Como dicen Cliff I. Davidson y Susan A. Ambrose profesores de Carnegie Mellon University, un buen profesor sabe que el proceso de aprendizaje real no se da en el salón de clase. La información se puede introducir en el salón de clase, sin embargo, el aprendizaje real se dá después de horas, cuando el estudiante batalla con los ejercicios que extiende lo visto en clase en nuevas apliacciones, o cuando el estudiante estudia para un exámen.
De hecho, podemos es mas acertado decir que para tener una mejor idea de donde se logra el apredizaje en un curso, es pensando en estudiantes en sus dormitorios trabajando individualmente en problemas difíciles, o cuado están preparandose para exámenes, haciendose preguntas unos a otros en un grupo de estudio. Y concluyen que por esta razón las tareas y los exámenes son más que herramientas de evaluación; ellas en realidad son parte vital del aprendizaje del aprendizaje”.
En su libro presentan los objetivos de un examen escrito y de una asignación[2]: –Proveer una información de lo que el estudiante ha aprendido. –Motivar al estudiante a aprender. –Ayudar a los estudiantes a pensar en nuevos conceptos en formas diferentes. –Proveer una evaluación de la efectividad del profesor. –Asignar una calificación.