Día de la Independencia ¡ Libertad !

Celebramos el 9 de Julio en Argentina uno de los acontecimientos decisivos de la historia del país: el Día de la Independencia, que fuera declarada el 9 de julio de 1816. Ante la necesidad de contar con un local para las sesiones del Congreso que se reuniría en Tucumán, se optó por la Casa de Doña Francisca Bazán de Laguna, hoy reconstruida sobre los escombros de la verdadera. Para llegar al Congreso, los diputados tuvieron que recorrer largos caminos en galeras y otros carruajes tirados por caballos. El viaje de Buenos Aires a Tucumán, por ejemplo, duraba entre 25 y 50 días. El martes 9 de julio de 1816 el diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida tuvo el privilegio de preguntar a los congresales: "¿Queréis que las Provincias de la Unión sean una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?“ Todos los diputados contestaron afirmativamente y de inmediato se labró el "Acta de la Independencia".

En distintos lugares del mundo; Estados y Naciones celebran el día de la Independencia de sus países. Es decir, que recuerdan la fecha en que dejaron de ser colonias y ya no dependían o no estaban bajo el dominio de un imperio, potencia o reino extranjero, obteniendo de este modo la libertad e independencia. Pero hubo un día en la historia; en el que la humanidad, toda, obtuvo la Libertad e Independencia. Aunque muchos no lo saben y otros no lo creen; esto es así. Ahora, Ud. o vos; quizás te preguntarás, Libertad e Independencia ¿de qué o de quién?. Pues bien: el hombre y la mujer fueron creados por Dios, según nos informa la Biblia en el libro de Génesis 1:27 y ellos eran libres, tenían absoluta libertad para elegir entre el bien y el mal, la muerte no existía en ese momento. Solamente una cosa no tenían que hacer si querían seguir viviendo en esa situación.

Había un árbol en el medio del huerto en que ellos estaban, y Dios le dijo al hombre: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comiereis ciertamente morirás”. Génesis 2:17. No se trataba de un árbol con un fruto venenoso, sino que si ellos desobedecían a esta ley de Dios, entonces comenzaría a existir la muerte en este mundo.(muerte física y muerte espiritual). Ellos conocían solamente el bien, y comer de este árbol implicaba comenzar a conocer también el mal. Tiempo después; el diablo, en forma de serpiente, indujo a la mujer para que comiera del fruto de ese árbol, y la mujer (Eva) obedeció al diablo y luego indujo a su esposo (Adán) para que él también comiera del fruto de ese árbol, y Adán también comió. Esta desobediencia a Dios, para obedecer al diablo, constituyo el primer pecado de la humanidad. (Génesis 3). Luego de este hecho, Adán y Eva fueron echados del Jardín del Edén, pero los hombres y mujeres ya no eran libres sino que estaban en esclavitud del pecado, y bajo el dominio del diablo, por haberle obedecido.

La muerte (separación) comenzó a existir, y el Ser humano quedó separado de Dios espiritualmente, lo cual constituyó muerte espiritual, y más adelante sufrió la separación entre su alma y su cuerpo, lo cual significó muerte física. Solamente algunos caminaron con Dios. Dice el apóstol Juan en su primera carta (1ra Juan 5:19) “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (o sea bajo el poder del diablo, mencionado aquí como el maligno). La Biblia dice en Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Y el Señor Jesús hablando con un grupo de personas religiosas, que se creían libres e independientes, les dijo “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham, somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿ Como dices tu: Seréis libres?. Jesús le respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”. (San Juan 8:32-34).

Pero en el verso 35, el Señor Jesucristo hace la declaración más importante, que enseña como se resuelve el problema, y dice:” Así qué, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. El Hijo o sea el mismo Señor Jesucristo es el único que te puede dar la verdadera libertad. En la cruz, el Señor Jesús pagó con su vida, derramando su sangre inocente, para darte la libertad. Dice la Biblia en la carta a los Hebreos 2:14-15 “Así qué, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él (Jesús) también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo. Y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”. El Señor Jesucristo, murió en la cruz y al tercer día resucitó, venciendo a la muerte y al diablo. Tal vez pensabas que eras libre e independiente. ¿Crees en Jesucristo?, dejame decirte que además de creer en él, también hay que creerle a él, y Cristo enseña que: si él te da la libertad, recién entonces vas a ser realmente libre.

No se puede ser neutral, tenés que elegir Si querés obtener la verdadera libertad e independencia personal, tenés que recibir a Cristo como tu Salvador, reconociendo que sos pecador/a, arrepintiéndote de todos tus pecados, y pidiéndole perdón a Dios. Cristo es la Verdad, y si el te da la libertad, vas a ser libre de las consecuencias del pecado (El infierno) e independiente del dominio del diablo en tu vida, tus pecados serán perdonados, y tendrás la Salvación eterna de tu alma, por la obra de Cristo en la cruz. No se puede ser neutral, tenés que elegir Con Cristo Sin Cristo

El día de la Independencia; de la Libertad de toda la humanidad; fue declarada por Dios, en la cruz de Cristo hace casi 2000 años y se confirmó con la resurrección de él al tercer día. Pero para obtenerla, tenés que creerlo y recibir a Cristo. ¿Querés recibir a Cristo ahora? Si lo deseás, hablá con Dios, allí, donde te encuentres, (él te oye) y decile: Señor se que soy un pecador/a, me arrepiento de mis pecados, Señor Jesús, creo que moriste por mí en la cruz, para darme la Libertad y la Salvación y te recibo ahora como mí Salvador personal. Amén. Puede enviarlo a otras personas, para que conozcan la verdadera libertad en Cristo Escrito y diseñado por Daniel Pappalardo