Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino, 26º Domingo Tiempo Ordinario- Ciclo C Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas.
de lo que caía de la mesa del rico. (Lc 16, 19-22) Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico. (Lc 16, 19-22)
Los poderosos pueden provocar la miseria, pero no pueden contemplarla. Han diseñado su vida de tal forma que mantienen alejados a los pobres, aun por medio de la fuerza pública.
En el fondo les recuerda la imagen de lo que son en realidad. Hay algunos que no se atreven a mirar de frente a la miseria por miedo a tener que afrontarla alguna vez. En el fondo les recuerda la imagen de lo que son en realidad.
La parábola evangélica de Lázaro y el rico epulón presenta con rasgos vigorosos las condiciones que separan al pobre y al rico.
El rico organiza un banquete cada día, se viste de gala y goza de una casa que le permite esos fastos y esas pompas.
ni siquiera tiene acceso a las sobras de la mesa El pobre, en cambio, ni siquiera tiene acceso a las sobras de la mesa del rico, pasa el tiempo a sus puertas y deja ver sus llagas entre los jirones de sus ropas.
Para bien y para mal, el mañana empieza hoy. El “abismo inmenso” que un día separará al pobre del rico, refleja una situación que se ha iniciado en la vida. Para bien y para mal, el mañana empieza hoy.
No cree en la vida quien necesita el testimonio de los muertos como “Si no escuchan a Moisés y a los profetas no harán caso ni aunque resucite un muerto”. No cree en la vida quien necesita el testimonio de los muertos como el único camino para recobrar la cordura. para descubrir la fe. para practicar la caridad que salva y que redime.
Escuchar a Moisés y los profetas. Prestar atención a la Palabra de Dios que se revela por medios cotidianos y nada extraordinarios.
Señor Jesús, que nos has advertido muchas veces sobre el peligro de las riquezas. Tú quieres que descubramos la presencia de los pobres, con los que has querido identificarte. Tú nos invitas a compartir los bienes de este mundo Que a ellos les pertenecen. No permitas que ignoremos tu ejemplo y tu mensaje. Amén.
José Román Flecha Andrés Palabra del Señor, Salamanca , Editorial.Secretariado Trinitario,2007 Presentación: Antonia Castro Panero