CONTUBERNIA GREGORIANA
Eran tiempos en que los romanos llevaban su lengua y cultura a remotas zonas del mundo entonces conocido…
aunque recurrían a la guerra si no eran aceptados pacíficamente.
En el año 137 antes de Cristo, Décimo Junio Bruto, un general romano, conducía a sus soldados desde la Lusitania hacia el noroeste de Hispania, que aún no estaba bajo el dominio de Roma…
pero un obstáculo insalvable les impedía el paso: atravesar el río Limia (que creían el Leteo) les haría perder la memoria y no regresar jamás a sus lugares de procedencia, con sus familias.
Décimo se echó al agua, con el estandarte, llegó a la otra orilla y desde allí llamó por su nombre a los legionarios, demostrándoles que su memoria seguía intacta.
Gracias a este acto, prosiguió el avance de las tropas.
Hasta que al llegar Atlántico y ver el sol que desparecía hundido en el mar, Décimo creyó encontrarse en el fin del mundo (Finis Terrae), y volvió sobre sus pasos.
Se enfrentó a galaicos en el Duero, volvió a Roma convertido en héroe y se le dio el sobrenombre de Galaico. Fue también procónsul de Lusitania con Cayo Mario.
Los romanos no volvieron a insistir en su afán de conquista hasta que en los años antes de Cristo Julio César subió navegando por el Atlántico hasta el Golfo Ártabro (las actuales rías de Ferrol, Betanzos y La Coruña), en busca del célebre oro de la Gallaecia.
Los habitantes de los castros siguieron oponiendo resistencia a los romanos hasta que fueron vencidos por Cayo Furnio y Publio Carisio en el Monte Medulio en el año 22 a.C., momento a partir del cual se intensificó la romanización del noroeste.
Se construyeron calzadas y puentes que permitían ir de Lugo a Roma en poco más de una semana.
Cada milla (casi metros) un miliario indicaba las distancias y el nombre del emperador que había mandado construir la calzada.
Los romanos construyeron campamentos para soldados, funcionarios y civiles dedicados a diversas profesiones, procedentes de otros lugares del Imperio.
Muchos habitantes de los castros se mezclaron con los romanos, se alistaron como legionarios y consiguieron la ciudadanía romana, ascendiendo de clase social. Los castros se romanizaron, los campamentos crecieron y se convirtieron en ciudades, como Lugo o Braga, la ciudad más importante de la Gallaecia.
En el vocabulario del ejército, contubernium es un grupo de ocho soldados que comparten una tienda de cuatro plazas: mientras cuatro hombres descansan, otros cuatro hacen fuera la guardia.
Nuestro objetivo será que nuestra pequeña tropa del Gregorio Marañón (contubernia gregoriana) alcance también la Gallaecia y atraviese el Leteo. Y que regrese para contar su experiencia.
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