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Publicada porAgustín Plaza Villalba Modificado hace 9 años
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Santo Tomás de Aquino La filosofía de Averroes y el averroísmo latino.
Fe y razón en Tomás de Aquino.
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El averroísmo latino Movimiento filosófico aristotélico que surge en el siglo XIII en la Universidad de París. Se distinguió por tres tesis. Primera tesis: la eternidad del mundo. Recordemos que para Aristóteles, Dios es el motor inmóvil que mueve eternamente un mundo siempre existente que ni ha hecho ni conoce. Segunda tesis: el alma individual de cada hombre no es inmortal, sino perecedera y corruptible. Sólo es inmortal el entendimiento agente que está presente en todos los hombres y es único y el mismo para toda la humanidad. Tercera tesis: la teoría de la doble verdad, en virtud de la cual un hombre puede sostener afirmaciones contradictorias desde su condición de filósofo o de creyente. Que el alma es inmortal y el mundo es creado son verdades de fe. Que el alma es corruptible y el mundo es eterno, verdades de razón. La filosofía será siempre superior a la teología. La teoría de la doble verdad es un intento de defender la autonomía de la razón frente a la fe.
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Fe y razón en Tomás de Aquino. Los límites de la razón. La fe.
Aquino utiliza la teoría del conocimiento de Aristóteles para replantear las relaciones entre la razón y la fe sobre bases distintas a la postura de Agustín de Hipona, de carácter platónico. Según Aristóteles el objeto propio y adecuado de nuestro conocimiento no son las realidades inmateriales, como en el platonismo, sino las realidades sensibles materiales. Doble consecuencia de la teoría aristotélica de conocimiento para Tomás de Aquino: en primer lugar, la razón ha de partir siempre de la experiencia: la Filosofía ha de construirse a partir del conocimiento de las realidades sensibles. En segundo, el conocimiento que se pueda tener de Dios por la sola razón ha de ser imperfecto, analógico y aproximativo. El conocimiento natural de Dios, del hombre y de la naturaleza tiene unos límites racionales. La fe cristiana, sin embargo, proporciona noticias, más allá de estos límites, sobre la naturaleza de Dios y el destino del hombre.
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Fe y razón en Tomás de Aquino. Contenidos de la razón y de la fe (I).
La diferencia fundamental entre razón y fe: la primera es una facultad natural del alma cuya función es razonar, es decir, obtener conclusiones a partir de premisas conocidas. La fe, en sentido subjetivo, es un acto de asentimiento a una o unas proposiciones que de suyo no son evidentes ni tampoco demostrables: es un asentimiento que hace el entendimiento impulsado por la voluntad y movido por la gracia. Pero razón y fe no se contradicen, ya que ambas proceden de Dios. En consecuencia, si la razón razona bien, no puede llegar a conclusiones opuestas a lo aceptado por la fe. De lo anterior se deduce que la Teología, que se basa en las verdades reveladas y la Filosofía, producto exclusivo de la razón humana, no se identifican ni se oponen, sino que deben estar en plena armonía. No se identifican ya que son saberes distintos: una y otra tienen el mismo objeto material, es decir, estudian las mismas cosas; pero se diferencian en su objeto formal: la Filosofía considera la totalidad de lo real por sus últimas causas naturales; la Teología considera la totalidad de lo real desde el punto de vista divino; la Filosofía usa la luz natural de la razón; la Teología la luz sobrenatural de la Revelación.
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Fe y razón en Tomás de Aquino. Contenidos de la razón y de la fe (II).
Hay verdades que son propias y exclusivas de la Teología puesto que no pueden ser conocidas por la razón sino por la revelación (p.ej. El misterio de la Trinidad). Son los artículos o misterios de fe Hay verdades propias y exclusivas de la Filosofía porque son producto del pensamiento racional. Son las verdades de razón. Sin embargo, hay verdades que son comunes a la Filosofía y la Teología, puesto que han sido reveladas a todos, pero al mismo tiempo pueden ser establecidas por la razón (p.ej. la afirmación de que el mundo es creado y de que el alma humana es inmortal o la de que Dios existe). Se llaman preámbulos de fe y sólo pueden ser demostradas racionalmente por unos pocos hombres, y no sin errores y dudas. Aquino justifica los preámbulos de fe, aunque racionales, sean también revelados, por dos tipos de razones: 1) circunstanciales (la mayoría de los hombres no son filósofos ni tiene tiempo para preocuparse de esas verdades); 2) estructurales (son convenientes por la posibilidad de errar que se da en todo intelecto humano).
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Colaboración armónica entre la Filosofía y la Teología.
La Filosofía ayuda a la Teología de una doble manera: 1) demostrando rigurosamente algunas de las verdades reveladas, los llamados preámbulos de la fe (por ejemplo: la existencia de Dios o la inmortalidad del alma); 2) en el caso de las verdades o misterios de fe (el dogma de la Trinidad, de la Encarnación, etc.,) la Filosofía no puede demostrarlos, ya que son suprarracionales, pero puede ayudar a la fe de una doble manera: dando razones de congruencia, es decir, aclarando en lo posible el contenido del misterio, y refutando las objeciones que los no creyentes hacen contra las verdades de fe. Pero también la Teología ayuda a la Filosofía aportando al pensamiento filosófico nuevos conceptos como el de creación o verdades básicas en el orden moral. También sirve como criterio extrínseco a la razón, es decir, en caso de que la razón llegara a conclusiones incompatibles con la fe, tales conclusiones habrán de ser necesariamente falsas y el filósofo habrá de revisar sus razonamientos para ajustarlos a la fe. En conclusión: plena armonía, pero la Filosofía ha de ser “sierva” de la Teología (ancilla Theologiae)
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