1 SEMIOLOGÍA / SEMIÓTICA
Semeion = signo Logos = estudio Semiología = estudio de los signos
El intercambio de signos nos permite vivir en sociedad. Un signo es un constructo humano que nos permite mediatizar la realidad para comprenderla e interactuar con ella. El intercambio de signos nos permite vivir en sociedad.
La realidad es aquella materialidad que nos rodea, nos incluye y en la que vivimos y actuamos. Desde una perspectiva metafísica, la realidad existe objetivamente, y accedemos a ella solo en forma mediatizada, a través de los sentidos.
Llamamos real o existente a todo aquello que podemos ver, tocar, oír, gustar u oler. Para acceder a la realidad dependemos básicamente de nuestro sistema neurológico.
El límite de nuestro sistema neurológico esta impuesto por nuestra propia biología. Percibimos visualmente solo los colores comprendidos entre el rojo y el violeta. Un perro nos aventaja en el rango de sonidos audibles y en capacidad olfativa.
Contamos con dos vías para conocer la realidad: Para mantener el margen de error proveniente de los sentidos lo más bajo posible, la mente procesa esta información, la organiza y sistematiza. Contamos con dos vías para conocer la realidad: La perceptual, con sede en los sentidos, y la conceptual, con sede en la mente.
Nuestra mente almacena imágenes, que son el resultado operativo de la actividad biofísico química del funcionamiento cerebral en la zona denominada hipocampo. El cerebro establece relaciones entre ellas y lo que representan y también entre ellas mismas.
Esta capacidad cerebral nos permite realizar la actividad de pensar, y a partir de este hecho surge el fenómeno de la inteligencia, pues se puede recrear toda la realidad en nuestra mente aún cuando ésta ya no esté presente.
Esta facultad de nuestro cerebro nos permite “comprender” la realidad conociendo las cosas y objetos, estableciendo relaciones allí donde parecen existir objetivamente, y allí donde no existirían sino subjetivamente, es decir, existen sólo en la mente del sujeto pensante.
Comenzamos a “entender” que una cosa son los objetos, y otra, las relaciones que podemos establecer entre ellos, y que estas últimas empiezan a ser mucho más importantes que los objetos mismos.