Defensa de la integración regional

Defensa de la integración Regional La defensa de la integración regional es tanto económica como política. Muchos grupos dentro de cada país no la aceptan, lo que explica por qué la mayoría de las iniciativas de integración regional han resultado polémicas y han sido titubeantes.

Defensa Económica de la Integración Las teorías económicas del comercio internacional pronostican que un libre comercio irrestricto permitirá a los países especializarse en la producción de los bines y servicios que produzcan con mayor eficiencia. El resultado es una producción mundial mayor de la que sería posible con restricciones comerciales.

Abrir a un país al libre comercio estimula el crecimiento económico, lo que produce ganancias dinámicas para el comercio La inversión extranjera directa transfiere conocimientos tecnológicos, de marketing y gerenciales a los países receptores Instituciones como el GATT o la OMC han llevado el mundo a un régimen de libre comercio, pero su éxito no ha sido completo.

En un mundo de muchas naciones y muchas ideologías políticas, es muy difícil conseguir que todos los paises se pongan de acuerdo sobre un conjunto común de reglas En este marco, la integración económica regional puede considerarse un intento por obtener mayores ganancias del libre movimiento de comercio e inversiones entre países, aparte de los que se consigue en tratados internacionales como la OMC

Es más fácil establecer un régimen de libre comercio e inversiones entre un número limitado de países vecinos que en la comunidad mundial. Los problemas de coordinación y homologación dependen en buena mediad del número de países que quieren llegar a un acuerdo. Cuantos más son los países, más puntos de vista hay que conciliar y más difícil es llegar a un acuerdo

Las iniciativas de integración económica regional están motivadas por el deseo de explotar las ganancias del libre comercio y la inversión.

Defensa Política de la Integración Enlazar economías vecinas y acentuar su interdependencia crea incentivos para la cooperación económica de los Estados vecinos y reduce el potencial de conflictos violentos. Al agrupar sus economías, los países acrecientan su poder político en el mundo

Estas consideraciones se hicieron en 1957, cuando se estableció la Comunidad Europea, precursora de la Unión Europea. Europa sufrió dos guerras devastadoras en la primera mitad del siglo XX, ambas resultado de las ambiciones irrefrenables de Estados Nacionales. Quienes querían una Europa unida siempre cultivaron el deseo de hacer que otra guerra europea fuera inconcebible