Historia de las teorías de la comunicación. Armand Mattelart Michèle Mattelart

La Comunicación: figura emblemática de las sociedades del tercer milenio. Esquemas explicativos Pluralidad y Fragmentación Legitimidad científica

El organismo social. El siglo XIX fue el siglo de la invención de sistemas técnicos, mismos que fueron la base de la comunicación y del principio del libre cambio.

El organismo social. La Noción de comunicación se refiere a las redes físicas y se proyecta como una ideología de progreso. El pensamiento de la sociedad como organismo, como un conjunto de organismos que cumplen funciones determinadas, inspiran las primeras concepciones de una «Ciencia de la comunicación».

La división del trabajo. La comunicación ayuda a una mejor organización del trabajo en las grandes fábricas y en la estructuración de los espacios económicos.

En las grandes ciudades comerciales, la división del trabajo y los medios de comunicación van parejas con la opulencia y el crecimiento. Inglaterra Francia Revolución Industrial Defensa del territorio comecial

François Quesnay y la escuela de los fisiócratas. Inventores del «laissez faire, laissez passer». Su postulado dice que el intercambio tiene un poder creador, proclaman la necesidad y de llevar a cabo una política de construcción y mantenimiento de las vías de comunicación.

La gestión de las multitudes.

La estadística moral y el hombre medio. ¿Cuál es la naturaleza de la nueva sociedad anunciada por la irrupción de las multitudes en la ciudad? La masa se presenta como una amenaza real o potencial para toda la sociedad y esto da pie a que se introduzca un dispositivo de control estadístico de los flujos judiciales y demográficos.

Adolphe Quetelet funda hacia 1835 una nueva ciencia de la mensuración social la “física social”, donde su unidad base es el hombre medio. A partir de él se pueden evaluar las crisis y los desequilibrios del orden social. También confecciona cuadros (por ejemplo: el cuadro de criminalidad) para tener datos y así poner de manifiesto leyes de un orden moral que sería paralelo al orden físico. La estadística moral y el hombre medio.

La psicología de las multitudes.

La psicología de las masas la formulan el sociólogo italiano Scipio Sighele ( ) y el sociólogo francés Gustave Le Bon ( ).

El ensayo de Sighele, “La muchedumbre criminal”. «En la muchedumbre hay dirigentes y dirigidos, hipnotizadores e hipnotizados. Sólo la sugestión explica que los segundos sigan ciegamente a los primeros».

Le Bon ( ). Condena todas las formas de lógica colectiva, que interpreta como una regresión en la evolución de las sociedades humanas. “El hecho de que los individuos se hayan transformado en masa les dota de una alma colectiva; que les hace sentir, pensar y actuar de un modo distinto a como lo harían cada uno de ellos por separado”.

Gabriel Tarde ( ). Replica a estos autores que la edad de las muchedumbres pertenece ya al pasado y que la sociedad está entrando en la “era de los públicos”. Psicología del público: una colectividad puramente espiritual, como una dispersión de individuos, físicamente separados y entre los cuales existe una cohesión sólo mental.

La formación de un público supone una evolución mental y social mucho más avanzada que la formación de una multitud. El público sólo ha podido comenzar a aparecer a partir del primer gran desarrollo de la invención de la imprenta, en el siglo XVI. La transformación de cualquier clase de grupos en públicos se explica por una necesidad creciente de sociabilidad, que hace necesario que los asociados se pongan en comunicación regular mediante una corriente continua de informaciones comunes.

Sigmund Freud ( ) Recurre al concepto de libido: «Si el individuo aislado de la masa abandona su singularidad y se deja sugestionar por los demás, lo hace porque en él existe más la necesidad de estar de acuerdo con ellos que la de oponerse, y por tanto puede que después de todo lo haga ‘por el amor de ellos’» (Freud, 1921).

La psicología de las multitudes - Georg Simmel. Simmel ve una sociología organicista propensa a no ver las conductas individuales más que reacciones a algo dado, a hechos sociales exteriores. De tal manera que analiza los fenómenos sociales y culturales en términos de "formas" y "contenido" con una relación transitoria; desde el contenido, y viceversa, en función del contexto.