Ciudad de las Ciencias y la Tecnología de Tsukuba COMENTARIOS A LA CONFERENCIA DEL EXCELENTISIMO Dr. AKIO HOSONO, EMBAJADOR DEL JAPÓN EN EL SALVADOR (42) CIUDAD DE LAS CIENCIAS Y LA TECNOLOGÍA: UNA ESTRATEGIA PARA LOGRAR COMPETITIVIDAD Auditorium del Centro de Investigaciones y Desarrollo en Salud (CENSALUD), Universidad de El Salvador 27 de junio de 2003, 10:45 a.m.

El Dr. Hosono presentó sucintamente el esfuerzo en el que se manifestó el carácter del pueblo japonés para superar los efectos de la segunda Guerra Mundial, que en la década de los años 70´s buscaba alcanzar la competitividad de sus productos, en donde más de un 50 % de sus importaciones correspondían a petróleo y alimentos, y que necesitaba importar materia industrial y semindustrial para lograr mayor productividad y por ende la competitividad de las empresas del Japón.

El gran reto a superar era: “para crecer había que aumentar las importaciones y para aumentarlas sin fuertes limitaciones, había que aumentar las exportaciones”, y su logro no se basó en salarios bajos sino en mayor productividad, para lo cual ejecutaron la política tecnológica de: “INCORPORAR Y ADAPTAR LA TECNOLOGÍA EXTRANJERA, E INNOVAR Y CREAR LA PROPIA TECNOLOGÍA”, que en su tiempo fue novedosa y de mucho éxito, y que en el proceso convirtió el “Made in Japan” en una marca de reconocida calidad mundial.

En esos momentos de crísis económica el pueblo y los líderes del Japón, en 1971 elaboran el Plan Maestro, para proceder a la construcción de la Ciudad de las Ciencias y la Tecnología de Tsukuba, con una visión a largo plazo, teniendo en cuenta el papel determinante que tiene la ciencia y la tecnología para impulsar los procesos productivos. Lo cual es una premisa primordial en este siglo XXI en el que “la constante es el cambio” y la frontera entre la ciencia y la tecnología es difícil de reconocer.

De los impactos derivados de la construcción de la ciudad de Tsukuba es importante resaltar la creación de clusters y cadenas de valores en las áreas de la ciencia y la tecnología, que permitió el surgimiento del efecto de cooperación y de alianzas interdisciplinarias de los científicos del Japón en la informática, electrónica, biotecnología, medicina, tecnología de materiales orgánicos e inorgánicos, otras, y que les ha permitido estar entre los descubridores y lideres del desarrollo de las nanotecnologías, mediante la cual los humanos pueden construir diversos dispositivos nanotecnológicos en la escala de uno a 100 nanómetros (un nanómetro es igual a metros, o sea una mil millonésima de metro).

Sería loable un Convenio con el Gobierno de Japón a través del apoyo y acompañamiento de su honorable Embajador en nuestro país, Dr. Akio Hosono, para establecer un “Programa de intercambio de científicos y empresarios en las diferentes disciplinas científicas y ámbitos tecnológicos”, para aprender desde el interior de las ciudades de las ciencias en Japón y como una fuente de experiencias que les permita a los salvadoreños impulsar la interacción entre Universidad – Empresa, en el marco de la construcción de un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SINACTI), cuyo reto de impulsarlo es del CONACYT.

Se puede afirmar que en Latinoamérica hay variados ejemplos del traslado de experiencias exitosas en otros escenarios y contextos, con los consabidos fracasos a que esto a llevado. Sin embargo, copiar lo bueno adaptándolo a las condiciones y circunstancias propias de cada país, ya ha sido demostrado por el mismo Japón, que las adaptaciones conducidas adecuadamente, pueden llegar a ser un detonante para ayudar a alcanzar las metas trazadas.

Un mega proyecto como el del Puerto de Cutuco, en el Departamento de la Unión que está siendo desarrollado con los aportes de la Cooperación Japonesa, es un ejemplo de Proyecto de Nación que puede ayudar al desarrollo de la Zona Oriental. En ese contexto se presenta la oportunidad de planificar una “Ciudad de las Ciencias y la Tecnología de la Zona Oriental”, teniendo en cuenta que podría ser de interés para la participación de entes privados que ahora invierten en el desarrollo de zonas francas, así como de las diferentes universidades del país las que a través de mecanismos interactivos de cooperación con diversos países, podrían generar las masas críticas que se requerirán.

El CONACYT espera poder contribuir con su esfuerzo a impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología, para que esta sea una herramienta disponible para la competitividad y la productividad y contar con el apoyo de la experiencia que tiene el honorable embajador del Japón en El Salvador, para que un día no lejano poder afirmar con mucha satisfacción “el éxito no es para los que piensan que pueden hacer algo, sino para quienes los hacen”, pero también para aquellos que cuentan con amigos que tienen los conocimientos apropiados para lograrlo.

MUCHAS GRACIAS, por el alto honor personal y como miembro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), en mi calidad de Jefe del Departamento de Desarrollo Científico y Tecnológico, de compartir con todos Ustedes y de comentar la Conferencia del excelentisimo Dr. Akio Hosono, Embajador del Japón en El Salvador sobre la “Ciudad de las Ciencias y la Tecnología, una estrategia para mantener la Competitividad”. José Roberto Alegría Coto ( ), Auditorium del Centro de Investigaciones y Desarrollo en Salud (CENSALUD), Universidad de El Salvador 27 de junio de 2003, 10:45 a.m.