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BOLETIN DE SALESIANOS COOPERADORES “MARIA AUXILIADORA” SDB - BREÑA 8. LA VIRGEN LO REPRENDE 2. MENSAJE RECTOR MAYOR 7. DON RUA: OBEDIENCIA 10. VALOR: LA.

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1 BOLETIN DE SALESIANOS COOPERADORES “MARIA AUXILIADORA” SDB - BREÑA 8. LA VIRGEN LO REPRENDE 2. MENSAJE RECTOR MAYOR 7. DON RUA: OBEDIENCIA 10. VALOR: LA FORTALEZA 6. QUERIDO PADRE COSME 3. AMISTADES VIRTUALES 4. DOCTRINA SOCIAL DE LA.. 11. ORACION: OCTUBRE 12. SONRIE ES BUENO... 9. SANTIDAD SALESIANA 5. LIDERAZGO CORPORATIVO

2 2010 EL EVANGELIO A LOS JOVENES: LA FORMACION DE LOS DISCIPULOS OCTUBRE SIGUE... Hace algunos meses hemos reflexionado sobre la vocación de los discípulos, por parte de Jesús: un llamado que constituye el parte aguas de su vida, estableciendo un “antes” y un “después”, que se prolonga hasta el final, sellado con la fidelidad “hasta la muerte”. Contemplemos ahora la vida en común de Jesús y sus discípulos. En otras ocasiones, manifiestan intransigencia, típica de quien se siente “escogido” sobre los demás. Jesús los corrige porque han impedido a alguien hacer el bien en su nombre, sólo porque no era del grupo de los doce (cfr. Mc 9,38-40). En otra ocasión, los reprende porque ante el impedimento de los samaritanos de pasar a través de su región, sugieren pedir fuego del cielo para que los consuma (cfr. Lc 9, 51-56). Probablemente de ahí surgió el sobrenombre de “Boanerges, es decir, hijos del trueno” para Santiago y Juan, su hermano (cfr. Mc 3,17). Ante estas debilidades humanas, Jesús muestra ilimitada comprensión, paciencia y compasión. Sin embargo, no transige en lo que constituye lo esencial del discípulo: la fe. La fe no es “negociable”. No le interesa tener seguidores incrédulos, como la multitud que le seguía, y que ante la “dureza” de sus palabras se retira (cfr. Jn 6): “Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos?” (v. 67). En el caso de un jóven endemoniado, muestra fastidio al percibir que confunden el milagro en cuanto intervención de Dios con una acción casi mágica (cfr. Mc 9, 19ss. y par.). “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle (al demonio)? Por vuestra poca fe” (Mt 17,19-20). Esta poca fe se manifiesta, igualmente, en la incapacidad de comprender lo que dice el Señor: tanto las parábolas (cfr. Mt 13, 10ss.), que luego pacientemente les explica, como sobre todo ante el anuncio de su futura pasión: “ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle” (Mc 9,32). No es la actitud de quien simplemente no entiende, sino de quien se da cuenta que más vale no entender... En una escena central de la vida de Jesús, en Cesarea de Filipo, les pregunta sobre la opinión de la gente acerca de él; pero luego les dirige la cuestión decisiva: “¿Y vosotros, quién decís que soy yo?” (Mc 8,29): no basta estar enterados de lo que los demás dicen o creen: nada sustituye la opción personal de fe como confianza en el Señor Jesús y adhesión a Él. Esta falta de fe, que se concretiza en no querer aceptar el plan de Dios, llega al extremo nada menos que de parte del jefe del grupo apostólico, Simón Pedro, a quien Jesús, momentos después de haberlo felicitado (cfr. Mt 16,17-19), le increpa con la palabra más dura que jamás utilizó: “¡Quítate de mi vista, Satanás!, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres” (Mt 16, 23; Mc 8,31-33). El Señor les invita, no a aprender una doctrina, y menos aún a discutir académicamente sobre conceptos religiosos, sino a compartir su misión: su pasión por el Reino, el señorío de Dios-Abbá, que constituye el sentido de su vida entera. Sin embargo, no se trata solamente de un “trabajo a realizar”, de un “hacer”, sino de ser, en lo más profundo, creyentes-discípulos-apóstoles. “Llamó a los que Él quiso, y vinieron junto a Él. Instituyó doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios” (Mc 3,13-15). La invitación a ser “amigos de Jesús” no los transforma inmediatamente, o en forma automática. Es consolador contemplar a quienes serán las futuras columnas de la Iglesia con todos sus límites, defectos e incluso pecados. El Señor inicia con ellos un proceso largo y en ocasiones fatigoso de formación, que no culmina ni siquiera con su muerte y resurrección, sino que lo llevará a plenitud el Espíritu Santo, desde Pentecostés: “Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa” (Jn 16,13). Una de las dificultades que Jesús encuentra en ellos en vistas al discipulado es su orgullo y el afán de poder. Mientras el Señor comienza a anunciar su futura muerte violenta, ellos discuten sobre quién es el mayor (cfr. Mc 9,30-37). Un par de ellos, los hijos de Zebedeo, incluso se hacen acompañar de su madre, para que interceda por ellos: “Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha, y otro a tu izquierda, en tu Reino” (Mt 20,21). Pero no son sólo ellos: “al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos” (v. 24). Jesús no condena este deseo, tan humano, de ser los primeros, sino que indica cuál es el verdadero camino para lograrlo: “el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mt vv. 26-28). No les resulta fácil entender que lo que cuenta en la vida no es ser servido, sino el servir...

3 Hay situaciones ante las cuales no se puede transigir, porque en ellas está en juego la esencia misma del discipulado y del “ser de Cristo”. Todavía no hemos “tocado fondo” en la debilidad de los apóstoles. Los evangelios no nos ocultan la actitud más lamentable de su discipulado: el abandono cobarde del Maestro la noche de su aprehensión, incluyendo la vergonzosa triple negación que Pedro hace de Jesús. Sin embargo, aun en la noche oscura de su huída y de la negación no se apaga del todo la pequeña lucecita que arde en el corazón de los apóstoles: su amor a Jesús, que lleva a Pedro a “llorar amargamente” (cfr. Mc 14,72) y que, después de la crisis de la muerte de cruz, les permitirá encontrarse con el Señor Jesús resucitado y, con la fuerza del Espíritu Santo, “ser sus testigos hasta los últimos confines de la tierra” (Hech 1,8). Poco sabemos de su vida (de algunos de ellos, prácticamente casi nada), pero sí lo más importante: que fueron fieles al Señor, que vivieron la misión de ser testigos del Resucitado, y que sellaron su testimonio con su sangre, siendo todos ellos celebrados como santos apóstoles y mártires. Pero no todos... El misterio de la libertad humana ante el Amor y la Gracia de Dios manifestados en Jesús encuentra su expresión más terrible en Judas. Últimamente han proliferado ridículas hipótesis y supuestos evangelios apócrifos que tratan de exculparlo, sin ninguna base histórica o bíblica. Su cercanía “física” con Jesús no se tradujo en adhesión a Él, sino más bien al contrario: sólo podía traicionar al Señor alguien que estuviera muy cerca de Él. Por otra parte, la Iglesia nunca ha emitido un juicio definitivo sobre él -ni sobre el rechazo último del Amor de Dios por parte de ningún ser humano-. Dejemos en silencio lo que Dios mismo ha querido callar. Don Bosco, con sus primeros salesianos, supo seguir una pedagogía semejante a la de Jesús. No era, como algunos equivocadamente imaginan, un abuelo bonachón que todo lo tolera; era, en cambio, un padre extraordinariamente afectuoso, comprensivo y al mismo tiempo exigente. Él mismo dice que “cerraba un ojo, y a veces los dos, ante los defectos e imperfecciones de sus jóvenes colaboradores”; pero era inflexible en cuestiones de moralidad, pues estaba de por medio el bien de sus muchachos. No se contentaba con medianías, sino que les presentaba la “medida alta” de la santidad entendida como amistad con Jesús, y así logró realizar obras maestras como Domingo Savio y los otros jóvenes que murieron en olor de santidad. Como concretización del colegio apostólico, contemplemos aquel pequeño grupo, insignificante a los ojos humanos, que reunidos en el cuarto de Don Bosco el 18 de diciembre de 1859, se convirtieron en los pioneros de la Congregación y la Familia Salesiana: el pequeño granito de mostaza que se ha vuelto un grande arbusto que extiende sus ramas por el mundo entero para cobijo de los muchachos más pobres y abandonados. 2010 EL EVANGELIO A LOS JOVENES: LA FORMACION DE LOS DISCIPULOS OCTUBRE

4 Formo parte de la red social Facebook. Me inscribí en ella hace un par de meses con la idea de explorar ese mundo para mí tan desconocido. En poco tiempo he adquirido 269 amigos. Y las solicitudes de ingresar a mi grupo de amigos virtuales aparecen casi a diario. Me llegan solicitudes de amistad de personas que ni conozco. Eso me ha representado un conflicto interno: ¿Acepto o rechazo a ese nuevo amigo/a desconocido? He optado por una solución salomónica: aprovecho el recurso de Facebook que me indica quiénes son amigos en común con el nuevo candidato/a. Si conozco a alguien de esa lista en común, entonces doy luz verde. Pero me queda la insatisfacción de haber entablado una amistad sin siquiera conocer al elegido. Como pertenezco a la generación de los veteranos, no me resigno a llamar amigo a alguien a quien nunca le he estrechado la mano o con quien no hemos compartido alguna tarea en común o aunque sea unos buenos chistes. Aunque mi idea de amigo, en realidad sea más exigente, ya que solo a mi amigo podría contarle penas y proyectos, o compartir gustos profundos como un buen libro o una buena música. Por eso me siento incómodo con esa avalancha de amigos en Facebook. En algunos casos he intentado agrandar su foto para lograr descifrar los rasgos de su rostro. Pero Facebook no me da la oportunidad de llenar la pantalla con ese pequeño rostro enigmático que busca mi amistad. En casos más complicados, ni siquiera aparece un rostro, sino unos dibujos extraños que a lo mejor describan la personalidad de mi pretendido amigo, pero que a mí me deja a oscuras. DE LA NOBLEZA A LA BANALIDAD Heriberto Herrera / www.boletinsalesiano.info Oigo decir que las redes sociales están creciendo como la espuma, y que se trata de millones y millones de amistades que se enlazan en ese universo virtual. Eso me deja perplejo. Alguien que tenga centenares de amigos virtuales, ¿tendrá el mismo número de amigos reales a quienes darles una palmadita en la espalda, de esas que se sienten y no solo hay que imaginarlas? Acepto que las nuevas tecnologías de comunicación social me faciliten el encuentro con viejos amigos que el viento se llevó a lugares lejanos. Un videochat con un viejo amigo es algo delicioso. En tal caso, me inclino con admiración y respeto ante estas maravillas tecnológicas. Pero no envidio a las generaciones jóvenes que, en lugar de dormir sabrosamente, se la pasan chateando hasta altas horas de la noche con multitud de amistades intercambiando frases de tres palabras. Tengo la sospecha de que, en estos días de auge de las tecnologías de comunicación social, el concepto de amistad se esté devaluando. Mis 269 amigos en Facebook el día menos pensado pueden evaporarse porque me di de baja de la red social, o porque Facebook quebró, o porque... Para mí, miembro de la generación veterana, esas nuevas amistades virtuales me parecen tan frágiles y carentes de densidad que me pregunto si el término amigo resulta apropiado.

5 Los temas de la economía, la globalización, el mercado, la iniciativa privada, el trabajo, la cultura no han sido ajenos a las preocupaciones de la Iglesia, que ha elaborado a través de su historia una Doctrina Social, un cuerpo sistemático que ilumina a quienes se interesen en estas cosas tan ligadas al bien común, y, por lo mismo, a la política. Juan Pablo II explica que la Doctrina Social de la Iglesia es el “conjunto de principios y criterios que, como fruto de la Revelación y de la experiencia histórica, se han ido elaborando para facilitar la formación de la conciencia cristiana y la aplicación de la justicia en la convivencia humana”. Estos principios y criterios son de muchos tipos. Por ejemplo, el amor preferencial a los pobres, con la finalidad de que alcancen un nivel de vida más digno; el cumplimiento de las obligaciones asumidas en contratos y convenios; la protección de los derechos fundamentales exigidos por la dignidad humana; el uso correcto de los bienes propios, que redunde en beneficio individual y colectivo, de acuerdo con el objetivo social que corresponde a la propiedad; el pago de los impuestos; el desempeño adecuado y honrado, con espíritu de servicio, de los cargos y funciones que se ejercen; la veracidad, tanto en la palabra dada como en los procesos y juicios; la realización del trabajo con competencia y dedicación; el respeto a la libertad de las conciencias; la universalización de la educación y de la cultura; y la atención a los inválidos y a los desempleados. ”Desde una perspectiva negativa, se pueden señalar, entre las violaciones de la justicia, la insuficiencia salarial para el sustento del trabajador y de su familia; la apropiación injusta de los bienes ajenos; la discriminación en el trabajo y los atentados contra la dignidad de la mujer; la corrupción administrativa o empresarial; el afán exagerado de riqueza y de lucro; los planes urbanísticos que se concretan en viviendas que, en la práctica, llevan al control de la natalidad debido a las presiones económicas; las campañas que violan la intimidad, la honra y el derecho a la información; las tecnologías que degradan el ambiente, etc.” Por supuesto que la perspectiva de la Iglesia no puede ni debe ser excluyente, sino que ofrece la solución paradigmática del amor o de la caridad cristiana; por ello no se casa con ideologías, tan ligadas a circunstancias, sino que se inspira en principios y valores perennes, fundamentados en la persona de Jesucristo, primordial ejemplo de donación o gratuidad, de servicio para y con los demás. Cardenal Oscar Rodríguez M. Ni capitalismo salvaje ni marxismo, sino una promoción de la creatividad humana: “Si por «capitalismo» -expresa el Papa Juan Pablo II- se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de «economía de empresa», «economía de mercado», o simplemente de «economía libre». Pero si por «capitalismo» se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa. “La solución marxista ha fracasado, pero permanecen en el mundo fenómenos de marginación y explotación, especialmente en el Tercer Mundo, así como fenómenos de alienación humana, especialmente en los países más avanzados; contra tales fenómenos se alza con firmeza la voz de la Iglesia. Ingentes muchedumbres viven aún en condiciones de gran miseria material y moral. El fracaso del sistema comunista en tantos países elimina ciertamente un obstáculo a la hora de afrontar de manera adecuada y realista estos problemas; pero eso no basta para resolverlos. Es más, existe el riesgo de que se difunda una ideología radical de tipo capitalista, que rechaza incluso el tomarlos en consideración, porque a priori considera condenado al fracaso todo intento de afrontarlos y, de forma fideísta, confía su solución al libre desarrollo de las fuerzas de mercado.” El hombre no puede estar supeditado sólo a su realidad material. “Otra forma de respuesta práctica, finalmente, está representada por la sociedad del bienestar o sociedad de consumo. Ésta tiende a derrotar al marxismo en el terreno del puro materialismo, mostrando cómo una sociedad de libre mercado es capaz de satisfacer las necesidades materiales humanas más plenamente de lo que aseguraba el comunismo y excluyendo también los valores espirituales. En realidad, si bien por un lado es cierto que este modelo social muestra el fracaso del marxismo para construir una sociedad nueva y mejor, por otro, al negar su existencia autónoma y su valor a la moral y al derecho, así como a la cultura y a la religión, coincide con el marxismo en reducir totalmente al hombre a la esfera de lo económico y a la satisfacción de las necesidades materiales.”

6 Se trataba de la reunión mensual para revisar los resultados de la empresa. Los diez gerentes estaban presentes, ellos eran responsables del 100% de las operaciones de la organización. En ese mes sólo dos gerentes habían llegado al objetivo; el resto había quedado muy por debajo de lo esperado. Resultó una experiencia interesante escuchar de boca de los protagonistas el porqué de sus resultados; de ocho de ellos solamente escuché excusas y más excusas. Por supuesto, sus metas estaban fuera de su alcance, algo desconocido o algún fantasma había sido el culpable de sus bajos rendimientos. Escuché las expresiones usuales de la irresponsabilidad, las mil justificaciones del por qué las cosas sucedieron así. El fracaso tiene mil excusas, éstas representan el mejor escudo a la incapacidad: no me enteré, no me informaron, me chocaron el auto, se perdió, se rompió, yo no sé quién fue, el equipo falló, fueron ellos, yo no estaba, etc. En cambio, los dos gerentes, que no solamente habían alcanzado el objetivo sino que lo habían rebasado, sin aspavientos presentaron sus resultados y curiosamente nadie pidió ninguna explicación. Esto confirma que el fracaso tiene mil excusas y el éxito no requiere explicación. Cada vez que usted no logra lo deseado, ¿Se pregunta a sí mismo en qué falló? ¿Se interesa por el éxito de los demás y les pide que le expliquen qué hicieron para triunfar? ¿Se atrevería de hoy en adelante a no buscar más excusas y a enfrentar valerosamente sus fallas para aprender de ellas? La palabra “excusa” me suena como a excusado (o sea, el inodoro), donde se depositan los desechos de la mediocridad, de quienes buscan instintivamente la forma más rápida de evadir lo que es su propia responsabilidad. Son ciertamente seres “raros” aquellos que no viven disculpándose, porque saben asumir sus errores. Toda experiencia, ya sea negativa o positiva, trae implícita una valiosa lección. Así como el científico asimila cada fracaso como una posibilidad más que lo acerca al éxito, el error le indica en forma clara a toda persona lo que no debe repetir, asimilando las adversidades con un auténtico espíritu de aprendizaje. Debemos saber con certeza que no dejaremos de fracasar, así como de triunfar. Lo importante entonces, no es la experiencia, sino qué hacemos con ella. Miguel Angel Cornejo Enciclopedia de la Excelencia - Infinitud humana Tomo VII Hay quien, por sus equivocaciones ante la adversidad, se deprime y se atormenta demasiado tiempo; hay otros, los peores, que se consideran inocentes de los malos resultados y echan la culpa a otros. Desafortunadamente estas personas que se niegan a crecer y se sienten como los seres perfectos de la creación, se han declarado a sí mismos “producto terminado”, sólo esperan a que finalmente los entierren, para que los gusanos disfruten de sus restos. Por supuesto, los menos son aquellos gigantes que no cesan de crecer, pues hacen de cada experiencia una lección. Han liberado a su genio interior, cuya característica principal es que no cesa de aprender. Obviamente, no hay límites de expansión para este tipo de personas. Un día antes de su ejecución, Sócrates sorprendió a sus seguidores pues aprendía una difícil composición. Su justificación fue que ese día aún podía aprender algo más. Su espíritu de aprendizaje no tenía límites. La libertad significa ejercer nuestra capacidad de decisión, así como asimilar sus consecuencias. Sólo se es auténticamente libre cuando se actúa responsablemente. El primer deber que nos impone la libertad es asumir con responsabilidad las consecuencias de cada una de nuestras acciones. Cuando nuestra actitud en la vida es analizar cada experiencia vivida, ya sea de éxito o fracaso, para extraer de ella la lección que trae implícita, logramos desarrollar una conciencia expansiva que día a día tendrá mayor capacidad de comprensión, y por lo tanto lograremos ser cada día mejores. De hoy en adelante no busque más excusas, reconozca su propia responsabilidad en cada resultado obtenido. Con esta actitud se abrirá paso para lograr ser una persona extraordinaria, cuyo límite solamente usted podrá fijar. Tenga la seguridad de que usted está llamado a ser una persona para quien el infinito será su única frontera.

7 Estuvo durante 20 años a cargo de la Delegación Inspectorial de los Salesianos Cooperadores del Perú, apoyó en la formación de los salesianos dando clases en la Casa de Formación, trabajó en el Colegio Salesiano Rosenthal, se desempeñó como Director en el Oratorio del Rímac donde lo recuerdan por las iniciativas para promover a los muchachos y a sus familias de la pobreza a través de la educación formal y la inserción laboral. Fue promotor de la construcción del Templo votivo a Don Bosco que es un centro de espiritualidad juvenil y popular para el populoso barrio bajopontino. En ese periodo apoyó a la Arquidiócesis de Lima por 15 años como Vicario Episcopal para las Religiosas. La Congregación en el Perú le confió la causa de beatificación y canonización del salesiano Monseñor Octavio Ortiz Arrieta Obispo de Chachapoyas a la que se dedicó compilando los testimonios y ordenando la documentación pertinente de quien hoy es venerado como Siervo de Dios. Hoy le hace ya compañía. En estos últimos años residía en la Casa Salesiana “San Francisco de Sales” ofreciendo su servicio como confesor. Ni la edad ni los achaques abatieron su espíritu pues con ánimo intrépido llegó a visitar una zona misionera en Andoas alegre y jovial de poder anunciar al Señor. La Familia Salesiana gozó de su cuidado y dedicación. Últimamente era el Responsable de la animación de los Voluntarios con Don Bosco, grupo de consagrados seculares. El padre Robredo fue un digno ejemplo por su entrega y amor por los jóvenes. Su ánimo jovial, su lucidez intelectual, su apertura al mundo de la cultura y del diálogo y su testimonio como salesiano de Don Bosco. UN AMIGO QUE NOS MARCA EL CAMINO www.infoans.org El miércoles 6 de octubre del 2010, en la ciudad de Lima se extinguió la vida de un gran misionero, el padre Cosme Robredo Galgera, en la Clínica Tezza, que prestó sus servicios a la Inspectoría “Santa Rosa” de Perú siempre dedicado a servir a los más pobres. El padre Cosme, fue un salesiano eminente que consagró su vida hacia los demás, nació en Asturias - España en el año 1927, de talla intelectual notable, tenía una gran pasión por la música así como un profundo amor a Don Bosco. Sirvió con esmero ingenio y creatividad a la Congregación en varios servicios de animación y de gobierno de la Inspectoría de Madrid y cuando cesó en sus funciones como Inspector, aceptó con generosidad el llamado misionero hacia el Perú. En 1985 llegó a Perú para apoyar diferentes empeños de la Inspectoría.

8 FIGURA HUMANA Y ESPIRITUAL DEL BEATO MIGUEL RUADon Pascual Chávez Villanueva La consagración a Dios de todo religioso se funda en el ofrecimiento de sí mismo por medio de los consejos evangélicos de obediencia, pobreza y castidad. El primero de estos consejos, según la tradición salesiana, es la obediencia. Al final de 1909 Don Rua tenía ya 72 años y su salud estaba gravemente afectada. El 1 de enero de ese año escribe su penúltima carta a todos los Salesianos. En ella decía: «Las Constituciones salidas del corazón paterno de Don Bosco, aprobadas por la Iglesia, infalible en sus enseñanzas, serán vuestra guía, vuestra defensa en todo peligro, en toda duda y dificultad. Con san Francisco de Asís os diré: Bendito sea el religioso que observa sus santas Reglas. Ellas son el libro de la vida, la esperanza de la salvación, la médula del Evangelio, el camino de la perfección, la llave del Paraíso, el pacto de nuestra alianza con Dios». En toda su vida Don Rua había manifestado una obediencia absoluta, tan ‘absoluta’ que Don Bosco alguna vez bromeaba. En la deposición para el proceso de beatificación, el Rector Mayor don Felipe Rinaldi testificó: «Don Bosco llegó a decir: ‘A Don Rua no se le dan órdenes ni siquiera en broma’, tal era su prontitud en ejecutar cualquier cosa que le dijese el Superior... A Don Rua le resultaba facilísima la obediencia, porque era profundamente humilde. Humilde en el comportamiento, humilde en las palabras, humilde con los grandes y los pequeños». Y no obstante también la humilde obediencia de Don Rua fue sometida a dos durísimas pruebas. De la Santa Sede recibió dos órdenes que hirieron en lo más vivo su sensibilidad. Hasta 1901 «los Superiores y Directores Salesianos, fieles al ejemplo de Don Bosco, veían grandes ventajas en confesar ellos mismos tanto a los religiosos como a los alumnos de sus casas. Don Rua confesaba con gusto en el Oratorio y fuera de él, porque estaba convencido de que esta tradición era uno de los ejes del método salesiano. Por eso quedó dolorosamente sorprendido cuando un decreto del 5 de julio de 1899 prohibió a los Directores de las casas de Roma confesar a los alumnos. Según el Santo Oficio, esta norma estaba dirigida a salvaguardar la libertad de los penitentes y a evitar posibles sospechas sobre el gobierno del superior. Temiendo, justamente, que se llegase a disposiciones para más extensión, Don Rua trató de contemporizar. Pero un segundo decreto, del 24 de abril de 1901, prohibía explícitamente a todos los Superiores Salesianos escuchar en confesión a cualquier persona dependiente de ellos. Entonces, encontrándose preso entre dos fidelidades, intentó dar algún paso, que le supuso una convocatoria en Roma, donde tuvo que sufrir una corrección personal del Santo Oficio; y se le intimó a que dejase inmediatamente Roma. Él se sometió sin dudarlo, pero con el alma profundamente dolorida». SIGUE...

9 Don Pascual Chávez Villanueva Don J. Barberis, que vivió junto a Don Rua aquellas dolorosas y tensas jornadas, dejó este testimonio: «Tal vez sea yo el único que conozca las cosas en todos sus detalles... Don Bosco introdujo en nuestras casas la práctica de que el Director fuese también confesor: no puso esto como obligación; no consta en ningún artículo de las Constituciones, ni de los Reglamentos, pero se introdujo por sí misma y no se advirtió ningún inconveniente... Por tratarse de una costumbre introducida por Don Bosco, costumbre mantenida durante casi 70 años, y al constar en el Decreto ‘Los Superiores provean dentro del año...’, Don Rua se creyó autorizado a seguir algún tiempo como hasta entonces... para tener tiempo de aconsejarse... con importantísimos personajes, entre los que recuerdo al Cardenal Svampa, Arzobispo de Bolonia... Pero apenas advirtió en toda su extensión la importancia del Decreto, inmediatamente se apresuró a comunicarlo a toda la Congregación, con fecha de 6 de julio de 1901». En 1906 otra decisión de la Santa Sede forzó su obediencia a una nueva dura prueba, aceptando que se afectase nuevamente la herencia recibida de Don Bosco. Desde su fundación, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora estaba agregado a los Salesianos. La unión de las dos Congregaciones estaba asegurada por una dirección común. «El Instituto de las FMA -decían sus Reglas- está bajo la alta e inmediata dependencia del Superior General de la Sociedad de San Francisco de Sales... Concretamente, este Superior delegaba sus poderes en un sacerdote salesiano, que tenía el título de Director general del Instituto FMA. En el plano local, se hacía representar por los Inspectores. El gobierno interno del Instituto, en cambio, estaba en las manos de la Superiora general y de su Capítulo. Don Bosco consideraba preciso este régimen». Para poner orden en las familias religiosas que proliferaban en las últimas décadas, la Santa Sede publicó un Decreto que ordenaba: una Congregación femenina de votos simples no debía depender de ningún modo de una Congregación masculina de la misma naturaleza. El quinto Capítulo general de las FMA, reunido en 1905, manifestó temor y ansiedad ante aquella decisión. Aun declarando la debida obediencia a lo que disponía la Iglesia, con votación unánime declaraban que era su voluntad depender del Sucesor de Don Bosco: bajo esa dependencia el Instituto había tenido su rápido e inesperado desarrollo, a los Salesianos habían recurrido cuando habían surgido dificultades con las autoridades civiles y religiosas; su seguridad para el futuro la tenían en el espíritu del Fundador común. Pero Roma respondió exigiendo la obediencia. Cuando se informó al Capítulo general, escribe don Eugenio Ceria, fue como un rayo en un cielo azul. El Papa Pío X, cuando recibió a la Madre General y a sus Consejeras, con sentido de grande y cordial comprensión, dijo: «Estad tranquilas: se trata sólo de una separación material y nada más». En 1906 la Santa Sede transmitió a Don Rua el texto modificado de las Constituciones de las FMA. En 1907 el texto se entregó al Capítulo extraordinario de las FMA. «La disposición fundamental concernía a la total independencia de las dos Congregaciones, tanto en el gobierno como en la administración y contabilidad. Los Salesianos se ocuparían de las FMA - limitadamente en el campo religioso- únicamente si lo pidiesen los Obispos». El beato don Felpe Rinaldi, Rector Mayor de los Salesianos, depuso bajo juramento sobre Don Rua: «Recuerdo su sumisión sin reserva al Decreto para la separación de las Hijas de María Auxiliadora del Instituto de los Salesianos. Después de este Decreto se mantuvo tan reservado que no se atrevía ya a intervenir de ningún modo en sus asuntos, a no ser que le invitasen las Superioras o se le consultase en asuntos de alguna importancia. Esta reserva la mantuvo hasta que Pío X le dijo que las Hermanas tenían todavía y siempre necesidad de la dirección de los Salesianos, especialmente en la gestión de los asuntos materiales, en la dirección escolar y para conservar el espíritu de Don Bosco. Entonces cobró ánimo y volvió a ser no sólo padre, sino también Director».

10 Don Bosco había hablado mucho y muy fuertemente acerca de la gran responsabilidad de quien no le da un fin social a sus riquezas. Claramente había dicho a los ricos en sus conferencias: “Si ahora no dais voluntariamente parte de vuestras riquezas a los necesitados, un día las tendréis que dar obligados por el puñal que os pondrán enfrente. Dad, dad mucho, antes de que los pobres lleguen al límite de su capacidad de aguante y os vengan a exigir con violencia lo que deberíais haber repartido de buena gana”. Y él deseaba escribir un libro acerca de la gran responsabilidad que tiene cada uno de hacer de sus riquezas algo que redunde en bien de todos. Pero muchos le decían que él era muy exagerado a este respecto, y que no convenía hablar de estos temas. Así que no se atrevió a escribir su deseado libro. Después de este sueño llamó al Padre Francesia y le pidió que escribiera una obra acerca de este tema tan importante. Poco después apareció un libro de dicho sacerdote, bajo el título de “Al Paraíso por medio de las riquezas”. Don Bosco siempre creyó en la frase de Jesús: “Dad limosna según vuestras posibilidades y todo será puro para vosotros” Lucas 11, 41 San Juan Bosco y María Auxiliadora y los famosos sueños del Santo (págs. 191 a 192) Padre Eliécer Sálesman El 4 de Junio de 1887 (apenas unos meses antes de la muerte del Santo), Don Bosco narró: “He visto a Nuestra Señora la Virgen María en un sueño y me ha reprochado mi silencio acerca del buen uso que se debe hacer de las riquezas. Entre otras cosas me dijo: que muchas almas se condenan por faltar contra el sexto y el noveno mandamiento, pero que hay también muchas que se pierden por haber hecho mal uso de las riquezas. Y se quejaba Ella de que los sacerdotes no se atrevan a hablar de este argumento desde la cátedra sagrada”. (MB 13, 361).

11 SANTIDAD SALESIANA ORATORIO EN RIMINI Alberto Marvelli nació en Ferrara el 21 de marzo de 1918, siendo el segundo de 11 hermanos. Cuando se trasladó a Rimini con su familia, empezó a asistir allí al Oratorio Salesiano. Siempre fue disponible; llegó a ser catequista y animador: la mano derecha de los Salesianos. Le gustaba y practicó todo tipo de deportes. Tomó como modelos a San Domingo Savio y a Pier Giorgio Frassati. A los 17 años escribió su proyecto de vida y lo renovó a lo largo de su vida. ACCION CATOLICA Ingresó al grupo Oratoriano de la Acción Católica convirtiéndose pronto en su presidente parroquial. Brindó sus servicios a la Iglesia en Rimini como vicepresidente diocesano de la Acción Católica. Como estudiante de ingeniería en Bologna, tomó parte activa en la Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI), permaneciendo fiel con sacrificio a la Eucaristía diaria. TRABAJO CON LA FIAT, TURIN En junio de 1942 se graduó y empezó a trabajar en la Fábrica Italiana de Automóviles (FIAT) en Turín. Hizo su servicio militar en Trieste; y logró llevar a muchos de sus compañeros a la Eucaristía. Durante la II Guerra Mundial fue un apóstol de los desamparados y una verdadera providencia para los pobres. ASESOR MUNICIPAL EN RIMINI Después de la entrada de los Aliados a Rimini, fue nombrado asesor municipal del departamento de vivienda y reconstrucción e ingeniero a cargo de Ingeniería Civil: “Los pobres pasan de inmediato”, decía; “los otros pueden esperar”. CANDIDATO DE LOS DEMOCRISTIANOS Aceptó ser candidato para las elecciones en la lista de la Democracia Cristiana. Fue reconocido por todos como un cristiano comprometido, pero no partidista; tanto que un adversario comunista diría: “No me importa si mi Partido pierde con tal que el Ingeniero Marvelli sea elegido alcalde”. Fue beatificado el 5 de setiembre de 2004 en Loreto, Italia, por el Papa Juan Pablo II ALIMENTADO POR LA EUCARISTIA El Obispo lo designó presidente de los graduados católicos. Su devoción mariana y eucarística fueron realmente las columnas que sostenían su vida. En su diario escribió: “Qué mundo nuevo se me abre contemplando a Jesús en el Santísimo Sacramento. Cada vez que recibo la Santa Comunión, cada vez que Jesús en su divinidad y humanidad entra en mi, en contacto con mi alma, es un encenderse de santos propósitos, una llama que quema y que consume, pero que me hace tan feliz”. BUEN CRISTIANO Y HONESTO CIUDADANO Murió al ser atropellado por un camión militar el 5 de octubre de 1946. Fue, como quería Don Bosco, un buen cristiano y un ciudadano honesto, comprometido con la Iglesia y la sociedad con un corazón salesiano. Cuando joven, su lema era: “VIVIR AVANZANDO HACIA ARRIBA O MORIR” SIGUE...

12 SANTIDAD SALESIANA Mujer extraordinaria que nació en Europa en 1904. Es considerada como una de las más grandes místicas del siglo XX, ya que no sólo se destaca por sus virtudes y convicciones, sino que además es una alma privilegiada que vivió durante 17 años sólo de la Eucaristía. Alejandría quedó postrada a muy corta edad a una cama por proteger su pureza. Desde entonces aprendió a aceptar su sufrimiento y ofrecerlos por la salvación de las personas. El Señor le concedió vivir los dolores de la pasión todos los viernes, cosa que experimento 182 veces (1838-1842). Durante un tiempo, le pidió al Papa que consagrará el mundo al Corazón Inmaculado de María, cosa que hizo el Papa Pio XII en 1942. Alejandría se hizo Cooperadora Salesiana en 1944 y paso el resto, no sólo orando sino que además de estar en cama, atendió a los miles que solicitaban verla. Salesiano Cooperador, que fue muerto por odio a la fe en España en 1936. Su vida fue un ejemplo para la juventud entera. Hombre centrado en sus convicciones y solidario con los demás. Llegó a ser un brillante dirigente sindical católico. En la mañana del 2 de octubre, antes de ser conducido al lugar donde lo iban a ejecutar, se quito los zapatos para ir como Jesucristo al calvario. Tampoco quiso que le vendaran los ojos. Murió de pie, junto a una encina, con los brazos en cruz, perdonando a quienes lo mataban. Mientras gritaba ¡Viva Cristo Rey! fue acribillado. 13 DE OCTUBRE – “AMAR, SUFRIR, REPARAR” BEATIFICADO EL 28 DE OCTUBRE FESTIVIDAD EL 6 DE NOVIEMBRE

13 LA FORTALEZA P. Sergio G. Román “ESTERCITA Estábamos en las oficinas parroquiales cuando de pronto se sintió temblar la tierra. En México nos han enseñado que debemos salir, si es posible, del lugar donde estamos y esa fue nuestra reacción. Una vez pasado el temblor, regresamos a nuestras ocupaciones mientras comentábamos el acontecimiento. Estercita no. Presa de un ataque de nervios lloraba inconsolable mientras su mamá trataba de calmarla. Estercita era una catequista muy joven que estudiaba para ser educadora. Su mamá nos explicó que había sufrido el terremoto de 1985 y que había sido para ella un trauma que no podía superar. Pasó el tiempo y un día llegó la flamante maestra, Estercita, llena de orgullo y me platicó que mientras estaba con sus niños en la escuela, hubo un temblor y tuvieron que desalojar el jardín de niños. Por su trauma, ella se llenó de temor, pero por su responsabilidad como maestra, dominó su miedo, ordenó a los niños y los sacó del salón hasta un lugar seguro. Una vez que estuvo a solas, se soltó a llorar. ¡Eso es la fortaleza! ¿QUÉ ES? Cuando pedía ejemplos de fortaleza para escoger uno, una joven me dijo: “Todas las mamás son admirablemente fuertes; ponga que todas ellas tienen fortaleza”, y es cierto. La responsabilidad y, a final de cuentas, el amor, dan la fortaleza para vencer las adversidades. La fortaleza es la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien en los momentos difíciles (Cfr. CEC 1808) y es un valor muy importante porque apoya a los demás valores. Para los católicos es, también, una virtud de las llamadas cardinales y uno de los siete dones del Espíritu Santo. LA FORTALEZA EN LA VIDA DIARIA El dolor puede ser tan fuerte que nos abruma, nos anula y hasta nos hace renunciar a la vida misma. Los que se dejan vencer por el dolor caen en la desesperanza y están vencidos. Ya no se puede contar con ellos, se han escapado de la vida, se convierten en carga para quienes los aman. Los que superan la adversidad, en cambio, están llenos de fortaleza y saben reconstruir, restaurar, consolar y consolarse. ¿Son diferentes unos de otros? ¿Unos son súper hombres y los otros son pobres mortales desposeídos de entereza y valentía? De ninguna manera. Entre nosotros no hay súper hombres, todos somos iguales, pero, ciertamente, unos tienen fortaleza y otros carecen de ella. ¿DE DONDE VIENE LA FORTALEZA? Los cristianos decimos que todo lo bueno viene de Dios, pero aún hablando humanamente, este valor viene de un gran amor a la vida y de una seguridad de que tenemos un lugar dentro de ella. Los que aman y son amados, los que se sienten necesarios, los que se valoran y se aman rectamente, sabrán sacar fuerzas de su flaqueza y seguir luchando a pesar de la adversidad. Los egoístas, los aislados, los que no aman a nadie, lo que sólo se preocupan por su propio beneficio, no sienten la necesidad de luchar, de resistir, de vencer. Para ellos es más fácil dejarse vencer. LAS PRUEBAS MAS DIFICILES La guerra, el hambre, el terrorismo, los cataclismos, ponen a prueba la fortaleza de la humanidad. A todas ellas se sobrepone no sólo el hombre individual, sino la sociedad misma. De las cenizas resurge el hombre fortalecido por el fuego del dolor. La muerte de un ser querido, la enfermedad propia y la de los seres amados, el desempleo, la miseria, la cárcel, la violencia, las adicciones, son las pruebas que se nos presentan todos los días y de las que tenemos que salir fortificados a pesar de las heridas. Tener fortaleza no es ser indiferente al dolor, sino saber seguir adelante a pesar de él. Reconstruir una vida no es fácil, ni se puede hacer sin la ayuda de los demás. No es falta de fortaleza saber pedir o aceptar esa ayuda para sanar de las heridas físicas y sicológicas. PARA SER FUERTE : Sé fuerte con la fuerza de Dios. No te pongas triste como los que no tienen esperanza. Conoce tus debilidades. Confía en ti mismo. Siéntete seguro de que amas. Sé consciente de tus lazos familiares. Eres necesario para los que te aman y de ti dependen; ellos cuentan contigo. A pesar de todo... ¡la vida es bella!

14 GENERAL DEL SANTO PADRE: Las Universidades Católicas Para que las Universidades Católicas sean cada vez más lugares donde, gracias a la luz del Evangelio, sea posible experimentar la armónica unidad que hay entre fe y razón. MISIONERA DEL SANTO PADRE: La Jornada Misionera Mundial Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial sea ocasión para comprender que la tarea de anunciar a Cristo es un servicio necesario e irrenunciable que la Iglesia está llamada a desempeñar en favor de la humanidad. MISIONERA SALESIANA: Familia Salesiana de la Europa Central y de la Europa Este Para que la Familia Salesiana de la Europa Central y de la Europa Este sepa, con renovado empeño, ánimo, humildad y paciencia, empeñarse en la evangelización de los jóvenes. Sólo hace veinte años algunos países de la Europa Centro-oriental han salido de un largo período de la dominación de los regímenes totalitarios (Polonia, Lituania, Ucrania, Bielorrusia, Rusia, Georgia, Eslovaquia, República Checa, Hungría, Eslovenia, Croacia, Rumania, Bulgaria, Moldavia, Servia, Montenegro, Albania, Kosovo). Ahora los jóvenes de estos países están afrontando el doble desafío del consumismo y del laicismo, mezclado con lo heredado del pasado comunista ateo-materialista. En algunos de estos países todavía faltan las primeras vocaciones salesianas consagradas, los hermanos están construyendo las primeras obras educativas, para articular nuestro carisma de forma apta a su entorno cultural y religioso. La Familia Salesiana de la Europa Central y de la Europa Este sepa empeñarse en la evangelización de los jóvenes

15 scmariaauxiliadora@gmail.com OK, TU PADRE CONSIGUIO EL RATON ¿AHORA COMO LO USAMOS?


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