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H. Basilio Rueda Guzmán, “La Vida Comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970 Serie meditativa 09 cepam H. Basilio Rueda Guzmán, “La Vida Comunitaria”,

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2 H. Basilio Rueda Guzmán, “La Vida Comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970 Serie meditativa 09 cepam H. Basilio Rueda Guzmán, “La Vida Comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970 Serie meditativa 09 cepam

3 “Muchas comunicaciones son falsas, porque vemos a nuestro hermano a la luz de una falsa representación. Al hermano que vive conmigo lo conozco desde hace dos, cinco, diez años; sí, conozco sus pequeñas manías, sus caprichos, su talento y habilidad de profesor, y sin embargo sigue siendo para mí ese desconocido a quien no dirijo la palabra si no es con ocasión de necesidades o inmediatismos. Él también siente sus anhelos apostólicos y sus angustias. Tenemos en común un mundo interior hecho de experiencia de la vida, experiencia que constituye la dimensión profunda de esta persona a la que yo ignoro. Somos el uno para el otro una caja de sorpresas que mutuamente nos ignoramos. En suma, la comunidad sólo se halla en estado de comunión cuando las personas están comprometidas, entrelazadas mutuamente, y no situadas las unas frente a las otras.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 204) “Muchas comunicaciones son falsas, porque vemos a nuestro hermano a la luz de una falsa representación. Al hermano que vive conmigo lo conozco desde hace dos, cinco, diez años; sí, conozco sus pequeñas manías, sus caprichos, su talento y habilidad de profesor, y sin embargo sigue siendo para mí ese desconocido a quien no dirijo la palabra si no es con ocasión de necesidades o inmediatismos. Él también siente sus anhelos apostólicos y sus angustias. Tenemos en común un mundo interior hecho de experiencia de la vida, experiencia que constituye la dimensión profunda de esta persona a la que yo ignoro. Somos el uno para el otro una caja de sorpresas que mutuamente nos ignoramos. En suma, la comunidad sólo se halla en estado de comunión cuando las personas están comprometidas, entrelazadas mutuamente, y no situadas las unas frente a las otras.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 204)

4 “El amor no es causa sino efecto del cristianismo. A la comunidad la engendra el amor, que luego presenta lo que llamaríamos subproductos o frutos del mismo: expresión, comunión, servicio y gozo. El «manantial» de esa comunidad, su «originalidad», su «centro» y su «dinamismo» son Jesucristo y su Espíritu. Veámoslo: Admitiendo que cada individuo dé a la comunidad su consistencia y su fisonomía merced a los valores que él aporte, podremos comprender que, si un hombre que es Dios viene a formar parte de la comunidad humana, ésta recibirá una dimensión y una significación nuevas; una «plusvalía» de la cual no puede uno adquirir conciencia y dar cuenta si no es mediante la fe en Dios, que se hizo hombre. Decir que la persona humana viene a ser cristiana es afirmar que recibe una superación y una dimensión nueva en razón de su relación nueva con la persona de Cristo.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 212) “El amor no es causa sino efecto del cristianismo. A la comunidad la engendra el amor, que luego presenta lo que llamaríamos subproductos o frutos del mismo: expresión, comunión, servicio y gozo. El «manantial» de esa comunidad, su «originalidad», su «centro» y su «dinamismo» son Jesucristo y su Espíritu. Veámoslo: Admitiendo que cada individuo dé a la comunidad su consistencia y su fisonomía merced a los valores que él aporte, podremos comprender que, si un hombre que es Dios viene a formar parte de la comunidad humana, ésta recibirá una dimensión y una significación nuevas; una «plusvalía» de la cual no puede uno adquirir conciencia y dar cuenta si no es mediante la fe en Dios, que se hizo hombre. Decir que la persona humana viene a ser cristiana es afirmar que recibe una superación y una dimensión nueva en razón de su relación nueva con la persona de Cristo.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 212)

5 “La vida comunitaria de los institutos religiosos es un fenómeno de solidaridad, compromiso y fidelidad, no sólo en el ámbito de la geografía, sino igualmente en el del tiempo. Es a la vez un deber y un hecho histórico, desde el momento en que ese deber es una tarea que ha de realizarse en el tiempo, tarea confiada a la acción libre de hombres. Esto da la dimensión histórica de los institutos, imprevisible con diafanidad en su proyección hacia el futuro, pero conocida y capaz de ser enjuiciada mediante juicios de valor en cuanto al pasado. Uno de esos aspectos de la dimensión histórica lo constituyen las diversas formas en que se va encarnando el vivir comunitario según las épocas, y el hecho de solidaridad con los que nos han precedido y los que vendrán tras de nosotros.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 215) “La vida comunitaria de los institutos religiosos es un fenómeno de solidaridad, compromiso y fidelidad, no sólo en el ámbito de la geografía, sino igualmente en el del tiempo. Es a la vez un deber y un hecho histórico, desde el momento en que ese deber es una tarea que ha de realizarse en el tiempo, tarea confiada a la acción libre de hombres. Esto da la dimensión histórica de los institutos, imprevisible con diafanidad en su proyección hacia el futuro, pero conocida y capaz de ser enjuiciada mediante juicios de valor en cuanto al pasado. Uno de esos aspectos de la dimensión histórica lo constituyen las diversas formas en que se va encarnando el vivir comunitario según las épocas, y el hecho de solidaridad con los que nos han precedido y los que vendrán tras de nosotros.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 215)

6 “En una palabra: la vida de comunidad no puede ser, ni en la Iglesia ni en la vida religiosa, una solidaridad meramente en el «hoy»; más aún, puede haber hechos de solidaridad en el hoy que son anti­comunitarios, porque establecen una ruptura de comunidad con las fuentes de un Instituto y, por consiguiente, con el Fundador y con el Espíritu que lo inspiró. Al mismo tiempo, puede haber, en ocasiones, cambios respecto a un pasado más o menos inmediato, que son un verdadero restablecimiento de la solidaridad perdida.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 215) “En una palabra: la vida de comunidad no puede ser, ni en la Iglesia ni en la vida religiosa, una solidaridad meramente en el «hoy»; más aún, puede haber hechos de solidaridad en el hoy que son anti­comunitarios, porque establecen una ruptura de comunidad con las fuentes de un Instituto y, por consiguiente, con el Fundador y con el Espíritu que lo inspiró. Al mismo tiempo, puede haber, en ocasiones, cambios respecto a un pasado más o menos inmediato, que son un verdadero restablecimiento de la solidaridad perdida.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 215)

7 “Los dos polos de esta vida en común tienen que ser éstos: por una parte, no romper jamás la comunión con el pasado y ser preparadores de la herencia en comunión para el futuro; y por otra, modelar al Instituto con el rostro y la estatura propios de nuestra época, y, por tanto, establecer la forma del vivir comunitario desposeyéndola del rostro y estatura propios de otras épocas y de sociedades periclitadas.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 216) “Los dos polos de esta vida en común tienen que ser éstos: por una parte, no romper jamás la comunión con el pasado y ser preparadores de la herencia en comunión para el futuro; y por otra, modelar al Instituto con el rostro y la estatura propios de nuestra época, y, por tanto, establecer la forma del vivir comunitario desposeyéndola del rostro y estatura propios de otras épocas y de sociedades periclitadas.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 216)

8 Deja que lo que has leído se hunda lentamente en tu espíritu. Ora al Señor por medio de María para que lo comprendas mejor y lo lleves a la vida Deja que lo que has leído se hunda lentamente en tu espíritu. Ora al Señor por medio de María para que lo comprendas mejor y lo lleves a la vida


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