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Juan 20, 1-9. Domingo de Pascua –B-

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Presentación del tema: "Juan 20, 1-9. Domingo de Pascua –B-"— Transcripción de la presentación:

1 Juan 20, 1-9. Domingo de Pascua –B-
Aleluya Aleluya Aleluya ¡ Resucitó como dijo ! Aleluya Juan 20, 1-9. Domingo de Pascua –B- 16 de abril 2006

2 ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! ¡¡María!!

3 Sepulcro del tiempo de Jesús
1 El domingo por la mañana, muy temprano, antes de salir el sol, María Magdalena se presentó en el sepulcro. Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería. Les dijo: -Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto Magdalena, testigo del sepulcro vacío, corrió a anunciarlo a los apóstoles, convirtiéndose así en "apóstol de los apóstoles", la primera evangelizadora de la Buena Noticia de la Pascua. Dios no siempre está donde creemos que está. Vamos a buscarle a un sitio y está esperándonos más lejos, en otra parte, para que no nos instalemos. Él no está donde le ponemos, sino donde Él se pone. Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre...

4 3 Pedro y el otro discípulo se fueron rápidamente al sepulcro
3 Pedro y el otro discípulo se fueron rápidamente al sepulcro. 4 Salieron corriendo los dos juntos, pero el otro discípulo adelantó a Pedro y llegó antes que él. 5 Al asomarse al interior vio que las vendas de lino estaban allí; pero no entró. 6 Siguiéndole los pasos llegó Simón Pedro que entró en el sepulcro, 7 y comprobó que las vendas de lino estaban allí. Estaba también el paño que habían colocado sobre la cabeza de Jesús, pero no estaba con las vendas, sino doblado y colocado aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó. 9 (Y es que hasta entonces, los discípulos no habían entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos). Ahora somos nosotros los que nos comprometemos a vivir como resucitados, a aspirar “a los bienes de arriba”, anunciar a Cristo a este mundo, a nuestra familia, a la sociedad. Los cristianos no sólo debemos ser buenas personas, sino además "testigos", con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo ¡¡ha resucitado!!.

5 ¡ Amén ! Yo también quiero, Rabboni, ser María Magdalena.
Quiero escuchar tu voz, ver tu rostro y descansar en tus brazos. Quiero oír cómo tus labios pronuncian mi nombre y cómo tus ojos me miran con amor aceptándome como soy. Pero sabes, me duele quedarme siempre en la puerta de un encuentro pleno y eterno, y vivo soñando con que algún día se producirá esa meta final. Como María Magdalena aspiro a esa unión con el Amado que nunca se termine, a que los momentos de intimidad se eternicen. Ésa es la aspiración de mi alma y ésa es la promesa a la que aspiraba María Magdalena y con la que contamos todos. Nuestra Promesa. ¡ Amén !


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