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Con su generosidad, el Señor, se ha convertido en lugar de encuentro para los enfermos y pecadores. Su dedicación no ha sido, ni para conservarse Él,

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Presentación del tema: "Con su generosidad, el Señor, se ha convertido en lugar de encuentro para los enfermos y pecadores. Su dedicación no ha sido, ni para conservarse Él,"— Transcripción de la presentación:

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2 Con su generosidad, el Señor, se ha convertido en lugar de encuentro para los enfermos y pecadores. Su dedicación no ha sido, ni para conservarse Él, ni a los suyos, sino para atender a los necesitados. Su gran libertad impregnada de Misericordia manifiesta la voluntad de Dios. Jesús, es la Misericordia de Dios hecha palabra, hecha llamada, hecha amistad y hecha comida. El culto que practica el Señor es la Misericordia que transforma cualquier miseria. Su Misericordia se convierte en medida de para cuánto son y para cuánto valen sus amigos. Su Misericordia se manifiesta humilde y sencilla porque reconoce que todo es don y gracia. La Religión que inaugura Jesús es la del corazón que se inclina a favor de toda miseria. El Señor llama para que juntos en su mesa, todos coman de su comida y disfruten de su amistad. La ternura y libertad del Señor son de tal calidad, que llegan hasta excluidos y pecadores. Su Misericordia se hace esperanza que invita a una fraternidad a base de diálogo e inclusión. El Señor vino a llamar a todos pero especialmente a los pecadores.

3 [ Comienza la oración ] En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. El se levantó y lo siguió. Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos cobradores de impuestos y otra gente pecadora, vinieron y se sentaron a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: ¿Por qué su maestro come con los cobradores de impuestos y pecadores? Jesús lo oyó y dijo: No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan pues y aprendan lo que significa: Yo quiero Misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Palabra del Señor.

4 [ Continúo ] Al final, rezo el Padrenuestro, saboreando cada palabra.

5 Me sereno para esta cita con Dios. Con una postura que implique todo mi ser. Al ritmo de la respiración doy lugar al silencio. ( Una y otra vez repito este ejercicio ) [ Continúo la oración ]

6 [ Sigo adelante ] NOTA: La oración preparatoria me ayuda a experimentar libertad de apegos. La repito tantas veces como quiera, dejando que resuene en mí. NOTA: Este paso merece realizarse con esmero. Le dedico unos 10 minutos.

7 [ Sigo adelante ] (Si me ayuda, puedo decir varias veces la petición)

8 [ Y continúo la oración ] Necesitamos una generosidad como la del Señor para que seamos medicina para los enfermos de hoy. Urge una dedicación, no para conservarnos ni conservar a los nuestros, sino para atender a los que nos necesiten. Hace falta que nuestra pequeña y tímida libertad quede expuesta al crisol de la Misericordia, para que verdaderamente hagamos la Voluntad de Dios.

9 [ Y continúo la oración ] Necesitamos que nuestro culto transforme nuestra frialdad, pereza y negligencia ante quien padece cualquier miseria. Urge una Misericordia que le dé calidad y vitalidad a nuestro culto cristiano. Hace falta una Misericordia humilde que nos haga ver que todo es don y gracia de Dios. Para que, ni la sutil soberbia se apodere de lo que es de Dios, ni nos volvamos impíos.

10 [ Y continúo la oración ] Necesitamos convocar a todos (justos y pecadores) para que disfruten de la misma mesa, de la misma misa y de la misma amistad del Señor. Urge la frescura cristiana para convocar a los hombres y mujeres que padecen cualquier exclusión, y para ganar a quienes se sienten apartados de Dios y de la Vida por el peso del pecado. Hace falta la osadía de construir comunidades fraternas, donde el diálogo y la inclusión den razón de nuestra esperanza.

11 [ Comienza el Cierre de la oración ] Señor, tu Misericordia amanece sobre nosotros como la aurora y surge como la luz. Ella baja sobre todos como lluvia temprana que empapa toda nuestra tierra reseca. (Cf. Oseas 6, 3b)

12 Para centrar la experiencia vivida en la Oración, respondo en forma sencilla las siguientes interrogantes: [ Termino con la oración siguiente ]

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