«Preparará el Señor de los Ejércitos Domingo 28º Tiempo Ordinario – Ciclo A «Preparará el Señor de los Ejércitos para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos y vinos de solera» (Is.25,6)

El Señor enjuga las lágrimas y retira el oprobio de su pueblo. La alegría se manifiesta en la celebración de un banquete al que son invitados todos los pueblos.

Su misericordia se extiende por toda la tierra. Dios es un Dios de todos. Su misericordia se extiende por toda la tierra. La salvación de Dios comporta la reconciliación universal. Por tanto, hay motivos más que suficientes para celebrar una fiesta.

Jesús le recuerda que la elección divina no es Jesús retoma esa experiencia tan humana en la parábola del rey que organiza la fiesta de la boda de su hijo. Jesús le recuerda que la elección divina no es un peso insoportable. El Reino de Dios es representado por un gran banquete de bodas.

«Tengo preparado el banquete… y todo está a punto. Venid a la boda». El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados: «Tengo preparado el banquete… y todo está a punto. Venid a la boda».

«A todos los que encontréis convidadlos a la boda» El Hijo de Dios se ha desposado con nuestra naturaleza humana. Y esa decisión comporta alegría y fiesta, amor y vida. No se puede vivir con amargura.

Los convidados al banquete lo rechazan. Unos prefieren sus intereses. Otros se sienten ofendidos por la invitación y matan a los mensajeros. Frente a la generosidad de Dios se alzan el egoísmo y el resentimiento humanos.

La parábola condena el pecado de ignorar «Muchos son los llamados y pocos los escogidos.» La parábola condena el pecado de ignorar la invitación de Dios. O de considerarla menos importante que nuestros intereses personales.

«Muchos son los llamados y pocos los escogidos.» La parábola condena el pecado de creernos con todos los derechos ante Dios. De no llevar con dignidad la vocación que él nos ha dirigido.

Padre nuestro, gracias por habernos invitado al banquete de tu reino. Perdona que a veces no aceptemos tu llamada. Ayúdanos a disfrutar de verdad la alegría de tu fiesta. Amén.

José Román Flecha Andrés Texto: EL CÁNTARO, Ciclo A –Editorial Monte Carmelo 2016 Presentación: Antonia Castro Panero