Corresponde a latitudes medias, entre los 20 y los 60 º de latitud. Dominan condiciones de inestabilidad con bajas presiones (borrascas), lo que genera abundante nubosidad y precipitaciones en forma de lluvia. Las temperaturas no son ni muy altas ni muy bajas. Estas condiciones permiten la formación de corrientes de agua permanentes (ríos), con lo cual, el principal agente modelador es el agua en estado líquido, e influyen factores como: La litología. Según el tipo de roca, su solubilidad, permeabilidad y cohesión, el efecto del agua será más o menos notable. Así debemos tener en cuenta que en rocas calizas y salinas el efecto de disolución es más intenso; las rocas arenosas son permeables, las arcillas retienen agua pero ésta no circula fácilmente (son impermeables); las rocas silíceas (como el granito) contienen feldespatos y son susceptibles de hidrólisis, con lo que se desintegran formando arenas silíceas. La topografía. Según el desnivel o pendiente, la velocidad y la fuerza del agua serán diferentes.

Vegetación. La vegetación absorbe el agua, retiene el suelo y mitiga el efecto de desgaste. A menor desarrollo de la cubierta vegetal, mayores efectos. Clima. Cuanto más húmedo sea el clima y las precipitaciones más abundantes, mayor efecto del agua acumulada en ríos y torrentes.

Un torrente es una masa de agua encauzada pero estacional, es decir, que tiene cauce fijo pero el caudal es intermitente o no permanente. Su efecto suele ser intenso en las épocas lluviosas o durante el deshielo de la nieve de las montañas, y muy escaso en verano. Los torrentes producen las siguientes formas en el paisaje:

Formas erosivas. En la parte alta del torrente se forma la cuenca de recepción, una depresión cóncava en la que se acumula agua de la cabecera procedente de las aguas de arroyada, con lo que predomina un intenso efecto erosivo. El cauce del torrente o canal de desagüe presenta una elevada pendiente, con lo que son intensos el efecto erosivo y también el transporte de materiales de todo tamaño. Formas sedimentarias. En la base del torrente se produce un depósito brusco de los materiales arrastrados por el canal de desagüe, debido a una pérdida repentina de la pendiente. Así, los materiales quedan depositados y no clasificados, es decir, que se encuentran mezclados los de tamaño pequeño, mediano y grande. Esta zona de depósito en forma de abanico recibe el nombre de cono de deyección.

Los ríos son masas de agua de carácter permanente. Se trata también de aguas encauzadas, pero con caudal permanente durante todo el año, aunque éste se haga mucho menor en las épocas secas (periodo de estiaje). Los ríos nos dan las siguientes formas de relieve. Formas erosivas. Rápidos, gargantas, cascadas, meandros y valles fluviales Formas de sedimentación. Terrazas fluviales y deltas

Rápidos: son el resultado de la acción de las aguas del río en su curso alto sobre el fondo cuando éste está formado por rocas duras. En estos casos el fondo es irregular Cascadas: Se originan en zonas en las que se alternan materiales duros y blandos en el fondo del río en su curso alto. Los materiales duros resisten la acción de desgaste, mientras que los más blandos ceden a la fuerza del agua. El resultado es un salto de agua de hasta decenas de metros.

Gargantas: son grandes tajos excavados en la roca por la profundización del cauce del río en lugares en los que la fuerza del agua es especialmente intensa.

Son curvas sinuosas en el cauce de un río, que aparecen en el curso medio del río, que se generan y acentúan al tener el agua un efecto diferencial en orillas opuestas: erosivo en las orillas cóncavas (aguas más rápidas) y sedimentario en las orillas convexas (aguas más lentas).

Los ríos erosionan en vertical sobre su sustrato, por lo que la forma característica que labran en las zonas altas son valles con un perfil en V. En el curso medio el valle adquiere su característica forma de "artesa", las laderas del valle se alejan del cauce, de manera que el río transcurre por una llanura de sedimentos denominada "llanura aluvial". Son el aspectos más evidente de la acción de los ríos. Su perfil varía dependiendo de la zona: en el curso alto tiene forma de V, en el medio presenta forma de artesa, y en el curso bajo es muy ensanchado. El valle se ensancha y profundiza conforme el río envejece, formándose vegas fluviales.

Son acumulaciones de sedimentos a ambos lados del cauce de un río típicas de su curso medio. Se deben a la alternancia de periodos secos y húmedos o fríos y cálidos. A medida que el río profundiza su cauce, va abandonando los sedimentos correspondientes a las terrazas, de manera que las más antiguas son las que se encuentran en la zona más alta, y las más recientes las que se encuentran más abajo (más cerca del cauce actual).

Las terrazas fluviales generalmente se localizan en el curso medio a ambos lados del río y a la misma altura. Si existen varios niveles de terrazas se supone que el valle ha tenido más de un episodio de encajamiento, siendo las terrazas más antiguas las más altas topográficamente. En las terrazas escalonadas los períodos de erosión que suceden a los períodos de deposición, son más importantes que éstos, de manera que el río excava todos sus aluviones y llega al sustrato rocoso dejando sólo algunos restos de sus aluviones en los bordes del valle.

DELTA DEL RÍO EBRO Son formaciones generadas por el depósito masivo de sedimentos en la desembocadura de un río. Se forman por la pérdida de fuerza de éste en su último tramo y por la imposibilidad del mar de repartir los sedimentos, ya sea por tratarse de mares interiores o bien por un escaso efecto de las mareas. DELTA DEL NILO