Normas y límites: Manejo de adolescentes Por: Leonardo Aja Eslava Psicólogo – Experto en Drogodependencias leoaja@gmail.com

¿Cómo han evolucionado los adolescentes? Para el año de 1850, la palabra adolescente era totalmente inexistente para aplicársele a una persona. Se era niño, adulto y viejo. En 1850, a los 15 años una hembra humana era vista, reconocida y tratada como una MUJER ADULTA: en edad de merecer. No en vano muchas de nuestra abuelas tuvieron su primer hijo a los 15 o 16 años y eso era algo NORMAL. No eran vistas como madres adolescentes. A los 18 años un macho humano era visto, reconocido y tratado como un HOMBRE ADULTO. En Colombia, a inicios del siglo XX, la gran mayoría de la población estaba en el sector rural.

¿Cómo han evolucionado los adolescentes? Familias numerosas. Tener muchos hijos era una bendición y necesidad: más mano de obra para los deberes del campo. A los 18 años, un hombre y una mujer estaban casi obligados a conformar una nueva familia. El matrimonio se constituía en el RITO DE INICIACION de la niñez a la adultez. No había adolescentes. El concepto de ADOLESCENTE, solo empieza a usarse a mediados de los años 60. En los ambientes urbanos, la posibilidad de la emancipación a los 18 - 20 años se torna en algo inviable. Por lo tanto, hay más años de dependencia obligada frente a los padres ($). Para ese entonces, la estructura de las familias han cambiado: aumenta la población urbana, se reduce el número de hijos y las mujeres se ven obligadas a salir a trabajar fuera del hogar.

¿Cómo han evolucionado los adolescentes? Hoy por hoy, la edad de matrimonio se ha ido postergando cada vez más, las familias tienen 1 o 2 hijos y ambos padres están obligados a trabajar. Debe ser así. Ya se habla de un nuevo modelo de familia: las monoparentales. Algunas evidencias: En Colombia, por cada hombre pobre hay tres mujeres pobres. Uno de cada tres niños que nace en Colombia, carece de un padre responsable. Vemos entonces que aquello que llamamos adolescentes es un producto de la postmodernidad urbana del siglo XX. Ya se habla de que la adolescencia no se extiende hasta los 21 años, sino que incluso se plantea que llega hasta los 30 años. Coincidentemente, con la expectativa más común para contraer matrimonio en nuestros días.

Descifrando a los adolescentes Algunas cosas que debemos tener primero en consideración: Está en un proceso de construcción y definición de su identidad. Ambivalencia entre ser infante y ser adulto. Inseguridad ante la realidad por lo tanto, inseguridad ante si mismo. Para disimular lo anterior, emplea mascaras, para no hacer evidente su debilidad. Y una de las mejores mascaras es la del “bravucón”. La rebeldía, es otra forma de enmascarar su realidad la gran mayoría de la veces. Lamentablemente hay ocasiones en donde la rebeldía del adolescentes es plenamente justificada. Narcisismo: necesidad de llamar la atención.

Descifrando a los adolescentes Buscan refugio en el grupo. El grupo es importante porque les entrena en tener sentido de pertenencia y saber cuales son los roles dentro de un grupo. Puede que no reconozca la autoridad de los padres pero si reconoce la autoridad del jefe del grupo. Además, está definiendo su rol genérico y sexual. Constantemente está probando cuales son los límites.

Principales problemas cotidianos del adolescente del siglo XXI: Ve demasiada televisión. Se acuesta tarde y se levanta tarde. Casi siempre anda desarreglado. Se pelea con sus hermanos. Se enfurece cuando no consigue lo que quiere. Deja su cuarto en desorden. No cuida sus cosas. Pierde sus pertenencias. No participa en la vida de familia. Quiere estar siempre solo.

Principales problemas cotidianos del adolescente del siglo XXI: Sale con amigos indeseables. No se sabe nunca donde está. No avisa a dónde va. Fuma e incluso bebe. Lleva ropa provocativa. Se maquilla demasiado. El peluqueado es extravagante. En ocasiones lleva ropa sucia y rota.

Principales problemas cotidianos del adolescente del siglo XXI: Le va mal en los estudios. No hace tareas ni estudia. Se pasa el día comiendo. Tiene un lenguaje vulgar y grosero. Insulta a sus padres y hermanos. Miente para hacer siempre lo que le da la gana. No ayuda en la casa. No cumple sus encargos. Usa las cosas de los demás sin permiso.

Principales problemas cotidianos del adolescente del siglo XXI: Se cuelga del teléfono durante horas. Tiene un novio bastante mayor que ella. Se pasa el día escuchando música. Es irritable y agresivo. Trae amigos a casa cuando no hay nadie. Amenaza con irse de la casa. Se lleva el carro sin permiso. No hace planes junto con el resto de la familia.

Principales problemas cotidianos del adolescente del siglo XXI: Exige demasiado dinero. Es sexualmente activo. Amenaza físicamente a los demás. Deteriora las relaciones de pareja de sus familiares. EN CONCLUSION: SUFRE Y HACE SUFRIR A LOS DEMAS

Recordando algunos conceptos Nunca rogarle a un niño. Jamás los padres se deben desautorizar entre si. (O padres - colegio, colegio - padres) Lo que se promete se cumple (premio o castigo). Debe haber proporcionalidad entre premios/castigos con logros/faltas. Consistencia en el mantenimiento de las normas. Al corregir, señalar la conducta inadecuada (no me gusta que mientas) y no colocarlo a él como persona inadecuada (eres un mentiroso). Las consecuencias o implicaciones de una falta, deben estar definidas ANTES. Igual sucede con los logros y aciertos.

Al corregir, es importante no solo señalar la conducta errada, sino que debe mostrarse cual es la conducta acertada. Se debe exponer la razón, valor o principio que soporta la existencia de una regla. Hacer esto no significa que se está sometiendo a su opinión o negociación. Si, a pesar de exponer el fundamento de la norma, persiste el desacato, se acude a la razón última: “Porque yo lo digo y punto”.

No se considere agraviado por lo que los adolescentes hagan: no es nada personal, es simplemente su crisis. No tome los problemas de sus hijos como propios: deje que él maneje su vida y tome sus decisiones, pero exíjale que estas no afecten a los demás. Establezca con su hijo los límites y normas necesarias para vivir en armonía. Si su hijo tiene un problema serio, ayúdele, pero no se amargue usted la vida: no añada un problema a otro problema.

No se puede “obligar” a nadie a ser bueno: hay que venderle la idea y ayudarle con ideas y con acompañamiento. El bien de la familia está antes que el bien del adolescente. Conviene, sin embargo, conseguir las dos cosas. Desconcierte, de vez en cuando, al adolescente. No sea tan predecible que él sabe siempre qué esperar de usted. No tome decisiones sobre la marcha, ni acepte hechos cumplidos. Calma, paciencia, reflexión…y después actuar con FIRMEZA.

Si usted se sale de casillas, él lo manipula y lo domina, ganó la batalla. Tenga un interés real y genuino por las cosas del adolescente. Darle paulatinamente libertades y de responsabilidad. Las reglas también deben ser razonables y menos restrictivas según el adolescente madura y se hace más responsable. Los padres necesitan diferenciar que es importante y qué no lo es, ya que no pueden existir reglas para todo.

Mientras que algunas cosas no serán negociables, debería existir un margen para la discusión en otras. Las sanciones o castigos del tipo de no poder salir o quedarse sin paga funcionarán mejor si son establecidas con anterioridad a la infracción. Los adultos deben ser una fuente de consejo, simpatía y confort. Los chicos sólo acudirán a sus padres si saben que éstos no los avasallarán, sermonearán o criticarán. Escucharlos es lo fundamental.

POR SU ATENCION GRACIAS