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Fiesta de la Ascensión. C Es tarea nuestra  TOMAR EL RELEVO. La fiesta de la Ascensión expresa el final del camino de Jesús y el comienzo del camino de.

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1 Fiesta de la Ascensión. C Es tarea nuestra  TOMAR EL RELEVO. La fiesta de la Ascensión expresa el final del camino de Jesús y el comienzo del camino de la Iglesia. Jesús nos deja una recomendación (permanecer unidos), una promesa (enviará el Espíritu) y una misión (ser testigos para transmitir su Buena Noticia) ¿Cómo acojo esto en mi vida? ¿A qué me compromete? Jesús se retira y deja el protagonismo a sus discípulos. Quiere que maduren, que crezcan por sí mismos, asumiendo la responsabilidad que les haga más y mejores testigos. Nadie crece viviendo siempre dependiendo de otro. Hay que saber “cortar”, “soltarse”, buscar un cierto grado de independencia… para adquirir el compromiso necesario y llevar adelante la tarea. Así me quiere Jesús, autónomo y con dinamismo, teniéndole a Él como referencia y aportando mi creatividad donde me toca vivir y actuar. Jesús supo confiar en sus discípulos aunque “todavía dudaban”, se fiaba de ellos. También yo puedo sentir que me faltan tantas cosas para tener una fe profunda, pero Jesús se fía de mí para ser su testigo.  MIRADA A LO ALTO Y LOS PIES EN LA TIERRA. Ambas cosas son necesarias. Si me olvido de una de las dos, pierdo la orientación adecuada. Mirada a lo alto para descubrir el horizonte, la meta, el sentido, la amplitud… a dónde quiero llegar. Pero si me quedo sólo en ella, me evado de la realidad. Para caminar necesito ver el horizonte que está lejos, pero si no veo el camino por donde pongo mis pies, tropiezo, no avanzo y me “estrello”. Jesús me quiere en marcha, activo, en salida, traspasando fronteras para encarnar en gestos y palabras, en acciones y anuncios la Buena Nueva. Jesús quiere que mire hacia arriba para no perder el “norte”, pero también que baje los ojos a los caminos de la vida donde hay tantas cosas todavía por hacer y se me necesita. No me quiere parado y absorto en una actitud evasiva, sino comprometido en transformar el mundo con mis cualidades, dones y carismas.  ILUMINAR LOS OJOS DEL CORAZÓN. “Ascender” tiene también que ver con una comprensión más profunda, más “elevada”, más auténtica de la vida. Ésta tiene una sentido mayor si se mira en profundidad desde la hondura y la “altura” de Dios. Necesito “iluminar el corazón” para descubrir otras presencia de Jesús a mi lado: en cada persona, en la naturaleza, en los sacramentos, en mi interioridad, en los pobres, en la Iglesia, en quienes trabajan para haya más justicia y fraternidad…. ¿Dónde descubro hoy la presencia de Jesús? ¿Dejo que se iluminen los ojos de mi corazón para encontrar a Dios de otra manera a como estoy acostumbrado? Las lecturas nos hablan de una “gran alegría” de los discípulos al sentir que Jesús les envía ¿Vivo y transmito alegría, entusiasmo, gozo de ser cristiano o más bien estoy apagado, sin fuerza, sin “chispa”? ¡Cuántas veces pensé, Jesús, que yo lo podía todo, el prepotente, el autosuficiente..., y me di de bruces con la piedra del camino! O, simplemente, desfallecí ante las primeras dificultades de la jornada. «Quedaos en la ciudad hasta que seáis revestidos de la fuerza que viene de arriba». Dentro de unos días recibirían el Espíritu Santo para fortalecerles en su gran misión evangelizadora. Con la fuerza del Espíritu todo será posible. No habrá fuerza ni poder humanos que les puedan detener. que ese mismo Espíritu pueda apoderarse de mí y convertirme en fuego permanente para arder y calentar por donde pase! Eso quiero ser, Jesús: llama, fuego, brasa, pura candela en los desiertos de la vida y del solitario caminar de tantos hombres y mujeres que se debaten entre el frío de las noches y las heladas de tantos amaneceres sin amor... Ya no quiero ser el fanático caminante que quiere bastarse a sí mismo. Siento muy dentro de mí una invitación a dejar llenarme de ti para poder ofrecer algo valioso a mis compañeros de camino. Sólo así estará justificada mi existencia. ¡Sólo así merece la pena vivir! La Ascensión no implica quedarnos pasmados, mirando al cielo, sino atentos, desde ya, a la voz del espíritu (dentro y fuera de cada uno) [J.M.R.O.] Perdón, Señor… -por mis comodidades que me impiden colaborar en la construcción del Reino. -por no saber mirar en profundidad a las personas y los acontecimientos. -por mis prejuicios, mis egoísmos y mis malos pensamientos. -por mis tristezas y pesimismos que impiden comunicar la alegría del Evangelio. **************************** Ilumina, Señor, los ojos del corazón… -de los que formamos la Iglesia, para que seamos testigos del Evangelio y sepamos descubrir a Cristo en sus nuevas presencias. -de los gobernantes, para que orienten a los pueblos por los caminos de la paz y la justicia, y no tenga que sufrir nadie. -de los enfermos y sus familias para que sientan a través de nuestra ayuda y cariño tu valiosa compañía. -de los voluntarios y misioneros, para que se mantengan fieles a sus compromisos y los desarrollen con constancia y empeño. -de cada uno de nosotros, para que descubramos la gran esperanza que nos habita y nos llene de alegría y de gozo. A Jesús. María José Bravo https://youtu.be/hxxXOo1fgQY Ponme, Señor, en marcha, despiértame de los olvidos y de mi vida acomodada, haz que abandone mi fe aletargada, que poco a poco se va diluyendo o haciéndose rutinaria. Ponme, Señor, en marcha por otros caminos y nuevas encrucijadas, con la fuerza de tu presencia que siempre me acompaña. Ponme, Señor, en marcha, quita mis miedos, rompe las cadenas que me atan; hazme buscador incansable con actitud inquieta y dinámica. Ponme, Señor en marcha, para comunicar a otros la vida experimentada, y la alegría de saber que Tú nunca me fallas. Ponme, Señor, en marcha para estar cercano a toda persona necesitada y sepa transmitirle motivos para la esperanza. Ponme, Señor, en marcha que no cierre mis oídos a la urgencia de tu llamada.

2 Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11): En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.» Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

3 Salmo 46,2-3.6-7.8-9 R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R/. Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23): Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

4 Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.» Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.


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