Miguel Rua Testo di Don Alberto Martelli SDB

En la Iglesia se identifican dos tipos de santidad: la del anuncio y la de la imitación. Cada una de ellas necesita de la otra y así la historia de la Iglesia encuentra santos a los que ha confiado la tarea de “ser copia” con otros para dar cumplimiento a la misma santidad. Este es el caso de don Bosco y don Rúa

Cuando don Bosco eligió su sucesor, no escogió a don Cagliero (que era el más parecido a él en carácter, en el entusiasmo contagioso) sino que escogió a don Rúa, con un carácter ciertamente diferente al suyo. Escoge a don Rúa, un tipo austero, reservado…

A los ocho años, huérfano de padre, con una gran franja negra cosida por su mamá en su abrigo, había extendido su mano para tener una medalla de Don Bosco.

Pero a él, en vez de una medalla, Don Bosco tomó su pequeña mano con su mano izquierda, mientras con la derecha hacía el gesto de cortar su palma a la mitad. Diciéndole: “Toma, Miguelito, toma”. Y frente a esos ojos abiertos como platos que lo miraban fija y maravilladamente, don Bosco profetizó seis palabras que fueron el secreto de su vida: “nosotros dos haremos todo a medias”.

Don Bosco quiere donarse a sí mismo a Don Rúa Don Bosco quiere donarse a sí mismo a Don Rúa.. Así es Jesús con nosotros y así a nosotros sólo queda donarnos a El, pero también el donarnos con Él a los demás.

Miguel Rúa, cuando tuvo que poner en práctica todas las obediencias que don Bosco le diera, puso siempre todas sus capacidades a disposición. No fue un calculador, no se midió, donó toda su persona a los demás, a costa de cambiar dentro de sí mismo, esforzándose a convertirse en “algo” o “alguien” quien instintivamente no hubiera escogido ser.

El “don” funciona solo cuando es total. Y Miguel lo hace inmediatamente, dona todo y al instante: es el primero a ponerse en las manos de don Bosco, antes incluso que este anuncie la decisión de fundar una Congregación.

Eres tú mismo cuando no eres tú mismo, sino cuando te conviertes en otro a quien Dios quiere que te conviertas.

“Tú veras mejor que yo la Obra salesiana ir hasta los confines de Italia y establecerse en muchas partes del mundo. Tendrás mucho trabajo y mucho sufrimiento. Lo sabes, sólo cruzando el mar Rojo y el desierto se llega a la Tierra Prometida. Sufre con ánimo, y verás que aquí abajo no te faltarán consolaciones y las ayudas de de lo alto”.

La obediencia se realiza plenamente al recorrer el mismo camino de Jesús pasando a través de la cruz, que no es un accidente del camino. Caminar hacia el Gólgota, es estar con el Señor en la fidelidad a las pequeñas cosas.

Es importante llevar la cruz con la alegría de don Bosco, con la seguridad de la resurrección. Se puede cargar la cruz con una sonrisa porque sabemos cómo es el final... “sufre con entereza” le decía don Bosco.

Don Rúa parte en octubre Don Rúa parte en octubre. Don Bosco le había escrito cuatro páginas de consejos preciosos que fueron después transcritos para cada nuevo director salesiano: éste se ha valorado uno de los documentos más genuinos del sistema educativo de Don Bosco.

Entre otras cosas escribió: “Cada noche debes dormir al menos seis horas. Busca hacerte amar antes que temer. Busca pasar en medio de los jóvenes todo el tiempo del recreo. Si surgen problemas en lo material, gasta todo lo que necesites a fin de que se conserve la caridad”.

Don Rua resume todos estos consejos, que para él eran mandamientos, en una sola frase: “En Mirabello buscaré de ser Don Bosco”.

”Estudia el arte de hacerte amar, hazte amar antes que temer”. Esta es la frase que hace cambiar profundamente a don Rúa: bajo la “coraza” un poco austera revelerá un corazón de padre que ama a todos sus hijos, consciente de su tarea de mostrar el amor de Dios a todos sus muchachos.

Si debemos creerle a alguien, creamos solo al Amor, porque es la única cosa sobre la cual se puede apostar siempre en la vida.

Busquemos siempre un amor que dé cumplimiento a nuestra vida, un amor sobre el cual apoyarnos, cuidando que este se apoye también en Dios.

El amor del cual hablamos es confiable, porque tiene sus raíces en la verdad: no finge y no lleva cuentas, no deja jamás de estar con nosotros, es el amor de Dios que se vuelve un caminar hacia el Señor porque cada día hay que amar cada vez más.

Así es Don Rúa, no se detiene jamás, hay que amar un poco más cada día, cuanto se hace nunca es suficiente porque siempre hay que amar y hacerse amar.

Sr. Alba Vernazza fma