Se caracteriza por conseguir la excitación sexual a través de la exposición de los genitales, habitualmente ante un extraño que está desprevenido. También puede referirse a un deseo potente de ser observado por los demás durante la actividad sexual. La afección también debe haber estado presente durante ≥ 6 meses.
El exhibicionista (habitualmente varón) puede masturbarse mientras se expone a sí mismo o mientras tiene fantasías de exponerse frente a otros. Puede ser consciente de esta necesidad de sorprender, de escandalizar o de impresionar al observador involuntario. La víctima casi siempre es una mujer adulta o un niño de cualquier sexo. El contacto sexual real rara vez se busca, y el daño físico al testigo desprevenido es inusual.
“Fernando, hombre de veinticuatro años de edad, llega a la consulta del psicólogo. Una vez en ella Fernando refiere que ha acudido debido a un problema que le causa un profundo malestar. Confiesa que en los últimos meses tiene la necesidad imperiosa de salir a la calle, situarse en un rincón oscuro y, cuando pasa alguna mujer, mostrarle sus genitales. Posteriormente, tras ver su reacción, procede a huir y al llegar a casa se masturba pensando en la sorpresa de la persona a la que se ha mostrado, hecho que le provoca una gran excitación y disminuye su estrés. Por este hecho, Fernando ha sido detenido y condenado en una ocasión, pero considera que volverá a hacerlo si no cuenta con ayuda, y esto le provoca gran ansiedad al considerarlo un comportamiento repugnante”se masturba
Elevado nivel de retraimiento e introversión, con una elevada falta de confianza en sí mismo que le empuja a llevar a cabo su actuación, probablemente como mecanismo de defensa. La imitación de modelos observados en la infancia, debido a la presencia de patrones de violencia y comportamientos sexuales anómalos en algunos casos de individuos con poca socialización, violencia intrafamiliar y educación excesivamente represiva de la sexualidad. Déficits en habilidades sociales y comunicativas, complejo de inferioridad, baja autoestima, impulsividad y pocas habilidades comunicativas, cosa que puede conducir a la realización de conductas consideradas inmorales, poco éticas, sorprendentes o bizarras como mecanismo de defensa.
Estimada en varones es de 2 a 4%; es menor en las mujeres. Pocas mujeres son diagnosticadas con trastorno exhibicionista. La adolescencia, pero en ocasiones el primer acto tiene lugar durante la pre adolescencia o en la mediana edad. Alrededor del 30% de los agresores sexuales masculinos que son detenidos son exhibicionistas. Tienen la tasa de reincidencia más alta entre todos los agresores sexuales y aproximadamente el 20 a 50% vuelven a ser arrestados
Los exhibicionistas también pueden tener un trastorno de la personalidad o trastorno de la conducta. Las personas que tienen esta forma de exhibicionismo pueden hacer películas pornográficas o convertirse en artistas animadores para adultos. Pocas veces tienen problemas por este deseo y por eso es posible que no presenten un trastorno psiquiátrico.
Psicoterapia, grupos de apoyo A veces medicamentos anti andrógenos ; reducen los niveles de testosterona y por ende disminuyen la líbido. Estos medicamentos incluyen agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) (p. ej., leuprolide) y acetato de medroxiprogesterona de depósito; ambos disminuyen la producción pituitaria de la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo-estimulante (FSH). Se requieren el consentimiento informado completo y la monitorización apropiada de la función hepática y las concentraciones séricas de testosterona. Cuando infringen la ley y se los considera agresores sexuales, el tratamiento suele comenzar con psicoterapia, grupos de apoyo.
American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona. Belloch, Sandín y Ramos (2008). Manual de Psicopatología. McGraw-Hill. Madrid. Cáceres, J. (2001). Parafilias y violación. Madrid: Editorial Síntesis.
El fetichismo es la atracción sexual patológica hacia situaciones y objetos que proporcionan excitación y placer. El fetichismo o trastorno fetichista es una parafilia según el DSM IV. Estas fantasías o impulsos causan malestar, deterioro social o laboral
El término según la ciencia médica describe una conducta anómala, o patrón de comportamiento donde la fuente de placer sexual no está en el coito, sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña. Las parafilias se suelen dar sobre todo en hombres, su inicio suele darse en la adolescencia y alcanza el pleno desarrollo hacia los 20 años
El fetichismo se considera un trastorno cuando esta excitación sexual interfiere en el funcionamiento sexual normal, en este caso la excitación sexual es imposible sin el objeto “fetiche”. El fetichismo se convierte en un trastorno cuando hay una fijación patológica a tener fantasías o impulsos sexuales hacia objetos (con frecuencia prendas de ropa, zapatos de tacón, objetos de cuero).
Durante al menos 6 meses, tener fantasías, impulsos o comportamientos sexuales recurrentes que implican el uso de objetos no vivos para alcanzar la satisfacción sexual. Las fantasías o conductas sexuales causan un significativo malestar o deterioro social, laboral o de otras áreas de la vida personal. Los objetos fetiches no son solo ropa femenina como medias o lencería, típicamente usadas en el travestismo, y no son objetos diseñados para la estimulación táctil genital como un vibrador. El fetichista solo logra obtener excitarse y llegar al orgasmo a través del uso de este objeto
Fetichismo del acto de mamar Fetichismo del pie Toonophilia (fetichismo hacia un personaje de comic o dibujos animados) Agalmatofilia, excitación con maniquíes Fetichismo travestida Fetichismo de cuero Fetichismo del caucho Fetichismo del pañal Fetichismo del embarazo Fetichismo médico Brontofilia, excitarse con tormentas
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