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ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (de San Agustín) Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente. Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.

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2 ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (de San Agustín) Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente. Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente. Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas. Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas. Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.

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4 Hechos 1, 1-11: “Fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos” «El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo. A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, “que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días”. Los que estaban reunidos le preguntaron: “Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?” El les contestó: “A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos. Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo”.»

5 Sal 46,2-3.6-7.8-9 R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R/. Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

6 Ef 1, 17-23: “Lo sentó a su derecha” «Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos, y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos, por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el venidero. Bajo sus pies sometió todas la cosas y le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo.»

7 Mt 28,16-20: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra” «Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.»

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9 El Evangelio de san Mateo termina con esta escena. Jesús envía a sus discípulos por el mundo con la misión de acercarlo a Él. No es acercar a Dios al mundo, es acercar el mundo y a las personas a Dios.

10 Dice la Palabra que los discípulos adoraron a Jesús, pero "algunos dudaban” No creían con facilidad, buscaban pruebas y razones para saber si el resucitado era realmente Jesús u otra persona. Nuestra vida en esta tierra estará siempre salpicada por estos dos momentos de adoración y de duda. El ser humano es capaz de adorar y dudar.

11 El Señor rompe las categorías religiosas de la época. Para los creyentes de entonces sólo se salvarían los que pertenecían a una raza, lengua o nación concreta. El resto no vería el rostro salvífico de Dios. Jesús nos invita a ir a todo el mundo para hacer discípulos a todos los habitantes del mundo.

12 Sabemos que Jesús se queda entre nosotros. Eso para el creyente no es difícil experimentarlo

13 Para muchas personas el cielo es un lugar al que llegamos después de nuestra muerte. Ante todo tenemos que decir que el cielo no es un lugar sino un estado. El cielo es estar con Dios. Conocer a Cristo y ser su discípulo ya es el comienzo del paraíso aquí en la tierra. El cielo ha comenzado ya en esta vida para los que creemos e intentamos permanecer en el Señor. Esperamos la eternidad con Él cuando nos llegue la muerte.

14 ¿Cómo acercas a los demás a Cristo? ¿Te has sentido alguna vez "olvidado" de Dios? ¿Por qué? ¿Qué es para ti el cielo? ¿Cómo está Jesús presente entre los más pobres y necesitados de la sociedad? ¿Cómo acercar a los más débiles a Jesús?

15 Ayudados por la imagen, realice una oración al Señor, teniendo en cuenta que somos peregrinos que vamos hacia el Cielo.


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