El ecumenismo La política La Libertad religiosa Los católicos La discriminación El proselitismo Los derechos humanos

Nada de sectas, por favor; somos franceses Los Estados Unidos ven la nueva legislación de Francia (2001) como otro paso hacia la restricción de la libertad religiosa y están preocupados por el ejemplo que dicho país está dando al resto del mundo. La libertad fue el gran clamor tanto de la Revolución Francesa como la Revolución estadounidense, pero desde el comienzo, estos dos países no compartieron el mismo concepto de libertad religiosa. Dios está prácticamente ausente en la Declaración Francesa y la libertad religiosa se acepta tímidamente.

La primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos declara: “El Congreso no aprobará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del estado, o prohíba practicarla libremente”. El sueño de muchos revolucionarios franceses era organizar una iglesia estrechamente relacionada con el estado. Una iglesia independiente del Vaticano, pero bajo la autoridad del rey. Nada de sectas, por favor; somos franceses

Para los revolucionarios franceses, la libertad religiosa no era el asunto más importante; transferir el poder del rey al pueblo era la reforma clave. El rey y los aristócratas creían que el rey lo era por la gracia de Dios. No tenia que rendir cuentas a nadie más que a Dios. Tenía el derecho de tolerar o no tolerar otras religiones fuera de la iglesia oficial. Francia facilitó la protección de los derechos humanos y de la tolerancia religiosa, aunque no de la libertad religiosa. Nada de sectas, por favor; somos franceses

Desde aquel entonces, la tolerancia religiosa y la intolerancia antirreligiosa se han ido alternando en Francia. El control de la religión por parte del estado es muy aceptado como una forma de proteger a todos los ciudadanos. El concepto de tolerancia, más que el de libertad religiosa, ha inspirado a los gobernantes. “Tolerancia bajo control” es probablemente la frase más exacta para describir la política actual. Como resultado, estadounidenses y franceses raramente han compartido el mismo acercamiento a la religión. Nada de sectas, por favor; somos franceses

Para los estadounidenses, la religión es un factor esencial para mantener una sociedad democrática y para proveer un alto nivel de valores y solidaridad. Para franceses republicanos y humanistas seculares, la religión –especialmente las sectas- es un oponente potencial a la libertad y a los derechos humanos. Discrepancias entre estadounidenses y franceses

Las sectas, que con frecuencia incluyen minorías o nuevas religiones, son más o menos equiparadas con el crimen organizado. La política gubernamental hacia las así llamadas sectas peligrosas tienden a generar un clima de hostilidad que alienta el prejuicio y favorece la discriminación. Discrepancias entre estadounidenses y franceses

El modelo francés ha captado el interés por parte de América del Sur, Asia y algunos antiguos países comunistas de Europa. En muchos países los gobiernos y las sociedades tienen problemas con el nuevo pluralismo religioso, y se sienten más cerca de la propuesta francesa por su historia y su contexto interno, que del modelo estadounidense. En opinión de muchos, Estados Unidos, con su pluralismo religioso, es demasiado único para constituir un modelo realista. La mera tolerancia es solo una estrategia a corto plazo que favorecerá la discriminación a largo plazo. Discrepancias entre estadounidenses y franceses

Francia tiene antecedentes de libertad e igualdad Una democracia no necesita una legislación discriminatoria contra grupos religiosos para proteger a sus ciudadanos. Supondría un error muy simplista tratar a Francia como a un enemigo de los derechos humanos y de la libertad religiosa. Francia comete un error al equiparar a las sectas con el terrorismo, al listar a los grupos religiosos como sectas potencialmente peligrosas, al favorecer la discriminación sobre la base de la religión.