre, se adelanta y responde: «Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Verso 16). A lo cual Jesús responde: ¡Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos! «También te digo que Tú eres Pedro, y sobre esta Roca, (señalándose a si mismo) edificaré mi iglesia» (Versos 17-18). «Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos» (verso 19).

17 Sobre estos tres versos, el C.B.A. dice:
Estas palabras se han interpretado de diversas maneras: (1) que Pedro era “esta roca”, (2) que la fe de Pedro en Jesús como el Cristo era “esta roca”, (3) que Cristo mismo era “esta roca”. Se han presentado persuasivos argumentos en favor de cada una de las tres explicaciones. La mejor forma de determinar qué fue lo que Cristo quiso decir con estas palabras difíciles de entender, es preguntar a las Escrituras mismas qué era lo que esta figura de dicción (o manera de hablar) significaba para los oidores judíos, especialmente para aquellos que se la oyeron a Jesús en esta ocasión (DMJ 7). El testimonio de los escritos de los mismos discípulos es evidentemente superior a las ideas de los hombres que después de ese tiempo han escrito u opinado acerca del supuesto sentido de las palabras de Jesús

18 Felizmente, algunos de los que fueron testigos oculares en esta ocasión han dejado un registro claro e inequívoco. (2Ped.1:16). «No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad». 1Juan1:1-3. Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante al Verbo de Vida. 2 --pues la vida fue manifestada y la hemos visto, y testificamos y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó--, 3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo» Pedro, a quien fueron dirigidas estas palabras, rechaza enfáticamente, mediante sus enseñanzas, que la roca de la cual habló Cristo se refería al apóstol mismo, veamos lo que dice:

19 Hech.4:8-12. Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Gobernantes del pueblo y ancianos de Israel: 9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este ha sido sanado, 10 sea notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11 Este Jesús es la piedra rechazada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos». 1Ped. 2:4-8. Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa, 5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 6 Por lo cual también dice la Escritura: "He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; el que crea en él, no será avergonzado 7 Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso. En cambio para los que no creen: "La piedra que los edificadores desecharon ha venido a ser la cabeza del ángulo 8 y: "Piedra de tropiezo y roca que hace caer". Ellos, por su desobediencia, tropiezan en la palabra. ¡Ese es su destino!

20 Mateo registra el hecho de que Jesús empleó otra vez la misma figura, en circunstancias que indican claramente que él mismo era la roca: Mat. 21:42. Jesús les preguntó: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: ""La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?" Luc. 20: Pero él (Jesús), mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito?: «La piedra que desecharon os edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo". 18 "Todo el que caiga sobre aquella piedra, será quebrantado; pero sobre quien ella caiga, lo desmenuzará».

21 ¿Qué dice el AT con relación a la Roca? ¿Quién dice que es la Roca?
Desde tiempos antiguos, el pueblo hebreo había empleado la figura de la roca para referirse específicamente a Dios. Deu.32:4. «Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectos. Es un Dios de verdad y no hay maldad en él; es justo y recto». Sal.18:2. «Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio». El profeta Isaías se refirió a Cristo como “gran peñasco en tierra calurosa” (Isa.32:2), y como “piedra probada, angular, preciosa” (Mat.28:16). Pablo afirma que Cristo era la Roca que había acompañado a su pueblo por el desierto en la antigüedad (1Cor.10:4; Deu.32:4; 2Sam.22:32; Sal.18:31). En un sentido secundario, las verdades que Jesús habló son también una roca en la cual los hombres pueden construir con toda seguridad (Mat.7:24-25).

22 Jesucristo es “la roca de nuestra salvación” (DTG 381;Sal. 95:1; Deu
Jesucristo es “la roca de nuestra salvación” (DTG 381;Sal.95:1; Deu.32:4, Deu.32:15, Deu.32:18). El es el único fundamento de la iglesia, porque “nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1Cor.3:11), ni “en ningún otro hay salvación” (Hech.4:12). En estrecha relación con Jesucristo “la principal piedra del ángulo” en el fundamento de la iglesia, se encuentran los apóstoles y los profetas (Efe.2:20). Todos los cristianos han de ser edificados como “piedras vivas” (Gr. líthos) para formar una casa espiritual), (1Ped.2:5 un edificio cuya piedra angular es Cristo (Efe.2:20-21). El es la única “Roca” sobre la cual se afirma todo el edificio, porque sin él no habría ninguna iglesia. Cuando creemos en él como Hijo de Dios, nosotros también podemos llegar a ser hijos de Dios (Juan1:12; 1Juan 3:1-2). La comprensión de que Jesucristo es realmente el Hijo de Dios, tal como Pedro lo afirmó en esta ocasión (Mat.16:16), es la llave de la puerta de la salvación (DTG ). Es incidental (de poca importancia) y no fundamental el que Pedro fuera el primero en reconocer este hecho y declarar públicamente su fe, la cual era compartida también por sus compañeros (Mat.16:16).

23 San Agustín (c. 400 d. C.), el mayor de los teólogos católicos de los primeros siglos de la era cristiana, de a que sus lectores decidan si Cristo dice que él mismo es la roca o si dice que Pedro es la roca (Retracciones ). Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla, célebre por su elocuencia (m. 407 d. C.), dijo que Jesús había prometido poner el fundamento de la iglesia sobre la confesión de Pedro, y no sobre Pedro, pero también dice que Cristo mismo es verdaderamente nuestro fundamento (Comentario sobre Gálatas, Mat.1:1-3; Homilías sobre 1 Timoteo xviii ). Eusebio, historiador de la iglesia primitiva (m. 340 d. C.), afirma que Clemente de Alejandría escribió que Pedro, Santiago y Juan no lucharon por la supremacía en la iglesia en Jerusalén, sino que escogieron a Santiago el justo (o el menor) como dirigente (Historia eclesiástica ii. 1). Otros padres de la iglesia enseñaron lo mismo; tal fue el caso de Hilario de Poitiers.

24 Cuando se buscó apoyo bíblico para las pretensiones del obispo de Roma a su primacía en la iglesia (ver t. IV, p. 863), las palabras pronunciadas por Cristo en esta ocasión fueron sacadas de su contexto original e interpretadas en el sentido de que Pedro era “esta roca”. León 1 fue el primer pontífice romano en pretender que había recibido su autoridad de Cristo por medio de Pedro. Esto sucedió por el año 445 d. C. Acerca de esta pretensión, Kenneth Scott Latourette, conocido historiador de la iglesia, dice: “Insistió que por decreto de Cristo, Pedro era la roca, el fundamento, el guardián de la puerta del reino de los cielos, puesto para atar y para desatar, cuyos juicios retenían su validez en el cielo, y que por medio del papa como su sucesor, Pedro seguía realizando la tarea que le había sido encomendada” (A History of Christianity, 1953, p.186). Resulta extraño que si esto es realmente lo que Cristo quiso decir, ninguno de los otros discípulos hubiera descubierto ese hecho, ni tampoco ningún otro cristiano durante cuatro siglos después de que Cristo pronunciara esas palabras. Además, resulta extraordinario que ningún obispo de Roma descubriera este significado en las palabras de Cristo hasta que un obispo del siglo V pensó que era necesario hallar apoyo bíblico para la primacía papal. La interpretación de las palabras de Cristo, que concede supremacía a los así llamados sucesores de Pedro, los obispos de Roma, no armoniza en absoluto con lo que Cristo enseñó a sus seguidores (ver Mat.23:8,10).

25 La mejor evidencia de que Cristo no designó a Pedro como la “roca” sobre la cual habría de construir su iglesia, es quizá el hecho de que ninguno de los que oyeron a Cristo en esta ocasión -ni siquiera Pedro- así lo entendió, mientras Jesús estuvo con ellos, ni después. Si Cristo hubiera establecido a Pedro como principal entre los discípulos, éstos no habrían disputado repetidas veces el primer puesto, ver (Luc. 22:24; Mat.18:1; Mar.9:33-35; etc.; DTG ; com. Mat.16:19). El nombre Pedro proviene del Gr. pétros, “piedra” o “canto rodado”. “Roca” es la traducción de la palabra griega pétra, que suele emplearse para designar una peña, o un macizo de piedra. Una pétra es una roca grande, fija, inamovible; en cambio potros es una piedra pequeña o un canto rodado. No puede saberse hasta qué punto Cristo tuvo en cuenta esta distinción, ni cómo pudo haberla explicado mientras hablaba, porque Cristo ciertamente habló en arameo, la lengua vernácula en Palestina en ese tiempo, y no empleó las palabras griegas. La palabra griega pétros, sin duda, equivale a la palabra aramea kefa’ (Cefas. Por otra parte, es muy posible que pétra también equivalga a kefa’, aunque existe la posibilidad de que Cristo hubiera empleado algún otro sinónimo u otra expresión en arameo que haría notar la distinción entre pétra y pétros que se advierte en el relato evangélico en griego. Sin embargo, parece probable que Cristo debe haber tenido el propósito de hacer una diferencia; de lo contrario, Mateo, escribiendo en griego y guiado por el Espíritu Santo, no la hubiera hecho.

26 Evidentemente pétros, una piedra pequeña, no podría servir de fundamento para ningún edificio. Jesús aquí afirma que únicamente una pétra, o “roca”, sería suficiente. Lo que Cristo dijo aquí queda más claro con sus palabras registradas en Mat.7:24 : “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca [Gr. pétra]”. Cualquier edificio construido sobre Pedro, pétros, un débil y falible ser humano, tal como lo presenta claramente el relato evangélico de, tiene un fundamento muy poco mejor que las arenas movedizas (Mat.7:26-27).

27 Te daré las llaves del Reino de los cielos
Elena de White afirma que las llaves del reino son las palabras de Cristo (DTG 381). Es importante señalar que Cristo mismo dice que la “llave” que da acceso al reino es la “llave de la ciencia” o del conocimiento (Luc. 11:52). Las palabras de Jesús son espíritu y son vida para todos los que las reciben (Juan 6:63); ellas son las que dan vida eterna (Juan 6:68). La palabra de Dios es la llave de la experiencia del nuevo nacimiento (1Ped.1:23). Así como las palabras pronunciadas por Jesús convencieron a los discípulos de la divinidad de su Maestro, así también ellos, como embajadores de Jesús, debían repetir sus palabras a otros hombres, a fin de reconciliarlos con Dios (2Cor.5:18-20). El poder salvífico del Evangelio es lo único que puede permitir la entrada de los seres humanos en el reino de los cielos. Cristo sencillamente confió a Pedro y a todos los otros discípulos (Mat.18:18; Juan 20:23) la autoridad y el poder de llevar a los hombres al reino.

28 Cuando Pedro percibió la verdad de que Jesús era el Cristo, fueron colocadas en sus manos las llaves del reino y le fue abierta la puerta del reino. Lo mismo puede decirse de todos los seguidores de Cristo hasta el mismo fin del siglo. La afirmación de que Cristo concedió a Pedro mayor autoridad que a los otros discípulos, o que le otorgó una autoridad diferente de la que ellos tenían, carece de base bíblica. En verdad, entre los apóstoles, fue Jacobo (el menor), y no Pedro, el que desempeñó funciones administrativas en la iglesia primitiva de Jerusalén, ver (Hech.15:13, 19; Mat.1:13; Mat.12:17; Mat.21:18; 1Cor.15:7; Gal.2:9, 12). Por lo menos en una ocasión Pablo resistió públicamente a Pedro, por lo que el primero consideraba como un proceder erróneo del segundo (Gal.2:11-14), lo que indudablemente no habría hecho si hubiera estado enterado de que Pedro poseía los derechos y los privilegios que algunos ahora le atribuyen basándose en Mat.16:18-19.

29 Así como ocurre frecuentemente en el registro del ministerio de la vida de Cristo, el reino de los cielos se refiere en este pasaje al reino de la gracia divina en el corazón de aquellos que son sus ciudadanos, aquí y ahora (Mat.4:17; Mat.5:3). Nadie puede esperar entrar en el futuro reino de la gloria (Mat.25:31,34) si no ha pasado primeramente por el reino presente de la gracia divina. «Todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos» Evidentemente debe entenderse que la iglesia en la tierra sólo requerirá lo que el cielo requiere y prohibirá sólo lo que el cielo prohíbe. Esta parecería ser la clara enseñanza bíblica de (Mat.7:21-27; Mar.7:6-13). Cuando los apóstoles salieron a proclamar el Evangelio, de acuerdo con la misión que les había sido dada en (Mat.28:19-20), debían enseñar a los conversos que guardaran “todas las cosas” que Jesús había mandado: ni más ni menos.

30 Si se amplía el significado de los verbos “atar” y “desatar” hasta abarcar la autoridad de dictar lo que los miembros de la iglesia pueden creer y lo que pueden hacer en asuntos de fe y de práctica, se le da un sentido más abarcante del que Cristo quiso darles y que el que los discípulos pudieron entender en esa ocasión. Dios no sanciona esa pretensión. Los representantes de Cristo en la tierra tienen el derecho y la responsabilidad de atar todo lo que ya ha sido atado en el cielo, y de desatar todo lo que ya ha sido desatado en el cielo, es decir, de exigir o de prohibir aquello que la Inspiración revela con claridad. Ir más allá de esto, es poner la autoridad humana en lugar de la autoridad de Cristo (Mar.7:7-9), tendencia que Dios no puede tolerar en aquellos que han sido designados como supervisores de los ciudadanos del reino de los cielos en la tierra.

31 Muerte de Pedro En Hechos 12:1-5, leemos: En aquel mismo tiempo, el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. 2 Mató a espada a Jacobo, hermano de Juan, 3 y al ver que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los Panes sin levadura. 4 Tomándolo preso, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que lo vigilaran; y se proponía sacarlo al pueblo después de la Pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Note que aquí se registra la confabulación entre paganos y el pueblo de Israel para perseguir y dar muerte a los cristianos, especialmente a los apóstoles, que no es otra cosa sino el rechazo al plan de salvación, y a Cristo, quien los había mandado a predicar. Lea (Mat.28:18-20; Hech.1:8).

32 El apóstol Pedro fue encarcelado por segunda vez en el año 44 por orden del rey Herodes Agripa, pero consiguió escapar en forma milagrosa y abandonó Jerusalén ,ver (Hech.12:3-17), y en lugar de menguar su fe, mas bien se fortaleció, y continuó la obra de propagar la nueva religión por Siria, Asia Menor y Grecia. La tradición nos dice que alrededor del año 64 d.C, Pedro estuvo encarcelado en Roma por causa del evangelio y condenado a muerte. Dicen que la sentencia fue crucifixión pero Pedro pidió ser crucificado de cabeza para abajo, porque no se consideraba digno de morir de la misma manera que el Señor Jesús. Su muerte fue bajo el emperador Nerón. La fecha más probable de su muerte es el año 67. Según la tradición murió crucificado cabeza abajo. La tradición narra que Pedro acabó sus días en Roma, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón en el Circo Vaticano.

33 El historiador religioso de la antigüedad Eusebio informa que Pedro «fue crucificado con la cabeza hacia abajo, habiendo él mismo pedido sufrir así». Sin embargo, la profecía de Jesús acerca de la muerte de Pedro no fue tan específica. El libro A catholic commentary on Holy Scripture admite lo siguiente: «Puesto que se coloca la extensión de las manos antes de ser ceñido y llevado, es difícil discernir cómo debe concebirse. Si el orden es parte de la profecía, debemos suponer que el prisionero fue atado al patíbulum antes de ser ceñido y llevado a la ejecución». Por eso, si no fuera por la tradición que registró Eusebio, la declaración de Jesús en sí no señalaría a una muerte por crucifixión o por fijarlo en un madero. Considerando las palabras de Juan 21:18-19 aparte de la tradición, llegaríamos a la siguiente conclusión:

34 En los años cuando Pedro era más joven podía ceñirse a gusto para cualquier deber que quería desempeñar. Tenía la libertad de ir a donde quisiera ir. Pero en la vida posterior esto cambiaría. Tendría que extender las manos, quizás en sumisión a otra persona. Otro hombre lo controlaría, ciñendo a Pedro (ya sea atándolo o preparándolo para lo que habría de venir) y cargándolo a un lugar adonde no querría ir, evidentemente al lugar de ejecución. Así la profecía de Jesús respecto a Pedro realmente indicó que el apóstol moriría «una muerte de mártir», pero no necesariamente denota la manera en que se le daría esta muerte.

35 Steuart McBirnie relata en su libro una tradición conmovedora sobre los últimos días de Pedro en Roma. Se dice que su esposa también estaba encarcelada en aquella ciudad. El día que la llevaron a ser ejecutada, Pedro la animaba desde su cárcel exhortándole que recordara al Señor en sus últimos momentos. Dicen que el murió no mucho después. Note que la historia conserva registros de como los apóstoles fueron ofrendando sus vidas uno tras otro por causa del Evangelio, que no ofrecían ninguna resistencia, lo cual mas bien, fortalecía su fe y su relación con su Señor, por el contrario para ellos era un privilegio morir por creer en Cristo. Todo esto es un incentivo para cada uno de nosotros hoy.


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