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ASPECTOS GENERALES (Red de Centros Especializados)

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Presentación del tema: "ASPECTOS GENERALES (Red de Centros Especializados)"— Transcripción de la presentación:

1 ASPECTOS GENERALES (Red de Centros Especializados)
MÓDULO I. ASPECTOS GENERALES (Red de Centros Especializados) 1.1 ¿Qué son? 1.2 ¿A quiénes están destinados? 1.3 ¿Qué centros tenemos actualmente? 1.4 Organigrama General 1.5 Conceptos básicos 1.6 Medidas de internamiento 1.7 Perfil del menor

2 1. 1 CENTROS ESPECIALIZADOS ¿Qué son
Esta red de centros acoge a adolescentes con trastornos de la conducta con el fin de prestarles la asistencia terapéutica necesaria, a la par que se les dota de herramientas e instrumentos, que faciliten su inserción social y laboral. Además de cubrirse las necesidades básicas del menor, se da respuesta a las necesidades clínicas, pedagógicas y socio-familiares, de los jóvenes con trastorno disocial. Ello se lleva a cabo, desde un abordaje multidisciplinar, el cual concibe y recupera al menor, desde un atención integral e individualizada, independientemente, al régimen en el que éste se encuentre y/o al modelo de centro terapéutico al que hagamos referencia (centros en régimen abierto, semi-abierto o semi-cerrado y cerrados).

3 1. 2 ¿ A QUIÉNES ESTÁN DESTINADOS
Los menores residentes en estos centros, se encuentran comprendidos en un tramo de edad entre 12 a 18 años de edad, que acceden al recurso a través de un procedimiento de doble vía, judicial (menores de reforma) o bien por vía administrativa (menores de protección).

4 1. 3 ¿ QUÉ CENTROS TENEMOS ACTUALMENTE

5 1.4 ORGANIGRAMA GENERAL CENTRO ESPECIALIZADO

6 1.5 CONCEPTOS BÁSICOS: Menores protegidos y menores en conflicto social Inicialmente tendríamos que diferenciar entre dos sectores de población que habitualmente se han relacionado: los menores en dificultad social y los menores en conflicto social. Es decir, los menores protegidos o en contacto con los sistemas de protección social de la infancia, y aquellos otros que infringen la Ley, que delinquen o se hallan en contacto con el sistema policial o judicial por sus actos sociales. En ambos casos, es competencia de las entidades públicas su detección y atención: En el caso de los menores en conflicto social (menores infractores o con conductas asociales), son las Comunidades Autónomas las encargadas de la ejecución de las medidas impuestas por el Juez. En el caso de los menores en dificultad social (menores protegidos o en situación de riesgo social), son las mismas entidades públicas las responsables de su atención, o de la toma de decisiones en cuanto a su situación de tutela o guarda . Aunque esta diferenciación teórica ente protección y reforma, situaciones de dificultad social y de conflicto social, resulta útil conceptualmente, en la práctica las diferencias resultan menos evidentes. De hecho, tradicionalmente se ha identificado a los menores protegidos con los menores infractores, y ambos grupos han compartido hasta hace relativamente poco tiempo, los mismos centros de internamiento.

7 PRINCIPIOS EDUCATIVOS EN EL ÁMBITO RESIDENCIAL
1.6 LAS MEDIDAS DE INTERNAMIENTO: Principios educativos en el ámbito residencial y programas de atención residencial Tanto para los menores en conflicto, como los de riesgo social, el internamiento se plantea con la finalidad de procurar un entorno útil para la reeducación del menor lo suficientemente positivo como para que, separado temporalmente de su ambiente sociofamiliar, puede encontrar un espacio pensado para facilitar la reestructuración de sus comportamientos y actitudes, siempre con la perspectiva de su reinserción personal y social. PRINCIPIOS EDUCATIVOS EN EL ÁMBITO RESIDENCIAL Hay una serie de principios básicos contemplados en el funcionamiento de las residencias de menores, y vienen a configurar la base sobre la que se estructura la intervención socioeducativa en los internamientos de menores. Entre ellos cabe destacar:

8 Un planteamiento educativo integrador, basado en principios normalizadores, que ayuden a proporcionar a los residentes, en función de las distintas modalidades de internamiento, experiencias similares y compartidas con las del resto de la población adolescente y juvenil, evitando su segregación y señalamiento social. Para ello será importante respetar el criterio de proximidad en la adscripción de la plaza residencial, a fin de facilitar el acercamiento paulatino de los menores a los recursos socioeducativos y culturales de su entorno, fomentar su participación y reinserción social, y mantener, y en su caso, favorecer las relaciones con su familia de origen. Una educación personalizada, prestando una atención educativa acorde con las necesidades y características de cada menor. Planteando el proyecto individual de cada joven y adolescente como parte de su proyecto vital, realista y conectado con sus necesidades, expectativas y posibilidades de futuro. Un trato igualitario, no discriminatorio por cuestiones de sexo, que favorezca las relaciones interpersonales y la información y formación en la construcción de la identidad sexual personal.

9 La potenciación y establecimiento de estructuras y procedimientos eficaces para la participación responsable de menores y adultos (en sus respectivos ámbitos y roles), en el funcionamiento cotidiano de la residencia. Así mismo, la participación y corresponsabilización (hasta el punto máximo en que esto sea posible) de cada menor en su propio proceso personal, educativo y social. Una respuesta profesional de calidad y coordinada, tanto en lo que respecta al funcionamiento interno como a las intervenciones con servicios y entidades externas a la residencia. Esto implica un trabajo en equipo, interdisciplinar, planificado y valorado regularmente, con criterios e indicadores explícitos de evaluación de calidad y procedimientos concretos de coordinación intra e interinstitucional. Una educación en valores que potencie especialmente las actitudes y comportamientos tolerantes, respetuosos y solidarios hacia las distintas culturas, ideologías o creencias, así como a las diferentes circunstancias personales o sociales de los menores y adultos implicados en la intervención socioeducativa. La necesidad de configurar un ambiente estructurado y seguro para los menores y para quienes trabajan con ellos, evitando preventivamente los posibles actos de violencia.

10 PROGRAMAS DE ATENCIÓN RESIDENCIAL
PROGRAMA BÁSICO EN LA ATENCIÓN RESIDENCIAL El programa básico de la atención residencial deber ser seleccionado cuando se quieren conseguir algunos de los siguientes resultados: Proporcionar un contexto de atención y protección que satisfaga las necesidades evolutivas de los niños y adolescentes. Preservación de sus lazos con la comunidad Reintegración en su medio familiar, cuando sea posible Preparación para la integración en otros contextos alternativos al familiar cuando no es posible la reunificación. La población que puede beneficiarse del programa básico se puede caracterizar de la siguiente manera: Niños que precisando atención residencial no requieren un tratamiento especializado y pueden beneficiarse de una convivencia supervisada en un contexto de vida en grupo y acceso a los recursos comunitarios. Niños y familias que pueden beneficiarse de un tratamiento de respiro para prevenir la separación definitiva, o cuando se necesite ese apoyo (de respiro) para un acogimiento familiar. Niños o adolescentes que han cumplido un programa residencial de tratamiento y no pueden integrarse aún en su familia, por no estar preparados ellos y/o su familia, o no pueden integrarse en otro tipo de acogimiento. Menores con diferentes edades y necesidades evolutivas igualmente distintas, dado que el grado de estructuración puede ser flexible.

11 Duración: no deberá prolongarse más allá de lo que sea necesario para responder a las necesidades evaluadas y a los propósitos que se aconsejaron este tipo de intervención. Se puede utilizar en periodos cortos como tratamiento de respiro; en periodos de duración media como atención de transición hacia otros programas de atención residencial u otros tipos de atención; y periodos más largos cuando se ha de responder a las necesidades evolutivas del niño al tiempo que se le ofrece un contexto de protección. Servicios: los servicios que ofrece el programa básico son: Atención y supervisión del niño o adolescente durante las 24 horas. Desarrollo del Plan de Intervención individualizado Desarrollo de la intervención en las diferentes Áreas de la Atención Residencial. El programa básico permite grados en la estructuración de la atención y en la supervisión de los niños y adolescentes, así como en la provisión de servicios. Estos niveles se relacionan con el tipo de centro en el que se desarrolla el programa. Tipo de centro: deben ser centros integrados en la comunidad, que favorezcan la interacción con ella en el nivel requerido por los niños y adolescentes, a la vez que faciliten la utilización de los recursos comunitarios precisos. Deben estar estructurados en unidades de convivencia de pequeño tamaño para poder proporcionar la protección, seguridad y atención que los menores precisan. El tipo de centro que mejor responde a estos requisitos es aquel que permite una mayor conexión con la comunidad, como los centros pequeños de tipo piso u hogar.

12 PROGRAMA DE ATENCIÓN A LA PRIMERA INFANCIA
Debe ser aplicado cuando se trate de dar respuesta a las particulares necesidades de los menores de 0-3 años que requieren una actuación protectora fuera del contexto familiar. Los aspectos específicos que este programa añade al programa residencial básico son: Promoción de la salud, seguridad y desarrollo evolutivo adecuado en todos los dominios (físico, psicomotor, cognitivo, lingüístico y socio-emocional) y Compensación de los efectos de la especial vulnerabilidad de esos menores a las situaciones de desprotección experimentadas. Duración: el programa no debe alargarse en el tiempo al otorgarse especial énfasis y esfuerzo a la inserción del menor en un medio familiar. .

13 Especialización de servicios: este programa debe cubrir las siguientes necesidades básicas tan importantes en este periodo evolutivo: Necesidades físico-biológicas: alimentación adecuada, temperatura, higiene propia y del entorno, ritmos de sueño y de vigilia, actividad física adecuada, protección contra riesgos reales, vigilancia del estado de la salud Necesidades cognitivas y lingüísticas: establecimiento de un contexto lúdico rico en estimulación (ya que es la forma en la que los niños suelen absorber más información) y experiencias de aprendizaje adecuadas. El desarrollo lingüístico incide claramente en otra de las necesidades cognitivas de los menores que debe ser satisfecha, que es la comprensión del mundo que les rodea y esto influye muy directamente en el posterior desarrollo del niño. Seguridad emocional: esta depende fundamentalmente de los vínculos de apego, el tipo de relación con los iguales (particularmente las amistades) y la autoestima. Se considera que la vinculación afectiva con al menos una figura de apego es la tarea primordial que todo niño debe alcanzar en su primer año de vida, ya que esto supone la base de la futura construcción de la identidad personal y la autoestima. Este programa debe pues, ayudar a mantener los vínculos afectivos previos, facilitar el establecimiento de nuevos, promover la interacción adecuada con otros niños y estimular al desarrollo de un autoestima positiva en los menores.

14 Tipo de centro: la atención individualizada a este tipo de menores requiere contar con un número relativamente reducido de menores. La infraestructura del centro debe garantizar un contexto seguro y de protección y posibilitar actividades interiores y exteriores. PROGRAMA DE ATENCIÓN DE URGENCIA Debe ser aplicado cuando sea necesario proporcionar de forma inmediata un contexto de protección y atención a un niño o adolescente, al tiempo que se inicia la valoración para determinar la medida y recurso de protección más adecuados, así como el plan de Intervención con el menor y su familia. El programa de atención de urgencia debe incluir: Disponibilidad de acoger a un niño durante las 24 horas del día. Programa básico Servicio de intervención en crisis Evaluación del caso. Planificación de la intervención que se ha de seguir con el niño y de los recursos necesarios, una vez que finaliza el programa de atención de urgencia.

15 Este tipo de servicio debe proporcionarse cuando:
Existe un serio e inminente peligro para la seguridad básica del niño o adolescente. Cuando se trate de casos de abuso sexual y no haya sido posible la salida del abusador del domicilio, o esta medida resulte insuficiente. Duración: debe extenderse lo menos posible en el tiempo, ya que su objeto es afrontar una situación de crisis y preparar la aplicación de otros programas. Se recomienda limitar la duración a un máximo de 30 días, pudiendo prolongarla otros 30. Si fuera necesario agotar la máxima estancia siempre se hará después de realizar la planificación de la intervención específica a llevar con ese niño o adolescente. Especialización de servicios: este programa debe asegurar la provisión inmediata de un contexto de seguridad y protección, debe poner a disposición de los menores y sus familias un servicio de intervención en crisis para ayudarles a entender las razones que motivaron el ingreso y a resolverlas; debe realizar las evaluaciones oportunas para establecer las ayudas que precisan el niño y su familia, debe proporcionar y/o procurar aquellos servicios que el niño precise durante su estancia en el centro; debe, en último lugar, realizar las derivaciones oportunas para que el, menor y su familia reciban los apoyos precisos una vez finalizada la intervención de urgencia.

16 Contexto de seguridad y protección, debe incluir lo siguiente:
Garantizar la protección del niño o adolescente Proteger al niño, cuando sea necesario, de sus propios impulsos destructivos Un contexto de convivencia agradable. Una organización que permita satisfacer las necesidades básicas tales como la alimentación y el descanso en cualquier momento que sea preciso. Disponibilidad para proporcionar atención psicológica en aquellos casos en que se juzgue necesario. b) Admisión, es un elemento fundamental en este tipo de programas y hay que tener las siguientes consideraciones: Se debe proporcionar al menor lo antes posible una explicación de lo que está sucediendo, información a cerca del calendario de visitas familiares si éstas no resultan desaconsejadas, así como el acceso a una persona de referencia que conozca sus circunstancias y pueda ejercer como figura de confianza y apoyo. Se debe informar al niño o adolescente del funcionamiento y de las reglas del centro lo antes posible, una vez que haya recibido el apoyo preciso.

17 Debe realizarse una evaluación de la situación de salud, emocional, comportamental, social y legal del niño. Esta evaluación debe realizarse tan pronto como sea posible. Se debe notificar inmediatamente a los padres o responsables legales del menor el ingreso del niño, los motivos del mismo y cuáles son las acciones que el servicio de protección infantil tiene previsto llevar a cabo. Se debe informar del funcionamiento del centro y de las visitas a los padres o a las familiares responsables, excepto cuando no sea conveniente para la seguridad física y/o emocional del niño. c) La evaluación, ha de incluir: Evaluación de las necesidades de salud del niño o adolescente para poder responder a las mismas durante su estancia. Evaluación de su situación legal para poder realizar las orientaciones precisas. Evaluación para determinar la viabilidad del retorno del niño o adolescente a medio familiar. Evaluación para determinar los apoyos que el niño o el adolescente y su familia precisan recibir durante su estancia en el centro de atención de urgencia. Evaluación para determinar la ayuda que el niño y su familia precisan, una vez que se da finalizada la intervención de urgencia.

18 Tipo de centro: deben contar con el espacio adecuado para garantizar la privacidad en la evaluación y orientaciones iniciales. Deben disponer, igualmente, de espacios adecuados para las visitas familiares y para actividades recreativas de interior y exterior, pudiendo garantizar de esta forma mayor protección a los niños. PROGRAMA DE PREPARACIÓN PARA LA VIDA INDEPENDIENTE Debe ser seleccionado cuando se quieran algunos de los siguientes resultados: Proporcionar un contexto de convivencia a los adolescentes desde el cuál éstos puedan participar en la vida comunitaria mientras obtienen el apoyo necesario. Incorporar a los adolescentes a la vida comunitaria. Este programa puede ser utilizado para ayudar a regresar a la comunidad desde otros programas que suponen mayor estructuración y supervisión.

19 Población: este programa se dirige a la siguiente población:
Adolescentes que no cuentan con un medio familiar dispuesto a acogerles una vez finalizada la atención residencial. Adolescentes para los que no resulta viable o conveniente la convivencia con su familia. También pueden beneficiarse de este programa aquellos adolescentes que, estando próximo el entorno a su medio familiar o la integración en uno nuevo, necesitan apoyo para la incorporación a la vida comunitaria. Duración: la necesaria para lograr la preparación para la vida independiente. No debe prolongarse más de lo necesario porque puede provocar una situación de dependencia del joven que impida su evolución. Si la atención se debe dar por finalizada antes de que cuente con las habilidades y los recursos suficientes para poder vivir de forma independiente, se realizará la derivación del caso al servicio que pueda proporcionarle los apoyos precisos.

20 Especialización de servicios: ofrece una combinación de alojamiento, grupo de convivencia y orientación y apoyo personales. En concreto debe tener en cuenta el área de autonomía y responsabilidad, el área de apoyo comunitario y el momento de la desvinculación. La intervención debe comenzar en el momento de la admisión, tras la evaluación entonces realizada. Se ha de trabajar a lo largo de la estancia del menor respondiendo a los objetivos del Plan de Intervención Individualizado, adecuándose a la evolución de sus necesidades y a las nuevas capacidades que vaya desarrollando: Ámbito de vida cotidiana (habilidades de auto cuidado, compra de comida y preparación de la misma, limpieza de la casa, mantenimiento de ropa, adaptación a las normas de convivencia en el alojamiento o en el vecindario, controlar el comportamiento de los invitados). Ámbito de apoyo comunitario: habilidades relacionadas para conseguir los servicios y recursos comunitarios. Manejo del dinero: enseñar al adolescente a manejar el dinero en la vida cotidiana, así como planificar sus ingresos y gastos de forma que pueda responder a sus necesidades y conseguir sus objetivos. Alojamiento: enseñar al joven a localizar, obtener y mantener un alojamiento.

21 Otras habilidades: de convivencia social, habilidades laborales, razonamiento moral, habilidades de autocontrol. Tipo de centro: los que mejor responden a estos requisitos son los de pequeño tamaño que cumplan las siguientes condiciones: Estar plenamente integrados en la comunidad. Un funcionamiento que fomenta la utilización de los recursos y servicios de la comunidad Reducido número de residentes para facilitar la participación de los mismos Una organización que fomente la participación, la responsabilidad y la autonomía de adolescentes.

22 PROGRAMA DE TRATAMIENTO
Debe ser seleccionado cuando se quieran conseguir algunos de los siguientes resultados: proporcionar un contexto de atención y protección a aquellos niños o adolescentes que presenten dificultades comportamentales, sociales o necesidades especiales; proporcionar un entorno terapéutico para remediar estas dificultades o responder a estas necesidades al tiempo que se desarrollan las competencias del niño o adolescente. El programa residencial de tratamiento ofrece una experiencia terapéutica intensiva porque ejerce un control terapéutico del entorno. Población: va destinado a: niños que pueden beneficiarse de un entorno estructurado y de una supervisión intensiva niños que requieren un contexto protector para protegerse de ellos mismo. niños que requieren un contexto contenedor para protegerles de sus impulsos de huída, pudiendo proporcionarles, de esta forma, la intervención que precisen.

23 Se suele agrupar a los menores por edades evolutivas similares, ya que de esta forma el ambiente terapéutico se puede adaptar mejor a sus necesidades. La atención a población mixta, niños y niñas, exige siempre una mayor supervisión. Duración: no debe extenderse del tiempo requerido para lograr los cambios comportamentales, emocionales y actitudinales necesarios en el niño o adolescentes, debiendo pasar posteriormente a un programa menos intensivo. Se debe controlar el tiempo de estancia porque puede derivar en institucionalización. La duración no debe ser arbitraria. Especialización de servicios: Atención cuidadosa a los aspectos y posibilidades terapéuticas que tiene la vida diaria. Prever medidas de contención y seguridad, si los problemas de los menores lo requieren. Proporcionar la formación escolar y laboral si los problemas de los menores impiden la utilización de los servicios comunitarios correspondientes.

24 Realizar un seguimiento constante y consiguientes ajustes del Plan de Intervención Individualizado, facilitando la progresión del niño hacia mayores niveles de autonomía. Disponer de un equipo de tratamiento que trabaje de forma coordinada y resulte accesible para el niño y adolescente. Definir claramente los roles y las responsabilidades del personal. Tipo de centro: deberán estar dotados de una infraestructura que facilite la estructuración del ambiente y la supervisión necesarias. podrán ofrecer los servicios necesarios en el mismo centro los centros de mayor capacidad permiten la utilización de mayor variedad de servicios para responder a las necesidades especiales de los niños y los adolescentes.

25 PROGRAMA DE ATENCIÓN DE DÍA
Aunque la atención residencial supone la colocación del niño fuera del domicilio familiar durante las 24 horas del día, lo incluimos en este apartado porque comporte importantes similitudes con el tipo de atención residencial. El programa de atención de día debe ser elegido cuando se quieren conseguir algunos de estos resultados Facilitar la permanencia del niño en su familia en condiciones que faciliten su adecuada atención y su seguridad. Ayudar a los padres a responder a las necesidades evolutivas del niño. Maximizar la implicación parental en la educación de sus hijos. Apoyar la integración de la familia en la comunidad. Preservación de los lazos del niño o adolescentes con la comunidad.

26 Este tipo de recursos ofrece su servicio durante las horas del día que resulte necesario en base a los objetivos y a las funciones que cumple. El centro debe estar integrado en la comunidad e interactuar con la comunidad a la que el niño sigue perteneciendo. De todos los programas es en éste donde se hace mayor hincapié en el área de intervención familiar. Población: el tipo de familias para las que se ha pensado este recurso sería: Familias que se encuentran más cerca del polo de la adecuación dentro del continuum que supone la disfunción familiar. Familias que afrontan una crisis evolutiva para las cuales este programa puede funcionar como un elemento contenedor y/o protector. Familias que precisan un respiro, así como apoyo en la atención de sus hijos. Familias cuyos hijos proceden de otros dispositivos residenciales de mayor cobertura y que precisan de un recurso puente para la reunificación familiar.

27 Duración: el necesario para conseguir los objetivos iniciales
Duración: el necesario para conseguir los objetivos iniciales. Se debe utilizar periodos cortos cuando su objetivo es prestar apoyo a una familia que no puede desarrollar momentáneamente todo su potencial debido a su situación de crisis. Los periodos medios y largos deben elegirse cuando se trate de apoyar a familias que presentan características disfuncionales. Especialización de servicios: los servicios deben incluir los siguientes aspectos: Desarrollar un Plan de Intervención adecuado a las necesidades del niño. Si se detecta algún problema especial en el niño o en la familia, proporcionar una evaluación de forma que se pueda orientar la intervención más adecuada. Proporcionar a la familia, si es necesario, apoyo en situación de crisis. Orientación y entrenamiento de la familia en la atención y manejo del comportamiento del niño. Apoyo social y emocional a la familia. Orientar a los niños y a los padres en la toma de decisiones en el ámbito escolar, vocacional y profesional. Intensificar el área de apoyo comunitario. Tipo de centro: lo mejor son centros de tamaño reducido o mediano, próximos al domicilio familiar del niño o adolescentes y preparados para realizar múltiples actividades diurnas y actividades familiares.

28 1.7 PERFIL DEL MENOR y Tendencia actual Los menores residentes en los centros Terapéuticos se encuentran en una etapa de desarrollo marcado por cambios constantes (a nivel biológico, psicológico, y social) que le van a afectar en el desarrollo de la identidad personal, sus intereses, sus valores, etc. Esta etapa es la adolescencia, considerada como una de las etapas más críticas de nuestras vidas. Este periodo viene, como hemos definido anteriormente, marcado por cambios en tres niveles: Biológicos: Todo aquello relacionado con el organismo y en relación con el momento evolutivo. Se producen alteraciones hormonales, físicas, que provocan cambios en los estilos de funcionamiento. Psicológicos: relacionado con aquellos aspectos que tienen que ver con la conducta del sujeto y su comportamiento. Es aquello que aprende y caracteriza a cada persona. Socio ambientales: serían aquellas variables relacionadas con el entorno del sujeto y que refuerzan o no las conductas. En este sentido cobran especial relevancia el entorno familiar, escolar y el grupo de iguales. En esta complicada etapa surgen conflictos que pueden derivar en Trastorno del Comportamiento grave y que serían aquellos casos con los que se trabaja en los recursos residenciales especializados.

29 El trastorno de comportamiento se ha convertido en un concepto demasiado amplio en el que cabe cualquier cosa. Por este motivo debemos definir claramente dicho concepto. En este sentido consideramos trastorno de comportamiento a aquellas “ocasiones en las que los niños y/o adolescentes muestran un patrón de comportamiento antisocial que vulnera los derechos de las personas, así como las normas de convivencia y/o reglas socialmente aceptadas para su edad, siendo estos comportamientos inmanejables por personas cercanas al individuo sintomático, provocando todo ello un deterioro progresivo y significativo en el ámbito interpersonal, relacional y laboral”¹. Actualmente, los centros comienzan a atender un perfil cada vez más específico y que tiene una clara tendencia a la necesidad de atención socio sanitaria. Un perfil en el que a la inadaptación social se asocia en multitud de ocasiones una psicopatología clínica que requiere de una atención diferente _____________________________________________________________________________________ ¹ Definición de trastorno del comportamiento extraída del II Congreso Internacional sobre Trastornos del Comportamiento en Niños y Adolescentes de la FIOB (Emilio Pinto, 2004).

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