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Principios para la vida

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Presentación del tema: "Principios para la vida"— Transcripción de la presentación:

1 Principios para la vida
y el buen gobierno Principios para la vida y el buen gobierno Nuestro Creador es invisible e intangible, pero como un Padre y Madre Celestial Amoroso se hace presente y nos guía por medio de nuestro corazón y CONCIENCIA. Nuestra paz interior requiere de una vida honesta, transparente y buena ante la presencia de Dios y los antepasados en el Mundo Espiritual que todo lo observan. La conciencia es nuestra guía a la verdad, orienta a nuestro corazón al amor verdadero y los valores transcendentes y es el punto de referencia y la máxima autoridad que rige nuestra vida. Cada persona es una realidad inabarcable, incognoscible, irrepetible, insustituible, única y con una dignidad irrenunciable; por eso las personas no son un medio, sino un fin en si mismas. Cada persona tiene originalmente un valor divino, eterno, único y cósmico: Un valor divino. Tenemos la dignidad intrínseca e inalienable de ser hijos e hijas de Dios. Un valor eterno. Somos seres eternos que viviremos para siempre en el mundo espiritual con Dios. Un valor único. No hubo, no hay y no habrá nunca alguien igual a cada uno de nosotros. Somos únicos, irrepetibles e irremplazables. Un valor cósmico. Somos la manifestación visible del creador invisible, imagen y semejanza de Dios. Somos un microcosmos del macrocosmos. Cada persona, por tanto es portadora de todos estos valores transcendentes y esto constituye el fundamento de la dignidad y de los Derechos Humanos Universales. Como personas y familias tenemos derechos y obligaciones inalienables, ineludibles e irrenunciables dados por Dios para: Gobernar todo basados en la ley natural (*) y en nuestra conciencia viviendo en forma transparente. Hacer realidad el ideal de la verdadera familia mediante la ética sexual absoluta y los matrimonios interculturales. Amar y preservar la naturaleza. La familia es soberana. El amor original y eterno diseñado y bendecido por Dios entre marido y esposa es un don sagrado y absoluto. La familia es titu­lar de derechos propios fundamentales e innatos, derechos que surgen de un fondo propio y autónomo de poder (no le son concedidos por el Estado, ni por ninguna otra autoridad), de hecho, la familia soberana es anterior al Estado o cualquier otra institución y constituye el fundamento de toda autoridad. Esta potestad soberana es la única capaz de generar la primera de todas las demás instituciones jurídicas y sociales: la familia fundada en el matrimonio, que es la sociedad primordial y patrimonio común de la humanidad. El derecho divino a gobernar está investido en la soberana autoridad de las personas y sus familias. Las personas y sus familias no deben delegar o asignar a sus representantes y gobiernos ningún poder que exceda aquello a lo que ellas mismas tienen el derecho legal de hacer o no hacer. El amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad entre muchos otros derechos y deberes inalienables, no existen porque alguien los haya descubierto o reconocido, o porque se hayan decretado leyes sobre ellos. Al contrario, es el hecho de que el amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad ya existían de antemano lo que causó en las personas la necesidad de hacer leyes para su protección. La existencia de una Constitución escrita que exprese la voluntad soberana de las personas y sus familias en términos de los principios de justicia y de la ley natural constituye la protección más eficaz contra el abuso del poder, la destrucción de la libertad y las flaquezas humanas de los que gobiernen. La igualdad entre las personas sólo se da en tres aspectos: Somos iguales en dignidad y valor ante los ojos de Dios, Ante la ley, Y en la protección de nuestros derechos. El verdadero papel de cualquier gobierno es el de garantizar y proteger la IGUALDAD DE DERECHOS, no el de pretender IGUALAR nuestras ganancias, propiedades o el proveernos igualitariamente a todos con las mismas cosas. Siempre que se preserven los derechos de propiedad, se podrán asegurar la vida y la libertad. El nivel más alto de prosperidad y de felicidad humanas se podrá alcanzar únicamente cuando exista una economía que favorezca el mercado libre y la reducción al mínimo de los reglamentos gubernamentales. Los gobiernos son electos para servir al bien común y su poder o autoridad delegada a ellos debe ser limitada y definida con claridad, pues la verdadera soberanía pertenece a las personas y sus familias. Todo gobierno debe ser transparente y tiene la obligación de rendir cuentas a quienes sirven. Tres principios básicos para la moralidad y la gobernabilidad: Honestidad absoluta, Pureza sexual absoluta, Servicio absoluto. Tres Leyes Inmutables: Mantener la pureza y la fidelidad sexual absoluta No herir el corazón de los demás No mal usar el dinero o las cosas públicas Si violas estas leyes o principios siempre pagarás por ello. La justicia es ciega y nadie está por encima de la ley universal. (*) LA LEY NATURAL: ESA LEY INSCRITA EN EL CORAZON Y EN LA CONCIENCIA El profeta Ezequiel predijo: "Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré mi Espíritu dentro de vosotros y haré que andéis según mis leyes, que guardéis mis decretos y que los pongáis por obra." (Ezequiel 36:26-27) Jeremías predijo: "Porque éste será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehovah: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: 'Conoce a Jehovah.' Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehovah. Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado." (Jeremías 31:33-34) Hebreos 8: "Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie enseñará a su hermano ni le dirá: '¡Conoce al Señor!', porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. Perdonaré sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados." (Jeremías 31:33-34) El Salmo 37, dice que esa ley ya estaba puesta en el corazón de los honrados: "La boca del honrado susurra sabiduría, su lengua habla con rectitud; la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos nunca vacilan". Para conquistar el corazón, el Judaísmo invierte en una educación seria y que dura toda la vida. La Torá habla de un corazón endurecido o incircunciso. La causa está dentro de nosotros. Nuestros genes no transmiten los logros morales. Para Jeremías y para Ezequiel, el final de los días estará marcado únicamente por la transformación del corazón humano. Seguir las leyes de Dios será algo natural. Así Jeremías muestra la promesa de Dios: "Pondré mi ley en sus entrañas, y en su corazón la escribiré. (Jeremías 31:32). Del mismo modo lo hace Ezequiel: " Os daré también un nuevo corazón, y os infundiré un nuevo espíritu, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (Ezequiel 36:26)". “El egocentrismo individual así como también el egocentrismo colectivo serán completamente erradicados, y esto llevará a la realización de un mundo gobernado por nuestra conciencia y la razón natural sin ninguna necesidad de elegir líderes.” (SMM – 15-enero-2009) Jesús González Losada

2 Principios para la vida y el buen gobierno
Nuestro Creador es invisible e intangible, pero como un Padre y Madre Celestial Amoroso se hace presente y nos guía por medio de nuestro corazón y CONCIENCIA. Nuestra paz interior requiere de una vida honesta, transparente y buena ante la presencia de Dios y los antepasados en el Mundo Espiritual que todo lo observan. La conciencia es nuestra guía a la verdad, orienta a nuestro corazón al amor verdadero y los valores transcendentes y es el punto de referencia y la máxima autoridad que rige nuestra vida. Principios para la vida y el buen gobierno Nuestro Creador es invisible e intangible, pero como un Padre y Madre Celestial Amoroso se hace presente y nos guía por medio de nuestro corazón y CONCIENCIA. Nuestra paz interior requiere de una vida honesta, transparente y buena ante la presencia de Dios y los antepasados en el Mundo Espiritual que todo lo observan. La conciencia es nuestra guía a la verdad, orienta a nuestro corazón al amor verdadero y los valores transcendentes y es el punto de referencia y la máxima autoridad que rige nuestra vida. Cada persona es una realidad inabarcable, incognoscible, irrepetible, insustituible, única y con una dignidad irrenunciable; por eso las personas no son un medio, sino un fin en si mismas. Cada persona tiene originalmente un valor divino, eterno, único y cósmico: Un valor divino. Tenemos la dignidad intrínseca e inalienable de ser hijos e hijas de Dios. Un valor eterno. Somos seres eternos que viviremos para siempre en el mundo espiritual con Dios. Un valor único. No hubo, no hay y no habrá nunca alguien igual a cada uno de nosotros. Somos únicos, irrepetibles e irremplazables. Un valor cósmico. Somos la manifestación visible del creador invisible, imagen y semejanza de Dios. Somos un microcosmos del macrocosmos. Cada persona, por tanto es portadora de todos estos valores transcendentes y esto constituye el fundamento de la dignidad y de los Derechos Humanos Universales. Como personas y familias tenemos derechos y obligaciones inalienables, ineludibles e irrenunciables dados por Dios para: Gobernar todo basados en la ley natural (*) y en nuestra conciencia viviendo en forma transparente. Hacer realidad el ideal de la verdadera familia mediante la ética sexual absoluta y los matrimonios interculturales. Amar y preservar la naturaleza. La familia es soberana. El amor original y eterno diseñado y bendecido por Dios entre marido y esposa es un don sagrado y absoluto. La familia es titu­lar de derechos propios fundamentales e innatos, derechos que surgen de un fondo propio y autónomo de poder (no le son concedidos por el Estado, ni por ninguna otra autoridad), de hecho, la familia soberana es anterior al Estado o cualquier otra institución y constituye el fundamento de toda autoridad. Esta potestad soberana es la única capaz de generar la primera de todas las demás instituciones jurídicas y sociales: la familia fundada en el matrimonio, que es la sociedad primordial y patrimonio común de la humanidad. El derecho divino a gobernar está investido en la soberana autoridad de las personas y sus familias. Las personas y sus familias no deben delegar o asignar a sus representantes y gobiernos ningún poder que exceda aquello a lo que ellas mismas tienen el derecho legal de hacer o no hacer. El amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad entre muchos otros derechos y deberes inalienables, no existen porque alguien los haya descubierto o reconocido, o porque se hayan decretado leyes sobre ellos. Al contrario, es el hecho de que el amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad ya existían de antemano lo que causó en las personas la necesidad de hacer leyes para su protección. La existencia de una Constitución escrita que exprese la voluntad soberana de las personas y sus familias en términos de los principios de justicia y de la ley natural constituye la protección más eficaz contra el abuso del poder, la destrucción de la libertad y las flaquezas humanas de los que gobiernen. La igualdad entre las personas sólo se da en tres aspectos: Somos iguales en dignidad y valor ante los ojos de Dios, Ante la ley, Y en la protección de nuestros derechos. El verdadero papel de cualquier gobierno es el de garantizar y proteger la IGUALDAD DE DERECHOS, no el de pretender IGUALAR nuestras ganancias, propiedades o el proveernos igualitariamente a todos con las mismas cosas. Siempre que se preserven los derechos de propiedad, se podrán asegurar la vida y la libertad. El nivel más alto de prosperidad y de felicidad humanas se podrá alcanzar únicamente cuando exista una economía que favorezca el mercado libre y la reducción al mínimo de los reglamentos gubernamentales. Los gobiernos son electos para servir al bien común y su poder o autoridad delegada a ellos debe ser limitada y definida con claridad, pues la verdadera soberanía pertenece a las personas y sus familias. Todo gobierno debe ser transparente y tiene la obligación de rendir cuentas a quienes sirven. Tres principios básicos para la moralidad y la gobernabilidad: Honestidad absoluta, Pureza sexual absoluta, Servicio absoluto. Tres Leyes Inmutables: Mantener la pureza y la fidelidad sexual absoluta No herir el corazón de los demás No mal usar el dinero o las cosas públicas Si violas estas leyes o principios siempre pagarás por ello. La justicia es ciega y nadie está por encima de la ley universal. (*) LA LEY NATURAL: ESA LEY INSCRITA EN EL CORAZON Y EN LA CONCIENCIA El profeta Ezequiel predijo: "Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré mi Espíritu dentro de vosotros y haré que andéis según mis leyes, que guardéis mis decretos y que los pongáis por obra." (Ezequiel 36:26-27) Jeremías predijo: "Porque éste será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehovah: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: 'Conoce a Jehovah.' Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehovah. Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado." (Jeremías 31:33-34) Hebreos 8: "Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie enseñará a su hermano ni le dirá: '¡Conoce al Señor!', porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. Perdonaré sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados." (Jeremías 31:33-34) El Salmo 37, dice que esa ley ya estaba puesta en el corazón de los honrados: "La boca del honrado susurra sabiduría, su lengua habla con rectitud; la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos nunca vacilan". Para conquistar el corazón, el Judaísmo invierte en una educación seria y que dura toda la vida. La Torá habla de un corazón endurecido o incircunciso. La causa está dentro de nosotros. Nuestros genes no transmiten los logros morales. Para Jeremías y para Ezequiel, el final de los días estará marcado únicamente por la transformación del corazón humano. Seguir las leyes de Dios será algo natural. Así Jeremías muestra la promesa de Dios: "Pondré mi ley en sus entrañas, y en su corazón la escribiré. (Jeremías 31:32). Del mismo modo lo hace Ezequiel: " Os daré también un nuevo corazón, y os infundiré un nuevo espíritu, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (Ezequiel 36:26)". “El egocentrismo individual así como también el egocentrismo colectivo serán completamente erradicados, y esto llevará a la realización de un mundo gobernado por nuestra conciencia y la razón natural sin ninguna necesidad de elegir líderes.” (SMM – 15-enero-2009) Jesús González Losada … llevar una vida transparente en sus acciones diarias, tan claras como un cristal.

3 NUESTRO VALOR ORIGINAL
Cada persona es una realidad singular, inabarcable, incognoscible, irrepetible, insustituible, impredecible, inconmensurable, única, libre y con una dignidad irrenunciable; por eso las personas no son un medio, son un fin en si mismas. Cada persona tiene originalmente un valor divino, eterno, único y cósmico: Un valor divino. Tenemos la dignidad intrínseca e inalienable de ser hijos e hijas de Dios. Un valor eterno. Somos seres eternos que viviremos para siempre en el mundo espiritual con Dios. Un valor único. No hubo, no hay y no habrá nunca alguien igual a cada uno de nosotros. Somos únicos, irrepetibles e irremplazables. Un valor cósmico. Somos la manifestación visible del creador invisible, imagen y semejanza de Dios. Somos un microcosmos del macrocosmos. Principios para la vida y el buen gobierno Nuestro Creador es invisible e intangible, pero como un Padre y Madre Celestial Amoroso se hace presente y nos guía por medio de nuestra CONCIENCIA. Nuestra paz interior requiere de una vida honesta, transparente y buena ante la presencia de Dios y los antepasados en el Mundo Espiritual que todo lo observan. La conciencia es nuestra guía a la verdad y los valores transcendentes, punto de referencia y la máxima autoridad que rige nuestra vida. Cada persona es una realidad inabarcable, incognoscible, irrepetible, insustituible, única y con una dignidad irrenunciable; por eso las personas no son un medio, sino un fin en si mismas. Cada persona tiene originalmente un valor divino, eterno, único y cósmico: Un valor divino. Tenemos la dignidad intrínseca e inalienable de ser hijos e hijas de Dios. Un valor eterno. Somos seres eternos que viviremos para siempre en el mundo espiritual con Dios. Un valor único. No hubo, no hay y no habrá nunca alguien igual a cada uno de nosotros. Somos únicos, irrepetibles e irremplazables. Un valor cósmico. Somos la manifestación visible del creador invisible, imagen y semejanza de Dios. Somos un microcosmos del macrocosmos. Cada persona, por tanto es portadora de todos estos valores transcendentes y esto constituye el fundamento de la dignidad y de los Derechos Humanos Universales. Como personas y familias tenemos derechos y obligaciones inalienables, ineludibles e irrenunciables dados por Dios para: Gobernar todo basados en la ley natural (*) y en nuestra conciencia viviendo en forma transparente. Hacer realidad el ideal de la verdadera familia mediante la ética sexual absoluta y los matrimonios interculturales. Amar y preservar la naturaleza. La familia es soberana. El amor original y eterno diseñado y bendecido por Dios entre marido y esposa es un don sagrado y absoluto. La familia es titu­lar de derechos propios fundamentales e innatos, derechos que surgen de un fondo propio y autónomo de poder (no le son concedidos por el Estado, ni por ninguna otra autoridad), de hecho, la familia soberana es anterior al Estado o cualquier otra institución y constituye el fundamento de toda autoridad. Esta potestad soberana es la única capaz de generar la primera de todas las demás instituciones jurídicas y sociales: la familia fundada en el matrimonio, que es la sociedad primordial y patrimonio común de la humanidad. El derecho divino a gobernar está investido en la soberana autoridad de las personas y sus familias. Las personas y sus familias no deben delegar o asignar a sus representantes y gobiernos ningún poder que exceda aquello a lo que ellas mismas tienen el derecho legal de hacer o no hacer. Toda conducta moral, actividad legal, económica o social que esté prohibida a la persona no puede ser permitida al grupo, al gobierno o al estado. El amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad entre muchos otros derechos y deberes inalienables, no existen porque alguien los haya descubierto o reconocido, o porque se hayan decretado leyes sobre ellos. Al contrario, es el hecho de que el amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad ya existían de antemano lo que causó en las personas la necesidad de hacer leyes para su protección. La existencia de una Constitución escrita que exprese la voluntad soberana de las personas y sus familias en términos de los principios de justicia y de la ley natural constituye la protección más eficaz contra el abuso del poder, la destrucción de la libertad y las flaquezas humanas de los que gobiernen. La igualdad entre las personas sólo se da en tres aspectos: Somos iguales en dignidad y valor ante los ojos de Dios, Ante la ley, Y en la protección de nuestros derechos. El verdadero papel de cualquier gobierno es el de garantizar y proteger la IGUALDAD DE DERECHOS, no el de pretender IGUALAR nuestras ganancias, propiedades o el proveernos igualitariamente a todos con las mismas cosas. Siempre que se preserven los derechos de propiedad, se podrán asegurar la vida y la libertad. El nivel más alto de prosperidad y de felicidad humanas se podrá alcanzar únicamente cuando exista una economía que favorezca el mercado libre y la reducción al mínimo de los reglamentos gubernamentales. Los gobiernos son electos para servir al bien común y su poder o autoridad delegada a ellos debe ser limitada y definida con claridad, pues la verdadera soberanía pertenece a las personas y sus familias. Todo gobierno debe ser transparente y tiene la obligación de rendir cuentas a quienes sirven. Tres principios básicos para la moralidad y la gobernabilidad: Honestidad absoluta, Pureza sexual absoluta, Servicio absoluto. Tres Leyes Inmutables: Mantener la pureza y la fidelidad sexual absoluta No herir el corazón de los demás No mal usar el dinero o las cosas públicas Si violas estas leyes o principios siempre pagarás por ello. La justicia es ciega y nadie está por encima de la ley universal. (*) LA LEY NATURAL: ESA LEY INSCRITA EN EL CORAZON Y EN LA CONCIENCIA El profeta Ezequiel predijo: "Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré mi Espíritu dentro de vosotros y haré que andéis según mis leyes, que guardéis mis decretos y que los pongáis por obra." (Ezequiel 36:26-27) Jeremías predijo: "Porque éste será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehovah: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: 'Conoce a Jehovah.' Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehovah. Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado." (Jeremías 31:33-34) Hebreos 8: "Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie enseñará a su hermano ni le dirá: '¡Conoce al Señor!', porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. Perdonaré sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados." (Jeremías 31:33-34) El Salmo 37, dice que esa ley ya estaba puesta en el corazón de los honrados: "La boca del honrado susurra sabiduría, su lengua habla con rectitud; la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos nunca vacilan". Para conquistar el corazón, el Judaísmo invierte en una educación seria y que dura toda la vida. La Torá habla de un corazón endurecido o incircunciso. La causa está dentro de nosotros. Nuestros genes no transmiten los logros morales. Para Jeremías y para Ezequiel, el final de los días estará marcado únicamente por la transformación del corazón humano. Seguir las leyes de Dios será algo natural. Así Jeremías muestra la promesa de Dios: "Pondré mi ley en sus entrañas, y en su corazón la escribiré. (Jeremías 31:32). Del mismo modo lo hace Ezequiel: " Os daré también un nuevo corazón, y os infundiré un nuevo espíritu, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (Ezequiel 36:26)". “El egocentrismo individual así como también el egocentrismo colectivo serán completamente erradicados, y esto llevará a la realización de un mundo gobernado por nuestra conciencia y la razón natural sin ninguna necesidad de elegir líderes.” (SMM – 15-enero-2009) Jesús González Losada Cada persona, por tanto es portadora de todos estos valores transcendentes y esto constituye el fundamento de la dignidad y de los Derechos Humanos Universales. 3 3

4 DERECHOS y RESPONSABILIDADES
Como personas y familias tenemos derechos y obligaciones inalienables, ineludibles e irrenunciables dados por Dios para: Gobernar todo basados en la ley natural y en nuestra conciencia viviendo en forma transparente. Hacer realidad el ideal de la verdadera familia mediante la ética sexual absoluta y los matrimonios interculturales. Amar y preservar la naturaleza. El derecho divino a gobernar está investido en la soberana autoridad de las personas y sus familias 4

5 La familia es soberana. El amor original y eterno diseñado y bendecido por Dios entre marido y esposa es un don sagrado y absoluto. La familia es titular de derechos propios fundamentales e innatos, derechos que surgen de un fondo propio y autónomo de poder (no le son concedidos por el Estado, ni por ninguna otra autoridad), de hecho, la familia soberana es anterior al Estado o cualquier otra institución y constituye el fundamento de toda autoridad. Esta potestad soberana es la única capaz de generar la primera de todas las demás instituciones jurídicas y sociales: la familia fundada en el matrimonio, que es la sociedad primordial y patrimonio común de la humanidad.

6 La familia es soberana. Las personas y sus familias no deben delegar o asignar a sus representantes y gobiernos ningún poder que exceda aquello a lo que ellas mismas tienen el derecho legal de hacer o no hacer. Toda conducta moral, actividad legal, económica o social que esté prohibida a la persona no puede ser permitida al grupo, al gobierno o al estado.

7 La soberana autoridad de las personas y sus familias
La protección del amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad y muchos otros derechos inalienables, no existen meramente porque alguien los haya descubierto o reconocido, o porque se hayan decretado leyes sobre ellos. Al contrario, es el hecho de que el amor y la vida, la libertad de conciencia y la responsabilidad, así como la propiedad ya existían de antemano, es este hecho lo que causó en las personas la necesidad de hacer leyes para su protección. La existencia de una Constitución escrita que exprese la voluntad soberana de las personas y sus familias en términos de los principios de justicia y de la ley natural constituye la protección más eficaz contra el abuso del poder, la destrucción de la libertad y las flaquezas humanas de los que gobiernen. 7

8 LA IGUALDAD entre las personas sólo se da en tres aspectos:
1. Somos iguales en dignidad y valor ante los ojos de Dios, 2. Ante la ley, 3. Y en la protección de nuestros derechos. El verdadero papel de cualquier gobierno es el de garantizar y proteger la IGUALDAD DE DERECHOS, no el de pretender IGUALAR nuestras ganancias, propiedades o el proveernos igualitariamente a todos con las mismas cosas. Siempre que se preserven los derechos de propiedad, se podrán asegurar la vida y la libertad.

9 El carácter natural del derecho de propiedad
109. … el derecho de propiedad privada, aún en lo tocante a bienes de producción, tiene un valor permanente, ya que es un derecho contenido en la misma naturaleza, la cual nos enseña la prioridad del hombre individual sobre la sociedad civil, y , por consiguiente, la necesaria subordinación teológica de la sociedad civil al hombre. Por otra parte, en vano se reconocería al ciudadano el derecho de actuar con libertad en el campo económico si no le fuese dada al mismo tiempo la facultad de elegir y emplear libremente las cosas indispensables para el ejercicio de dicho derecho. Además, la historia y la experiencia demuestran que en los regímenes políticos que no reconocen a los particulares la propiedad, incluida la de los bienes de producción, se viola o suprime totalmente el ejercicio de la libertad humana en las cosas más fundamentales, lo cual demuestra con evidencia que el ejercicio de la libertad tiene su garantía y al mismo tiempo su estímulo en el derecho de propiedad. ENCÍCLICA MATER ET MAGISTRA - JUAN XXIII

10 MERCADO LIBRE y BIEN COMUN
El nivel más alto de prosperidad y de felicidad humanas se podrá alcanzar únicamente cuando exista una economía que favorezca el mercado libre y la reducción al mínimo de los reglamentos gubernamentales. Los gobiernos son electos para servir al bien común y su poder o autoridad delegada a ellos debe ser limitada y definida con claridad, pues la verdadera soberanía pertenece a las personas y sus familias. Todo gobierno debe ser transparente y tiene la obligación de rendir cuentas a quienes sirven.

11 Pureza sexual absoluta, Servicio absoluto.
Tres principios básicos para la moralidad y la gobernabilidad: Honestidad absoluta, Pureza sexual absoluta, Servicio absoluto. Tres Leyes Inmutables: Mantener la pureza y la fidelidad sexual absoluta No herir el corazón de los demás No mal usar el dinero o las cosas públicas Si violas estas leyes o principios siempre pagarás por ello. La justicia es ciega y nadie está por encima de la ley universal.

12 PUREZA Y FIDELIDAD = BUENAS FAMILIAS
La pureza sexual, la pureza del linaje y la pureza del amor serán la filosofía educativa de la raza humana.

13 Preservar y amar el mundo natural DESARROLLO SOSTENIBLE o SUSTENTABLE

14 Padre, Maestro y Soberano verdadero Brújula para guiarnos por la vida
Dios nos creo como sus hijos para ser soberanos de la creación. Con este fin, El nos dio a cada uno de nosotros el más alto y grande de los dones: la conciencia. Este don especial de la conciencia se nos da a nosotros como una brújula para guiarnos por la vida en este mundo terrenal. Podemos decir que nuestro tiempo de vida pueden ser cien años. … La función mas elevadaza de la conciencia es su papel como nuestro padre, maestro y dueño verdadero. En otras palabras, nuestra conciencia actúa como un padre verdadero, un maestro verdadero y un verdadero dueño en lugar de Dios, guiando nuestras vidas y educándonos desde la hora en que nacemos. Nuestra conciencia funciona como una guía, observando y registrando cada una de nuestras acciones en cada momento. Está pendiente de cada una de nuestras palabras pensamientos y acciones aún antes que nuestros padres, maestros o Dios. Dios infundió en la conciencia la función fundamental de guiar y supervisar nuestras vidas. LA CONCIENCIA Padre, Maestro y Soberano verdadero Brújula para guiarnos por la vida (El Principio de los Tres Grandes Sujetos interconectados desde el punto de vista de la Providencia de Dios - Mensaje de Paz No de julio de 2007)

15 … un mundo gobernado por nuestra conciencia y la razón natural (SMM)
LA LEY EN EL CORAZON Y EN LA CONCIENCIA … un mundo gobernado por nuestra conciencia y la razón natural (SMM) "Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré mi Espíritu dentro de vosotros y haré que andéis según mis leyes, que guardéis mis decretos y que los pongáis por obra." (Ezequiel 36:26-27) "Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie enseñará a su hermano ni le dirá: '¡Conoce al Señor!', porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. Perdonaré sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados." (Jeremías 31: Hebreos 8: 10-12) "La boca del honrado susurra sabiduría, su lengua habla con rectitud; la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos nunca vacilan". (Salmo 37, 30-31)

16 MUCHAS GRACIAS… http://jesus-gonzalez-losada.blogspot.com/
El autor, Jesús González Losada cede expresamente el permiso de reproducción, siempre bajo las premisas de buena fe, buen fin, gratuidad y citando su origen. 16


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