El yo, estructura y funcionamiento Objetivos - tope, tramitación y derivación de los impulsos del Ello (cuando y como puede). Ejerce esta función oponiéndoles una fuerza contraria: represión y derivados (asco, vergüenza, etc.) - el Yo es fundamentalmente sede de conflictos (*) - no lo es todo pero subjetivamente, se asume como el todo doble origen del Yo: proyección psíquica de la superficie corporal y experiencias corporales, relación con objetos primarios funciones yoicas: integración sensoperceptiva, control muscular, capacidad de síntesis, búsqueda de coherencia, habilidades en la comunicación, capacidades como el pensamiento, lenguaje, memoria, desarrollo de lenguaje, etc. manejo de la angustia y puesta en marcha de los mecanismos de defensa en especial, el desarrollo de afectos: - sentimiento de sí, el narcisismo - control sobre el principio de placer, basándose en el principio de realidad - importancia de los ideales (Superyo)

El Yo, estructura y funcionamiento Cuerpo erógeno, esquema e imagen corporal El Yo es solo parcialmente conciente de sí mismo. Mantiene cinco servidumbres (*), ya que se halla en conflicto con: 1) la realidad externa, que se opone a sus deseos, o por lo menos, le exige un trabajo en el intento de lograrlos 2) el propio cuerpo, sede de límites a los deseos (motrices, estéticos, sexuales, por envejecimiento, enfermedades, etc.) 3) el Ello, al que intenta dominar (ej.: pulsiones sexuales que lo urgen) 4) el Superyo, que lo compara con ideales que no puede alcanzar 5) con sus objetos más cercanos cuerpo erógeno: el organismo no existe por fuera del sujeto, está significado desde lo inconciente, es sede de placer y displacer, así como de erogeneidad (fuente de excitación sexual). Puerta de entrada al psiquismo, sin esfínteres la imagen o esquema corporal es una fantasía: representa lo que el Yo considera ser su cuerpo, por dentro y por fuera. Se acerca a la realidad objetiva o se aleja de ella, poco o mucho, está teñida de afectos (positivos y/o negativos) a veces es fuente de derivaciones patológicas, como en la anorexia nerviosa

La relación del Yo consigo mismo: el narcisismo en una definición general, es el amor a sí mismo. En el nivel de la sexualidad inconciente, es la elección del propio Yo como principal objeto del deseo, por sobre cualquier otro. Según su intensidad varía de un extremo al otro, de excesivo a demasiado escaso a) sus características derivan en parte de la relación con los objetos primarios, de funcionamientos familiares que marcan un sentido (ej.: niño desvalorizado, mimado, etc.) b) en general, evoluciona paralelamente al avance de la madurez, cuando el desarrollo marcha en ese sentido c) fluctúa a lo largo de la vida en relación a logros y fracasos, así como en relación al aporte de valoración y afecto del entorno d) no se concibe la vida psíquica sin un mínimo de narcisismo, es indispensable aunque sea de baja intensidad e) en ciertos casos, casi el principal deseo es el de no desear, motivado por rechazo a todo vínculo amoroso que pudiera acarrear sufrimiento. Se habla entonces de “narcisismo negativo”, que frecuentemente se combina con tendencias autodestructivas

Los comienzos del Yo Freud tenía como concepción, que al momento del nacimiento, en el psiquismo había casi solamente pulsiones… …más algunos mecanismos de percepción: audición, sensaciones táctiles, olfato, etc., además de las sensaciones de placer y de displacer estas sensaciones no están ligadas entre sí ni tienen significado alguno, el funcionamiento es totalmente caótico no hay posibilidades de diferenciar entre lo interno y lo externo alucinación primitiva: no se diferencia claramente percepción de alucinación como respuesta a la sensación de hambre, el bebé en primer lugar alucina, reproduce la experiencia anterior de la alimentación como si fuera actual

El límite entre el Yo y el “no-Yo” la etapa de la díada dura solamente unos pocos meses, en la que el niño tiene una “dependencia absoluta” respecto de su madre no tiene recursos psíquicos para comprender ni significar las situaciones que lo pueden frustrar. Dolor y frustración generan en él una imagen de “madre mala”, y una imagen de “madre buena” cuando logra satisfacerse. Son fragmentos inestables de imagen, que se van consolidando y remodelando con el desarrollo a medida que va desarrollando una noción de su Yo y de lo que no forma parte de él (sus límites), ingresa en la etapa de “dependencia relativa” comienza a establecerse un límite entre el Yo y el “no-Yo”, un primer orden sobre el caos inicial. La madre comienza a ser entendida como un objeto exterior a él a la vez, él mismo tiene ahora un sentimiento de sí, inicio de su sentimiento de identidad que seguirá construyéndose a la largo de toda la vida en esta etapa, es bueno que el padre pueda ejercer una función de separación (triangulación) entre madre y bebé

El Yo y los mecanismos de defensa I Otras funciones importantes búsqueda de síntesis y coherencia: trabajo de elaboración psíquica, en el intento de mejorar el control posible sobre la realidad y sobre sí mismo el Yo es la sede de la angustia (*), y la instancia que pone en marcha los mecanismos de defensa inconcientemente, percibe conflictos con sus impulsos: surge la “angustia señal”. El Yo intenta controlarla, poniendo en marcha mecanismos de defensa (intento de poner tope al impulso que produjo angustia) el psiquismo conserva registros de “angustias traumáticas”, que lo inundaron de un estímulo penoso e incontrolable (nacimiento, traumas de la 1ª infancia, etc.) el Yo intentará controlar ese estímulo excesivo, para aliviarse, ligándolo, si puede la represión: fuerza psíquica sumamente poderosa. Su origen no es pulsional, proviene de la acción del objeto sobre el niño, que éste incorpora identificándose con ellas (límites impuestos desde el inicio) surge aún antes de la prohibición edípica. Luego de dicha etapa, se erige como una fuerza psíquica principal a través del Superyo, que se constituye como una parte del propio Yo

El Yo, mecanismos de defensa, el Superyo ejemplos de represiones tempranas: los “diques” del desarrollo, pudor, vergüenza, asco, etc.. Se establecen definitivamente al culminar la etapa edípica ejemplo de conflicto del Yo: cuando una pulsión desafía al modelo del ideal (el que informa qué está bien, y qué está mal, el Superyo) el complejo de castración en acción : “si haces algo malo, serás castrado”, equivalente a ser castigado por el Superyo, a sentirse culpable, o temer la pérdida del amor del objeto el Yo puede modular las conductas reprimiendo sus impulsos, que sin embargo quedarán en el inconciente y podrán resurgir en otras situaciones de significado equivalente la severidad del Superyo tiene relación con el monto de hostilidad de los propios impulsos del niño, la severidad del Superyo de los padres, y una carencia parental en ayudar al niño a moderar esta severidad en la infancia